"Cuando sales por la puerta
Pienso que no vuelves nunca
Y si no te agarro fuerte
Siento que será mi culpa"Te sentía cerca de mi pecho, humedo por tus lágrimas en perla, tratabas de buscar algún lugar en tierra firme donde sentirte a salvo, así que yo quise disfrazar mis brazos en tu mejor opción para que nunca más pensaras en el dolor.
Jimin estoy enamorado de ti.
Tu sonrisa pura y divina me llenaba el corazón, me repetía que eras mío cuando alguien más se había llevado de esa, mi ilusión. Con su piel morena y su actitud de malo, cigarrillos en la oreja y una cicatriz en toda su boca rota, supuse que el daño ya estaba hecho, no faltaba que de Taehyung saliera una sola palabra, cuando ya estabas entre mis brazos pidiendo ayuda para recuperar el tiempo perdido.
Cuando el taxi llegó fuera de mi departamento, luego de escuchar las crudas palabras de tu novio, busqué el dinero en la chaqueta tejida que te había entregado para taparte del frío y bajé las escaleras sumergido en mi desespero, sin tiempo de esperar unos segundos por el ascensor. Estabas en tu peor día cariño mío, con ojeras grandes tristes y tus mejillas rojas.
Llegamos a la casa y te lanzaste en mi cama sin soltar otra gota más por tus ojos, lo único que desprendías era cansancio, lo pude notar cuando miraste el techo por varios minutos sin saber que decir, no quise entrometerme en tus pensamientos, pero si cuidarte del viento fuerte y de tus tormentos, así que decidí calentarte una sopa de res que guardó mi abuela en el refrigerador y calentar agua para servirte un té de manzanilla. Aún tenías mi chaqueta puesta en los hombros, te encantaba llevarla desde que mi abuela la tejió, siempre decías que era la nuestra porque cabíamos perfectamente los dos allí y nunca dudé de que nos juntara siempre que los tiempos se ponían feos. Mis manos dolían pero era soportable comparada a con las ganas que tenía de golpearlo desde que empezaste a comentarme sobre sus actitudes.
Minnie, estoy tan feliz de que ya no sufras más.
Nuestras miradas se conectaron y te diste cuenta de que no me había puesto nada en las manos para calmar el ardor, así que te acercaste a mi justo cuando iba a servir la taza de té y la dejaste de lado antes de que escucharás a mi corazón latir frente a ti. La dejaste de lado porque tomaste mis manos entre las tuyas regordetas que podría besarlas hasta que cesara mi amor por tu ser. Mi corazón comenzaba a latir con ritmo cada vez que de ti veía un gesto lindo, porque nuestras miradas nunca se despegaron y nuestras sonrisas nunca cesaron. Estabas tan sumido en mis ojos que creo que no te diste cuenta de que habías besado dos nudillos de mi mano derecha como si fuera el santo remedio. Mis nudillos entre tus cerezas y nuestras miradas chocando fue el momento perfecto para poder hablarte, contarte lo que sentía, pero ya el mismo tiempo se encargaría de hacértelo saber.
Vamos Jungkook, acaba de darse cuenta que Taehyung era un cabrón.
La diferencia está en que Jimin sabe que yo no lo soy.
Ni siquiera me tomé la molestia de acercarme más porque posaste tus manos en mi pecho y las deslizaste hasta mi cuello hasta guindarte de él, yo solo me quedé viendo tus piececitos en puntillas, abrazándome tiernamente y volviendo a mi cuarto en cuanto pasaron unos segundos placenteros. No dije nada ante el acto pero sí me enrojecí, tu dulce y mejor amigo haría todo por tenerte bien.
Siendo sincero, no recuerdo la primera vez que nos conocimos, pero según mi abuela éramos un equipo inseparable. Tú venías a almorzar en mi casa para hacer las tareas en la tarde, jugar en la consola, bañarnos sin pudor, desenredar mi cabello con acondicionador y decirme lo mucho que una tal Helena estaba enamorada de mí. Íbamos al kinder juntos y cada vez que llegaban vacaciones, te escribía una carta expresándote lo mal que lo había pasado sin ti, éramos yo, mi abuela y de vez en cuando venía Yoongi, mi vecino, a pasearse por mis juegos y dañar algunos, pero nada era comparado a ti, porque éramos dos confidentes más que amigos. Fuimos juntos hasta cuarto grado, donde me separaron de ti poniéndote a estudiar en la otra sección, en ese entonces estaba de moda la música electrónica, así que conocí a varios amigos por medio de ella, me las apañé para encontrar otra forma de expresarme sin ti y de reconocer que no todo mi mundo podía girar en torno a nosotros. Fue en quinto grado cuando nos volvieron a separar y conocí a una niña nueva y tú no me quisiste hablar más en los recreos por verme compartir con ella, decías que era fea y que estar con niñas me hacía bobo. Sin pensarte, sentí que estaba bien no prestarte atención, la niña linda me decía que eras un llorón y no sabías pensar en la felicidad de los demás, así que le hice caso y te ignoré unos años más. Te encargaste de que te sacaran de mi colegio, hiciste tus trámites y sin despedirte de mí sin más que una mirada furiosa, fuiste a hacer la secundaria en un internado con solo hombres, recuerdo haber soltado unas lágrimas en el baño porque ya no sabría como comunicarme contigo. La niña linda se llamaba Dulce y terminamos por crecer y experimentar lo que no pude de niño con Jimin, tuvimos besos atrás de los árboles, relaciones en los baños, me contaba como sus hermanas se iban desarrollando y fumábamos cigarrillo en la esquina para que nadie nos viera y así fueron pasando mis años sin ti.
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el mal querer ☆ kookmin
Fanfiction+18 Inspirado en la novela Flamenca del siglo XIII y en el álbum El Mal Querer.