Capitulo 13

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Zarpa Rojiza, caería al suelo luego de que Noche Azulada le confiará toda la verdad sobre la muerte de sus padres. Saldría hecha una furia de la guarida del curandero, al pasar cerca de su hermana solo le gruño una disculpa y salió del campamento directamente hacía donde habían muerto sus padres. Al llegar a tal lugar, simplemente se derrumbó.

-Ma-ama..., Pa-apa, no puedo creer, que esa sea la verdad...- Zarpa Rojiza yacía tumbado en el suelo, junto a donde habían encontrado los cadáveres de sus padres.

Se quedaría toda la tarde ahí mismo, sin mover ni un pelo de su lugar.

...

-Bienvenido, hijo- Zarpa Rojiza comenzaría a abrir los ojos con suavidad al escuchar tan cálida y reconocida voz.

-Papa!??- El gatito vería a su padre, con una luz extraña, la misma luz que rodeaba a Ojos de Leopardo.

-Si, tenía que venir- Ronronearía tristemente el gato.

-¿Es verdad?... ¿Lo qué me contó Noche Azulada?...- Zarpa Rojiza le haría la pregunta con un tono de miedo en la voz.

-La verdad, no puedo confirmarte... no conocía ese gato, pero tu madre si, por lo que hay probabilidades que así sea.- Cielo Rojo lo acariciaría con su cola.

-¿Y ella? ¿Donde está de paso?- Zarpa Rojiza voltearía la cabeza frenéticamente en busca de su madre.

-Ella no está aquí, solo vine yo...- Cielo Rojo bajaría la mirada.

Zarpa Rojiza se juntaría a su padre, disfrutando su calor, que tanto le hizo falta en ese poco tiempo. Notaría que su padre ya no estaba, pero que de todas maneras había otro felino mirando la escena desde la lejanía.

...

Zarpa Rojiza se despertaría en su cama de musgo, en la guarida del curandero.

-¿Noche Azulada? ¿Qué hago aquí?- Preguntaría el gatito.

-Tu hermana te siguió y te encontró durmiendo donde murieron tus padres, por lo que te trajo con Zarpa Azul hasta aquí- Respondería Noche Azulada, la cual estaba organizando sus plantas.

-A vale...- Zarpa Rojiza volvería a acomodarse en su musgo.

-Mañana seguiremos con las lecciones, sé que fue duro, pero hay que seguir, no lo olvides.

Zarpa Rojiza gruñiría una respuesta y se volvería a dormir.

Pasarían varias lunas desde la muerte de sus padres, Zarpa Rojiza siguió aprendiendo mucho de Noche Azulada, ya se sentía un curandero pleno y derecho, sabía todo, aunque no había tenido la oportunidad de mostrarlo puesto que los clanes habían vivido lunas de paz. Y nada más que alguna u otra herida menor.

-Zarpa Rojiza!! Por Favor pasame las hojas de borraja para Viento Cardo.- Zarpa Rojiza escucharía que su mentora le decía desde la entrada de la guarida.

-Ya voy!! Pero por qué tan rápido? Aún no han nacido los cachorros de ella y Cola Sombría.- Respondería Zarpa Rojiza mientras sacaba de sus reservas las hojas con forma de estrella y tono azul.

-Pues, prefiero prevenir, como no sabemos cómo vivió antes de unirse a nosotros... No estoy segura, pero mejor estar seguro, igual no demorarán mucho, dentro de unos días nacen diría yo.- Le respondería Noche Azulada.

-Esta bien, de paso Noche Azulada, iré a recolectar Nébeda, nuestras reservas no están llenas, y como se acerca la estación sin hojas.- Zarpa Rojiza esperaría que Noche Azuladalo hubiera escuchado, puesto que él ya estaba en camino a la salida del campamento.

El aprendiz comenzaría a ir a las fronteras con el Clan del Viento, cerca al territorio de los caballos, puesto que había más probabilidades de encontrar Nébeda por allá.

Este llegaría y encontraría rápidamente la planta. Recolectaría lo que más pudo, se dio cuenta que pudo haberle pedido a algún otro aprendiz ayuda para llevar las hojas. Al pensar en esto le dio un vuelco el corazón, se dio cuenta de que había ignorado a su hermana todo su aprendizaje inconscientemente.

-Pues... supongo que si no ha venido a mí, es porque no me necesita.- Pensaría el gatito tomando de nuevo el camino al campamento.

Cuando ya estaba llegando al campamento encontraría a Pequeño Fabuco, uno de los gatitos de Flor de Loto.

-Pequeño Fabuco!? Qué haces aquí?- Zarpa Rojiza comenzaría a empujarlo suavemente con la cola hacía el campamento.

-Uff, veo que lo encontraste, gracias!!- A Zarpa Rojiza apenas le daría tiempo de darse cuenta que quien había hablado era Zarpa Crepuscular.

-Si, estaba a las salidas del campamento... ¿Se te escapó?- Zarpa Rojiza la miraría directamente a los ojos, dándose cuenta que ella ya no tenía una mirada perversa, era más admirativa ahora.

-Puede ser si- Zarpa Crepuscular ronronearía, agarraría a la pequeña bola de pelos y entraría a la maternidad con la cría.

-Suerte!- Zarpa Rojiza estaría extrañado por el comportamiento de la aprendiz, pero no le daría importancia y seguiría a su guarida para organizar las plantas que llevaba recolectadas.

Zarpa Rojiza se hallaría organizando sus reservas cuando de pronto Zarpa Crepuscular entraría corriendo.

-Son los pequeños de Viento Cardo! Noche Azulada dice que ya están llegando!! Me dijo que te buscará- Zarpa Crepuscular lo miraría preocupadamente.

-¡Llegaron más rápido! Bueno no importa, Zarpa Crepuscular necesito que busques a otro aprendiz que te ayude a traer un palo, que sea grueso y un buen montón de musgo empapado, no podemos dejar que Viento Cardo se deshidrate, te espero en la maternidad.

-Vale!- Ella saldría corriendo.

Zarpa Rojiza masticaría rápido otras hojas de borraja para que Viento Cardo pueda darle leche a su crías lo más rápido posible y saldría para la maternidad feliz, porque está sería su primera prueba como aprendiz curandero, donde no era un interrogatorio, solo debía mostrar su capacidades y no más.

La Furia de Mascara RojizaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora