Una historia oculta

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Las carcajadas eran fuertes y burlonas, hacían que la sangre de Lena burbujease con enojo. La hacía desear agarrar sus cuellos y romperlos con un chasquido, dejar que la sangre brotara por su boca y que sus ojos perdieran el brillo de la vida. Y sin embargo seguía sin lograr hacerlo después de tantos años.

Lena nunca había podido hacer nada más que arrastrar la mirada por cada uno de ellos, la boca roja torcida en una mueca de disgusto que no se molestó en borrar. La copa de vino era lo único que representaba su control.

"¡Y ella dijo: más rápido, oh-dioses-oh-dioses, por favor! La pequeña zorra suplicó y lloró hasta que le destrocé el maldito coño" Mike, uno de los vampiros más viejos de su clan, se pavoneaba con la mano en las caderas y los pies sobre un banco. Su esposa lo miraba con los ojos empañados y las manos en puños. Era una situación humillante.

Sin embargo Imra no hizo nada, la esposa solo miró con expresión lánguida la fila de hombres que ovacionaban a su esposo por su pequeña aventura. Ella no tenía ningún derecho según lo que decían los viejos hombres.

"¿Seguro que no fue porque le habías pagado para eso, Daxam? Suena mucho a algo que sucedería" Lena dejó la copa de vino, sintiendo las pequeñas grietas que recorrían el tubo de vidrio que sostenía.

El vampiro se dio la vuelta, su expresión se había ensombrecido. No pudo importarle menos aquello. Lena estaba cansada de toda aquella falsa bravuconería.

"Eso no es de tu incumbencia, Luthor" bramó, muy parecido a un animal salvaje sin consciencia ni rumbo.

La sonrisa de Lena se ensanchó de una forma que no solo hizo resaltar su belleza, sino que también logró que el peligro básicamente irradiase de cada poro. Los caninos afilados se alargaron peligrosamente cerca de su labio, pinchando la carne.

"¿No lo niegas, entonces?"

Mike tomó aire, su pecho ancho se elevó al ritmo de su respiración superflua.

"¿Tan desesperada estás por comprobarme?" Él la miro, sus manos tocando con desfachatez entre sus piernas. Los hombres rugieron de risa, vampiros viejos con rostros de jóvenes.

Lena se sintió asqueada.

"No hace falta, Daxam, con solo ver el rostro insatisfecho de tu esposa me hago una idea de cuán bueno eres en la cama. ¿Ya dije que ella se ve miserable?"

Los viejos miraron a Imra, quien tenía las facciones llenas de desolación. Lena debía haberse sentido mal por haber puesto tanta atención sobre la pobre mujer.

Pero ella quería que esas historias parasen y la mujer debía enfrentarse a sus problemas de una vez por todas. Entonces decidió salir del lugar, tomar aire fresco y quizás hundir los colmillos en el cuello de alguien.

Sentir la vida escapando de un cuerpo lentamente, dejando fuera las ganas que tuviese de luchar contra ella. Quería solo distraerse de todo y eso sonaba perfecto.

Su hermano había llamado a una reunión para anunciar que su estúpido esposo lo había querido asesinar, otra vez. Y que ahora el clan de su esposo y el de él estaban en una especie de lucha, de nuevo. Lo que a Lena le parecía estúpido más allá de la idiotez normal de su hermano.

Lex y Clark tenían peleas siempre. La primera había sido unos novecientos años antes, solo diez después de su unión sagrada, y había sido porque Lex había intentado asfixiar a Clark mientras Clark tenía el pene de Lex en su garganta.

¿Cómo sucedió eso? Ella prefirió no entrar en detalles con su hermano, aunque tenía unas fuertes sospechas sobre el cómo. Ahí fue cuando Clark mandó a incendiar unas de las casas de verano de Lex y destrozó el avión privado de Lena por accidente al pensar que era el de Lex.

[Supercorp One-shots].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora