Capítulo 4

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Pequeño Rojizo yacía en el piso, dando pequeños maullidos de dolor, junto a él estaba Pequeña Nieve quien le lamía las orejas vigorosamente.

-Ya vendrán, no te preocupes!!...-

-E-estoy bien, puedo caminar hasta allá...- Diría Pequeño Rojizo levantándose pero volviéndose a tumbar al no poder reposar su peso en la pata mal herida.

-¡No te muevas! ¡No estás para caminar!- Pequeña Nieve comienza a lamerle con más cuidado la pata herida.

- Ahi! Ahi estan!!- Escucharía Pequeño Rojizo la voz de Pequeño Azulejo

Noche Azulada llegaría rápidamente y se recostaría junto a Pequeña Nieve e inspeccionaría la pata de Pequeño Rojizo.

-Parece que te la doblaste.... Puedes apoyarla?- Preguntaría Noche Azulada viendo directamente a la cara a Pequeño Rojizo.

-N-no, no consigo apoyarla bien...- Respondería Pequeño Rojizo tristemente.

-Vale... no importa, Pequeña Nieve! Porfa ayuda a tu hermano a que llegue a mi guarida, que su pata herida no toque el suelo por favor.

-Si! Noche Azulada!- Respondería Pequeña Nieve y ayudaría a Pequeño Rojizo a llegar a la guarida de Noche Azulada.

Por lo tanto Noche Azulada iría a buscar a Manchas Oceánicas, la cual al enterarse del contratiempo de su hijo salió disparada de la maternidad hacia la guarida de Noche Azulada.

-Pequeño Rojizo!!- Escucharía el gatito al acomodarse en una de las camas de musgo de la guarida.

Manchas Oceánicas entraría rápidamente y se acomodaría con su hijo viéndole la pata herida.

-P-pequeño Rojizo... que te paso?!- Diría alarmada.

-Pues....- Pequeño Rojizo no tenía ganas de explicarle a su madre todo lo que pasó.

-El intentaba mostrarme a mi y a Pequeño Azulejo la técnica que le había enseñado nuestro padre, pero cayó mal y se torció la pata...- Respondería rápidamente Pequeña Nieve, Pequeño Rojizo le mandó un guiño agradeciéndole en silencio.

-Bueno necesito que salgan, el necesita reposo y no puede con tantos gatos aquí...- Diría frustrada Noche Azulada.

-Vale... volvemos más tarde hijo... Diría Manchas Oceánicas. -Pequeña Nieve, Pequeño Azulejo salgamos, Pequeño Rojizo debe descansar.

Los dos gatitos seguían a Manchas Oceánicas volteando sus miradas al musgo donde estaba Pequeño Rojizo preocupadamente.

-Bueno Pequeño Rojizo, ya puedes contarme que paso, se que no hiciste eso simplemente, tienes otras heridas, pequeña pero tienes más..-Diría Noche Azulada mirando a Pequeño Rojizo seriamente.

-Bueno... De alguna manera sí es cierto lo que dijo Pequeña Nieve, pero si hice el salto fue porque Pequeña Crepuscular me hizo caer cuando jugaba con Pequeña Nieve y Pequeño Azulejo.-

-Pero no entiendo, porque el ataque que te había mostrado Cielo Rojo...-

-Nos enfrascamos en una pelea... y no se me ocurrio nada mas, por eso lo hice.-

-Si entendí, Pequeña Crepuscular te hizo caer.. tu la atacaste y en mitad del combate hiciste eso, pero caiste mal y te doblaste la pata si?- Preguntaría Noche Azulada yendo a un estante situado más al fondo de la guarida.

-Si... así fue...- Pequeño Rojizo bajaría la cabeza apenado.

Pequeño Rojizo escucharía un bufido de parte de Noche Azulada. -Justamente por eso no fue guerrera, por si no sabías los curanderos estamos abstenidos de las rivalidades entre los clanes.-

-Enserio! O sea que no peleas!!?- Preguntaría Pequeño Rojizo con curiosidad.

