Capítulo 1 ☆ AUGURIO

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"Se ha puesto la noche rara
Han salio' luna y estrellas,
Me lo dijo esa gitana,
Mejor no salir a verla"

Desde hace cinco minutos no he dejado de verte, pero tu mirada no deja de estar puesta en los demás, y es cuando por primera vez en el día me preguntó ¿debería esperar más de ti? o simplemente seguir a tu lado como siempre, tal Romeo con el permiso los Capuleto pero sin el consentimiento previo de su Julieta. Yo pensaba todo eso y más mientras entrelazabas mi dedos entre los tuyos y empiezas a jugar con ellos suavemente. A veces sentía que querías transmitir esa energía de hombría sobre alma, con tus gustos varoniles y tu poca empatía con los temas religiosos, mientras yo no podía caminar solo por la calle sin rezarme un padre nuestro antes de terminar la cuadra. Es a veces cuando puedo saber como te sientes, cuando tiendes a hacer comentarios de tu padre muerto, tu amor por las medialunas con café que venden en el parque Yongdusan, dormir con otra almohada demás cuando te sientes solo y como te afecta que te digan poco hombre. De resto hay momentos donde eres un simple humano que juega a amar entre dientes.

¿Qué es lo que tanto me atrapa de ti y me hace querer estar sobre tu calor, amor mío?

Estábamos en la cafetería, a media mañana te escribí para encontrarnos allá sin preguntar de por medio para que no tuvieras la posibilidad de darme un no. Te invité para celebrar nuestro primer mes y desayunar magdalenas con mermelada de pomelo que solo venden en época de lluvias, solo por el capricho de darte a experimentar mis antepasados gustos culinarios en conjunto a tus gustos prácticos y triviales. De pronto estando allí sentado frente a ti, mirando a los niños del parque jugar, el bullicio que yo mismo me creaba con mis pensamientos era más grande e importante que la corta conversación que tuvimos desde que te sentaste en el otro asiento de la mesa a fumar la caja que te habías comprado de Malboros. Cada oración que soltabas, cada caricia que me dabas mientras seguías acariciando mi alma era como alimentar más el hambre de besarte justo ahí, en tus labios, porque no había para más, eso era a lo que me tenía que acostumbrar a mi única hambre terrenal. Y era una locura, realmente era una locura, amarte y no saber hasta donde tu amor podría llegar.

— Jimin. — Escuché como tu voz ronca me llamaba por mi nombre que de pronto me dejaron un viaje de escalofríos hasta la punta de mis zapatos recién pulidos, congelando por poco toda mi masa, aún sabiendo que tu cuerpo era el único que me podía dar algo de calor entre tu tanta hipocresía.

— Dime, cielo. — Mi tono fue suave contigo. Me asustaba no ser tu sumiso ante esos tus ojos felinos que en cualquier momento podrían arañarme el corazón, porque me gustabas tú, pero no tu cómica actitud impuesta sobre mí.

No era de esperarse conocer esa parte de ti, sobre todo ese día, entre tu zona de seguridad y tu poca paciencia con las personas, tus gritos contra tu tío borracho se escuchaban desde una cuadra antes de llegar a tu casa, esa misma a la que no quise entrar después. Duré un tiempo en estado de confusión con tus actitudes violentas, salían a relucir de vez en cuando y para mi poca suerte, no podía convivir con ellas desde que mi padre había muerto acuchillado.

— Hoy me iré con Hoseok en la tarde, no me esperes, ¿Vale?

Ya era normal, desde que empezamos la relación Hoseok llegó a formar parte de nuestras conversaciones paulatinas, lo nombras más a él, tu tono cambia, pareces enloquecer, algo me dice que cuando paso por un espejo me tengo que ver, reconocer que tengo más marcas de acné, el perfume se corre rápido contra mi piel, y solo recorriendo mi cuerpo siento que me amas más que a él. Ahora bien, son celos lo que siento, porque de amor no me voy a morir pero no miento porque somos dos y no tres. Desde que empezamos, me dijiste que no había problema con decir que eras homosexual, ya se sabía desde hace rato que te gustaba ver a los hombres pasar, sobre todo tiernos niños con falta de ayuda paternal, buscando ser cada vez más sumisos ante ti y yo no era la excepción, es la verdad.

el mal querer ☆ kookminWhere stories live. Discover now