Capitulo 5

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Habían pasado unos días y la estación sin hojas llegó, helando todo a su paso, como Pequeño Rojizo había escuchado de los guerreros, las presas eran más difíciles de atrapar con ese frío que hacía, el río que rodeaba el campamento se había congelado.

-¡Mamá! ¿Podemos salir un rato?- Le preguntó un día Pequeño Rojizo a Manchas Oceánicas.

-Vale... pero vuelvan rápido, que hace frío y aún no están acostumbrados a tal frío.- Les gritaría Manchas Oceánicas desde la maternidad.

Pequeño Rojizo y Pequeña Nieve se juntaron con Pequeño Azulejo y juntos se encaminaron a la salida del campamento, ese día tenían planeado seguir a Cielo Rojo fuera del campamento.

-Creo que aquí los veremos salir- Diría Pequeña Nieve ubicándose bajo un arbusto no muy lejos de la entrada de campamento.

-Seguro que es buena idea!??!- Preguntaría asustado Pequeño Azulejo.

-Claro que lo es!! No nos veran!- Respondería Pequeño Rojizo.

Los tres gatitos esperarían un momento bajo el arbusto, pero al darse cuenta de que no salían Pequeño Rojizo quiso ver si no habían ya pasado por el río congelado, parándose encima y haciendo que el hielo se quiebre bajo su peso.

-Pequeño Rojizo!!-

Pequeño Rojizo movería las patas incansablemente intentando mantenerse a flote, pero el frío que iba pasando por su cuerpo como un corrientazo lo dejó completamente paralisado...

Pudo ver, como encima de él, por el lugar donde el hielo se había quebrado, como se movían sombras de varios gatos. Pequeño Rojizo antes de caer en coma consiguió percibir como algo lo agarra del pescuezo rápidamente y lo sacaba del agua.

-Pequeño Rojizo!!Pequeño Rojizo!!- Escuchaba el pequeño gatito que temblaba por el frío.

-Mi hijo!!!- Pequeño Rojizo se desvanecería al escuchar la voz de su madre.

Pequeño Rojizo sería cargado por Cielo Rojo, el cual como tenía patrulla, consiguió llegar rápidamente gracias a los gritos de auxilio de Pequeña Nieve y Pequeño Azulejo. Manchas Oceánicas seguía de cerca a su pareja preocupadamente.

Al llegar a la guarida de Noche Azulada, Cielo Rojo posaría el cuerpo inerte de Pequeño Rojizo en una cama de musgo.

-Noche Azulada... p-puedes salvarlo no!???- Preguntaría Cielo Rojo temblando al lado de Manchas Oceánicas.

Noche Azulada miraba el pequeño cuerpo del gatito sin movimientos.

-Ahora mismo!! Manchas Oceánicas, acuéstate junto a él y calientalo!! Cielo Rojo, lamelo fuertemente para que se caliente igualmente! Pequeña Nieve, Pequeño Azulejo, por favor avísenle a Estrella Blanca.

La familia de Pequeño Rojizo, comenzaría a seguir todas las órdenes de Noche Azulada rápidamente.

Pequeño Rojizo yacía en una cama de musgo, con su madre acostada a un lado y su padre lamiendo energéticamente para calentarlo.

-No se preocupen él estará bien, ya con lo que hicieron se mejorará, ahora necesito que me dejen con él, cualquier cambio les aviso.- Diría Noche Azulada dejando unas plantas en el piso.

-Vale! Vamos Amor.. Luego volvemos- Cielo Rojo diría esto ayudando a Manchas Oceánicas a pararse la cual seguía apegada a su hijo.

-E-esta bien...- Manchas Oceánicas seguiría lentamente el paso de su pareja fuera de la guarida.

-Ahora, que si tengo mas espacio... A ver..- Noche Azulada comenzaría a prevenir lo que le podría dar a Pequeño Rojizo después que se despertara.

Pequeño Rojizo permaneció quieto un buen rato, hasta que gracias a las ayudas de Noche Azulada, la cual le apretaba suavemente el pecho para que pudiera respirar bien.

-Pequeño Rojizo, veo que ya te estas despertando, no hagas ningún movimiento brusco, te caíste en el río que rodea el campamento, ya deberías estar mejor, pero tragate esto... es para prevenir unas cuantas cosas que te puedan pasar...- Noche Azulada le dejaría un pequeño paquete con unas plantas.

Pequeño Rojizo masticaría suavemente las plantas, pero se detendría por un ataque de tos.

-¿Noche Azulada? ¿Qué son estas plantas?...- Preguntaría Pequeño Rojizo ovillándose en la cama de musgo.

-Es una combinación de Atanasia, y Miel, la atanasia es para prevenir justamente un ataque de tos verde, mientras que la miel es para suavizar tu garganta por la tos... Y para que no sepa tan maluco la Atanasia- Diría riendo suavemente Noche Azulada.

Pequeño Rojizo pasaría los siguientes días en la guarida de Noche Azulada, puesto que ella quería tenerlo por un tiempo vigilado, sus ataques de tos no paraban, en cambio se volvían más fuertes, era visitado por su madre, su padre y su hermana consecutivamente, hasta que Noche Azulada no lo dejo entrar mas.

-Pero! Es mi familia!!- Se quejaría Pequeño Rojizo.

-Y quisieras que tu familia tenga posibilidades de morir!? No te voy a mentir, pero creo que la tos blanca alcanzó la tos verde, y no quiero que se expanda por el clan, oíste, por eso no puedes!-

-Vale...- Respondería con un nuevo ataque de tos más fuerte que los anteriores.

Pequeño Rojizo empeoraría de día en día, ya casi no podía salir de su musgo, Noche Azulada hacía todo lo que podía pero no podía frenar el avanzado fuerte de la tos verde, por lo menos ningún otro gato había mostrado signos de infección.

-N-noche Azulada... voy a?..- Pequeño Rojizo dejaría caer su cabeza en el musgo.

-Pequeño Rojizo!!, Pequeño Rojizo!!??- Noche Azulada movería delicadamente su cuerpo hasta darse cuenta de que el pequeño no respiraba.

Noche Azulada asomaría su cabeza desde su guarida y llamaría frenéticamente a Cielo Rojo quien estaba en una roca del clan.

-Cielo Rojo!! Ven!! P-pequeño..- Ella no fue capaz de terminar su frase.

Cielo Rojo iría rápidamente a la maternidad en busca de Manchas Oceánicas y Pequeña Nieve, quienes correrían hacia la guarida de Noche Azulada.

-Pequeño Rojizo!!!- Exclamaría Manchas Oceánicas al ver el cuerpo de su hijo.

-No te acerques!- Gritaría Noche Azulada, lo que haría que Cielo Rojo se atravesara en el camino de ella.

-P-pero! Va a morir!!- Chillaría Manchas Oceánicas.

El cuerpo de Pequeño Rojizo comenzaría a tener convulsiones pequeñas. De un momento a otro el gatito abriría los ojos. Se levantará suavemente y miraba atónito la escena de sus padres y su hermana en la entrada de la guarida.

La Furia de Mascara RojizaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora