[Supercorp One-shots].

En el límite (I)

Nota I: Tú no has visto esto antes.

En este mundo existían héroes, todos poderosos, altruistas y valientes, con un sinnúmero de cualidades. Eran una unidad, se apoyaban entre sí y combatían a los villanos con la sangre derramándose de sus heridas abiertas y sus almas recogiendo cada golpe emocional.

Había todo tipo de héroes: los que alguna vez fueron repudiados y que eligieron salvar a las masas para poder dar una redención a aquellos desde una nueva perspectiva; los que aprendieron a la fuerza la verdadera realidad del mundo; los que siempre habían tenido el afán de proteger pero se vieron doblegados hasta romperse y decidieron enfrentar las llamas punzantes de la humanidad con heroísmo; y, por supuesto, los que habían vivido la tragedia en carne propia.

Kara Kent era una extraña mezcla de todas estas. Por circunstancias irrefrenables, ella se convirtió en parte de este grupo -en ese momento pequeño, conformado solo por dos héroes antes que ella- de valientes. Ella era una fuerza de la naturaleza, colosal y tan hipnóticamente peligrosa. Una tormenta eléctrica que nunca cesaba. Una llama ardiente que no lastimaba.

Pero en ese preciso instante no había forma de que se saliese con la suya. A su hermana se le metía una idea en la cabeza y estaba inamovible. Tampoco se quejaba, amaba a su hermana.

"Pero verás, Alex, esta vez evita hacer que todos los agentes quieran escaparse cuando caminas, no da confianza al escuadrón" Advirtió, mirando a su hermana con el ceño fruncido.

Alex Danvers asintió con la cabeza aparentemente pesada, pues apenas se distinguió el movimiento que hizo.

"No es culpa mía que pase eso, Kara. ¡Pero!, estoy segura de que puedo manejarlo" Se apresuró a decir antes de que su hermana menor abriese la boca y saliese con un discurso sobre... bueno, algo. Nunca prestaba atención, pero se sabía el concepto de memoria. Vivir con Kara hizo aprendiese su forma de ser y su moral.

"Okey... Solo... ya sabes, evita amenazarlos con tortura. Te respetan, pero también te tienen miedo, no es lo más fácil" Kara agarró una mochila y la colgó al hombro, entornando los ojos azules ante el sonido de indignación que profirió su castaña hermana.

"Puedo tener ambas y es normal, Kara. Que tú seas una blanda no quiere decir que yo también deba serlo" Algo distraída, Kara escuchó las palabras de su hermana.

Un mensaje de ayuda había llegado a ellos, avisando sobre una serie de ataques que había golpeado Daxam y que estaba destrozando ciudades y montañas en el límite de Daxam, un reino -como se autodenominaron- al que se llegaba a través de la región de Thourlex. Kara se había enlistado casi enseguida a la marcha, siendo ella quien iría a hacer el largo viaje.

No entendía muy bien su fascinación por aquel territorio, pero desde niña había sido llamada persistente y suavemente hacia él. Su propia región de nacimiento, Krypton, había estado cerca de Thourlex, y eso le había dado varios viajes a los lindes de la región que había disfrutado y la habían dejado con ganas de conocer más.

"¿A dónde vamos, exactamente? No podemos solo... entrar a Thourlex y vagar por sus ciudades hasta cruzar a Daxam" Alex corrió una vez la puerta quedó cerrada, le dio una mirada curiosa con sus ojos morenos y alzó las cejas con picardía "A menos que quieras viajar por allí disfrutando el paisaje. Te conozco, hermana, yo sé que esa región es como una cuna de misterios para ti".

"Si me hubieses estado escuchando hoy en la mañana mientras te quejabas de no hallar tus zapatos, Alex, sabrías que vamos en un viaje la capital, entraremos directo a la boca del lobo en Ezmairo, donde un miembro del Gabinete de Gobierno debe estar esperando. De allí tenemos que cumplir las leyes y esperar la delegación que Daxam insiste en mandar por nosotras".