[Supercorp One-shots].

Kryptonita Roja

Diosas de la Tierra. 

El mundo era un caos.

Había destrucción y ovaciones por una Diosa contaminada. El rojo y el negro se habían vuelto representantes de su reinado. Y la S que antes fue esperanza se convirtió en el distintivo de desastre. La humanidad definitivamente no estaba preparada para luchar contra la persona más poderosa del planeta.

No estaba lista para ver a Superman caer desde el cielo en una bruma de agonía y dolor. Solo había manchas rojas y retazos azules cubriendo su cuerpo magullado y tan, tan roto. Casi se podía ver los huesos hechos trizas dentro de su carne amoratada, su cabeza era un lío sangrante que se regaba desde su cráneo destrozado hasta el suelo agrietado.

Así de fácil el mundo sucumbió, todo mientras Supergirl observaba desde lo alto con una sonrisa que no gritaba nada más que muerte y desgracia.

Kara Zor-El era el epitome de desastre. El DEO intentó luchar contra ella y perdió, cada sede terminó en una cumbre de llamas y escombros. Cada persona que intentó dañarla simplemente entró en territorio sin retorno. Supergirl era peligrosa si no sostenía la esperanza en sus manos.

El mundo fragmentado solo oró a su nueva Diosa. Y lo que su Diosa pedía, era lo que ellos le entregaban. Supergirl un día se levantó en los cielos y exclamó:

"Quiero al último Luthor vivo, si no me lo traen desataré el castigo de los dioses sobre ustedes. Será su muerte. Sin mi misericordia, ¿qué sería de ustedes?"

Lena Luthor estuvo frente a ella pronto, su traje impecable y pecaminoso pegado a su piel, su cabello atado firmemente en una coleta ceñida. Sus ojos irradiaban determinación mientras que los de Supergirl eran pura furia incandescente y locura. Ella se había entregado, con los ojos velados de locura. Luthor estaba loca, había matado a su madre y a su hermano y había reído mientras todo el mundo la veía en las noticias, todos como espectadores de como la mujer bebía del cuello de su madre y rompía cada hueso de las manos de su hermano.

Kara realmente se había obsesionado por ella desde el momento en el que vio eso en las noticias, en los tribunales cuando los tres estaban siendo apresados por intento de homicidio; desde ahí la había seguido. Había estado cerca de ella a cada respiro. Había sido testigo de cada delicioso acto perverso cometido por la belleza portadora de muerte que la inspeccionaba con el deseo ardiente expresándose en sus expresiones.

"Aquí me tienes, Supergirl" Luthor exclamó, mirando sin miedo los ojos de su carcelera. Kara se rio y aplastó sus manos contra los barrotes de acero. Lena Luthor solo parpadeó y sonrió sin gracia, lamiendo sus labios con la punta de su lengua.

"Ten cuidado con lo que dices, Lena Luthor, no sigues viva por lástima. Sigues consciente porque quiero verte rogarme" Los ojos azules fueron rojos y venas del mismo carmín los rodearon "Quiero ver cómo caes a mis pies, adorándome y rogando por mi atención. ¿Crees que no he sabido de lo que haces? ¿Qué no me he dado cuenta cómo asesinas a esas sucias ratas después de beber de su sangre? Sé lo que te hizo tu familia, Luthor, sé lo que haces. Y quiero verte adorarme, soy tu maldita diosa, Luthor, tú no eres más que una sanguijuela creada en un laboratorio".

"¿Rogarte? ¿Yo a ti? Creo que has sido una chica caprichosa por mucho tiempo, Supergirl, ¿Por qué no dejas ese altar falso por un rato? Sé muy bien cómo hacerte reconsiderar tus actos" Lena ni siquiera pestañeó ante lo que dijo sobre su naturaleza, solo seguía atenta a la silueta del traje negro pegado a sus curvas y de los rizos rubios cayendo a los lados de su rostro.

Kara disfrutaba de la atención, pero también quería respuestas, quería hacerla reaccionar.

"Deja de hacer el payaso, Luthor, más bien respóndeme algo antes de que esa linda boca tuya este pegada al piso tan dolorida que no saldrán palabras. ¿Por qué decidiste entregarte?" Kara pasó los dedos por los barrotes de la celda, sintiendo una leve impotencia en su pecho, Luthor no se arrodillaba...