-Pelear si se, porque igualmente aprendemos a defendernos, pero no peleamos por fronteras como el resto del clan, pero no creas que este trabajo es fácil, requiere memoria y mucha energía cuando hay heridos.-

-Oh! Eso no lo sabia!!- Exclamaría Pequeño Rojizo sorprendido.

-Ahora si, es hora de curarte esa pata, dejame verla mejor- Noche Azulada se acercaría mientras que Pequeño Rojizo estiraba la pata todo lo que podía.

-Parece solo estar doblada, pero prefiero asegurarme- En ese preciso momento Noche Azulada jalaría la pata fuertemente haciendo que Pequeño Rojizo suelte un grito de dolor y sorpresa al mismo tiempo.

-Parece que así está mejor- Noche Azulada suspiraría y comenzaría a masticar una raíces.

-Q-qué es eso?- Preguntaría Pequeño Rojizo temeroso.

-No te preocupes, si lo te preocupa es otro tirón de tu pata no lo volveré hacer, esto son raíces de consuelda, ayudará con tus huesos que se alcanzaron a romper...- Noche Azulada volvería masticar las raíces.

-Osea que me rompí la pata!- Pequeño Rojizo miraría su pata sin creérselo.

-Romperla si, pero tu futuro no corre peligro por eso es esto!- Le mostraría a Pequeño Rojizo un líquido encima de una hoja. -Esto es un cataplasma de consuelda, te ayudará a que tu hueso sane.-

-Vale! Me asuste!-

Noche Azulada le aplicaría el cataplasma en la pata herida, al momento le pediría a Pequeño Rojizo que se tranquilice e intente dormir un poco.

-Vale... lo haré Noche Azulada.-

Pequeño Rojizo se dormiría. Seguiría dormido toda la tarde y noche, en la que Pequeña Nieve, Manchas Oceánicas y Cielo Rojo, el cual había vuelto de patrulla y se había enterado, visitaron a Pequeño Rojizo. Pequeño Rojizo se despertaría hasta la mañana del día siguiente.

-Buenos días Pequeño Rojizo!!- Justo Pequeño Rojizo escucharía eso al estirarse en su cama de musgo donde se había quedado en la guarida de Noche Azulada.

-B-buenos días...- Respondería Pequeño Rojizo aun somnoliento.

-Buenas noticias!!! Examine tu pata, y ya puedes volver con tu madre, debes estar minimo hoy en la maternidad ¿está bien?...- Le preguntaría Noche Azulada mirándolo severamente.

-Vale! Muchas gracias por la ayuda!!- Diría Pequeño Rojizo saliendo de la guarida rápidamente.

-No corras!!!!- Le gritaría Noche Azulada.

Pequeño Rojizo bajaría la velocidad y se agazaparía a un lado de la maternidad para poder observar sin ser visto desde adentro. Al ver que no estaba Manchas Oceánicas se adentró en la maternidad, y de un momento fue agarrado por el pescuezo quedando completamente indefenso.

-Aquí estabas, te estuve esperando, hijo!- Pequeño Rojizo se soltaría del agarre y se encontraría con Cielo Rojo.

-Papa! Que haces aqui!!? Pensé que estarías de patrulla..-

-Es verdad, pero decidí esperar porque Noche Azulada nos dijo a tu hermana y a mi que podrías salir hoy, tu madre se fue con tu hermana a mostrarle otras técnicas, cuando pueda te las enseñara igual, por ahora debemos quedarnos aquí, vale!?- Diría Cielo Rojo acomodándose en la cama de musgo de su pareja.

-Vale- Pequeño Rojizo se acomodaría junto a él.

-Y dime cómo está tu pata?- Preguntaría Cielo Rojo

-Ya está mejor es verdad, Noche Azulada lo hizo muy bien!!- Se alegraría Pequeño Rojizo.

-Si es muy buena curandera, pero una pregunta, no te interesa el camino del curandero? Como veo que pasas tiempo con ella...!- Pequeño Rojizo quedaría impactado con la pregunta.

-Pues si me agrada estar con ella, pero ser su aprendiz.. no la verdad no..- Pequeño Rojizo se daría cuenta de lo importante que era para en la salud de su clan y esa duda quedaría en su cabeza.

La Furia de Mascara RojizaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora