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Llevaban varias horas en la comisaría. Keiji se negaba a testificar y estaba alargando el proceso más de la cuenta. _______ había decidido contactar con sus padres para que estos lo ayudarán. Ella había sido totalmente sincera, había confesado el odio de su hermano a Tsukasa y por qué había pasado todo. No iban a tener multa ni nada. Lo redujeron todo a un hermano sobreprotector con su hermana y les dieron un toque de atención.

________ estaba sentada junto al pelilargo esperando. El entorno era muy ruidoso, teléfonos, habladurías, gente pasando de un lugar a otro, era estresante. Todo en su conjunto le estaba produciendo dolor de cabeza.

—¿Te encuentras bien? —el alto se había percatado de su estado; los continuos suspiros y su frente levemente sudorosa le habían dado una pista.

—No mucho.

—Voy a pedir permiso para salir, será mejor que te dé el aire. —con paso firme se dirigió a una mesa cercana, donde trabajaba un policía. El agente echó un vistazo a la chica y asintió.

Fueron hacia la salida, el chico la ayudaba agarrándola de la cintura. Se sentó en las escaleras de la entrada, viendo como entraba y salía gente todo el rato, y como llegaban los vehículos de patrullaje.

—¿Te encuentras mejor?

—Sí, mucho mejor. Necesitaba aire fresco —le dirigió una mirada —¿Y tú? Has recibido varios golpes.

—Estoy bien, estoy acostumbrado. —la chica sonrió levemente —. Una sonrisa te queda mejor.

Se ruborizó al escuchar esas palabras. Era demasiado bueno, tanto que a veces le molestaba. Su corazón ya no era el mismo, no se aceleraba por tener enfrente a su ídolo. Latía frenético por tener enfrente al amable chico, Tsukasa Shishio.

—¡_______! —su madre llegó corriendo, en cambio, su padre llegó más tarde por su paso lento y despreocupado. Ambos miraron al castaño, quien les saludó con una reverencia.

—Buenas noches. Soy Tsukasa Shishio, encantado de conocerlos.

—Encantada, soy la madre de _____ —dio un codazo a su marido para que reaccionara.

—Ah sí, encantado.

—Cariño, ¿por qué no entras a ver qué tal está Keiji? —de mala gana obedeció.

—Tsukasa, quería disculparme en nombre de mi hijo. Ha sido culpa nuestra, lo hemos malcriado, le hemos permitido muchas cosas. Entre ellas hemos dejado que los celos le cieguen. —_______ abrió los ojos sorprendida. Pensaba que era la única que se había dado cuenta de eso, que ellos no se habían percatado de cómo era Keiji y de su comportamiento. En cierto modo la molestó, ¿sí sabían eso porque no hicieron nada?

—¿Por qué nunca le has dicho nada? —la mujer se calló y no respondió —. Le quiero mucho, pero muchas veces me da miedo hablar. Porque hacerlo, si igualmente me va a ignorar, solo hay que ver el restaurante del otro día, odio ese lugar.

—Él nos dijo que te gustó —dejando atrás su leve mareo se levantó.

—Pues no. Lo odio, y tú también, mamá. Le habéis consentido mucho y lo sabéis —el pelilargo se mantenía al margen de la conversación — ¿Es por qué no soy tan buena en los estudios? ¿Por qué no sé qué hacer con mi vida?

—Cariño... —intervino su madre.

—No me deja opinar, no me deja hablar con Tsukasa, porque por alguna tonta razón lo odia, ¡y no le habéis dicho nada!

—Tranquilízate. —Tsukasa posó su mano en el hombro de la fémina intentando calmarla. De un movimiento se libró y se alejó de ellos. Su madre fue tras ella, dejando solo al chico.

PROHIBIDO AMARTE [TSUKASA SHISHIO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora