Capítulo 9 ☆ CONCEPCIÓN

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"En la puerta del cielo venden zapatos
Pa' los angelitos que están descalzos
Nadie a ti te ha conta'o que ningún sueño
Sabe de horas o tiempos, ni tiene dueño
Y cae la lluvia triste para mirarte
Detrás de cada gota te mira un ángel"

Solitarios los dos, nos miramos en silencio, nos reímos de la casualidad y nos confundimos más por el momento. Tenía exactamente el mismo ramo, copiado con exactitud y sus hoyuelos punzantes se clavaban en mi corazón, haciéndolo lucir tan puro como un ángel, tierno en su belleza, con su dulce delicadeza solo tomó mi ramo en sus manos y dijo:

— Dios sabe por qué hace las cosas.

Tan rápido como habló, tan rápido como tomo ambos ramos y cortó un poco más del tallo para dejarlos en unos porros con agua en mi habitación, sin decir más nada, sin expresar otra emoción que no fuera su fiel felicidad. Cuando había regresado de dejarlos en su sitio, se sacudió las manos y levantó la tapa de un sartén en fuego.

— Justo a tiempo... la comida está lista.

Esa noche, entre risas y anécdotas, comiendo spaghetti en salsa alfredo que había cocinado Namjoon con sus conocimientos en las gastronomías internacionales, nos fuimos a dormir con una sonrisa. Yo por mi parte estaba emocionado por el día, todo había surgido tan imprevisto y aunque la situación con Jungkook hubiese podido mejorar, no me molesté en darle cabeza y seguí mi ritmo de felicidad porque lo había visto y eso era lo que realmente importa. Estando acostado entre mis sábanas y cobijas, tomé la crema cicatrizante y justo al lado vi la carta blanca de Namjoon y me recordé que no la había leído.

No dudé en abrirla.

"Feliz día Blanco, Chim

Aún con mi resaca de que haya alguien en casa haciéndome más compañía que cualquier mujer que alguna vez llevé a mi cama, quiero agradecer por nosotros y por ti, por acompañarme y no juzgarme, por quererme, por estar.

No sé si alguien más te vaya a dar un obsequio por este día, tal vez tengas más de tres, pero por si no, toma este como tu obsequio. Yo estuve esperando mucho un regalo en día de San Valentin y no recibí nada, no quiero que te quedes sin el tuyo Chim, te quiero mucho. Pasa un lindo día Blanco."

Cuando terminé de leer la carta, mi piel ya estaba bañada en la melancolía de sus palabras, me levanté de un solo salto de mi cama y le toqué la puerta a media noche, esperando paciente a que me abriera, volviéndola a releer por unos segundos. Cuando apareció con su pijama de seda gris, lo abracé por el cuello y le dije "Gracias" tantas veces como mi boca pudiera pronunciar. Estaba llorando con la carta en mano, su pecho grande escondía mi rostro triste, mis ganas de devolverle todo lo que alguna vez me tendió eran aún más grandes que el abrazo que le di.

— Chim, ¿Qué pasó? ¿Por qué lloras?

— Eres un estúpido...

— Oh.

— No... no esa clase de estúpido. — Me reí un poco por su timidez y me separé para empujarlo un poco hacía adentro del cuarto. Estar en la puerta nos hacía lucir tan poco cercanos como muy personales y lo que menos quería era ser personales. — No tienes por qué agradecerme, tiene que ser al revés.

Me dedicó un gesto tierno, acercándose a mi cuerpo solo para limpiar mis lágrimas.

— Desde que llegué no haz parado de demostrarme y yo no he hecho nada por ti, Namjoon, perdóname.

— No es necesario.

— Si lo es, ven abrázame.

Yo estaba tan fundido encima de su cama que cuando se acercó lo abracé más fuerte para que se acostara junto a mi sin pudor. Lo noté tieso, preso en sus propios pensamientos, mirando al techo mientras yo lloraba en su pecho, él acariciaba mis cabellos, hasta sentirme disperso en el ambiente y quedarme tan dormido como una tierna pereza. Esa noche no lo conocí más, pero si pude compartir un poco más de su intimidad para que lograra sentirse acorde con el ambiente.

el mal querer ☆ kookminWhere stories live. Discover now