Capítulo 11: ¿Odiar o amar?, parte 1

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Nota: esta historia está inspirada en la saga de Kung fu panda de DreamWorks, ninguno de los personajes de Kung fu panda me pertenece, solo son utilizados para contar esta historia, también cabe destacar que esta historia es solo para entretener y es sin fines de lucro. Habiendo dicho esto, espero que les guste y que disfruten la historia.

La mañana siguiente después del incidente con Maylin, Byakko se levantó muy temprano y se dirigió a la cocina por algo de comer, entre la despensa vio una manzana grande y jugosa y no dudo en tomarla para comérsela y mientras lo hacía, Tigresa entró a la cocina, iba a prepararse un té para iniciar bien el día. A ella le sorprendió ver a Byakko tan temprano en la cocina, ella sabía que Byakko solía levantarse temprano, pero no tanto como ella lo hace comúnmente, ya que así se había acostumbrado desde su etapa de estudiante con el maestro Shifu. Algo extrañada se acercó a Byakko para saludarlo y saber por qué había madrugado tanto ese día.

–Buenos días Byakko, me sorprende verte tan temprano despierto, yo sé que siempre te levantas temprano, como debe ser, pero, ambos sabemos que tú no exageras y prefieres dormir poquito más, por lo que quiero preguntarte, ¿a qué se debe que hayas madrugado tanto hoy? – lo miró a los ojos, con su expresión neutral de siempre.

–Bueno, yo este... es que tengo muchas cosas que hacer hoy así que me levanté temprano para iniciar más temprano y alcanzar a terminar todo hoy mismo, ya que esto no es parte de las tareas del día– dijo lo más tranquilo que pudo, ya que estaba nervioso, pero no quería que Tigresa lo notara y tuviera que decirle la verdad al respecto.

Tigresa arqueó una ceja y se puso seria –¿Crees que puedes mentirme Byakko? Soy muy analítica, deberías saberlo, puedo identificar fácilmente cuando alguien me está mintiendo y justamente eso estás haciendo– le pone una mano en el hombro y trata de hablar un poco más dulce –¿qué sucede realmente Byakko? Sabes que puedes confiar en mí, so tu maestra y soy una tumba si de guardar secretos se trata, pero, si es algo que necesita ser arreglado, esto dispuesta a ayudarte, porque eres un buen amigo– sonríe levemente.

Byakko suspira levemente y agacha un poco la cabeza avergonzado –tiene razón maestra, no es esa la razón, no sé mentir porque no me gusta hacerlo, en fin, le diré que pasa– levanta la mirada y mira a Tigresa –lo que pasa es que quiero evitar a ya sabe quién a toda costa, si se va a quedar aquí, tendré que idear formas de nunca toparme con ella o no sabré que hacer, por eso madrugué tanto, sé que cuando se levante vendrá a desayunar, la conozco, siempre se levanta con mucha hambre, entonces no quiero encontrármela aquí– termina su manzana, la tira al cesto de basura y se dispone a irse –mejor me voy maestra, estaré en el salón de entrenamiento, meditaré mientras llega Jade, ¿usted podría entrenar a la nueva alumna y a Kumi? Por favor–

–De acuerdo, yo la entrenaré, pero, ¿por qué no la llamas por su nombre? Sabes que se llama Maylin, ¿qué tan difícil es decir su nombre? – se cruza de brazos.

–Prefiero evitar el estar recordando el pasado y su nombre me lo recuerda, así que mejor no lo diga, se lo pido de favor maestra– se talla la cara, se le veía un poco frustrado.

–Byakko, debes superar eso que pasó, tuviste un suceso horrible y te entiendo que estés enojado, pero, si sigues reprimiendo eso y no perdonas a Maylin, ese enojo terminará acabando contigo– se acerca a él y se pone en frente de él –somos tigres, somos orgullosos, eso lo sé y lo entiendo a la perfección, pero, en algún momento es mejor tragarse el orgullo que arruinar tu vida solo por mantenerlo, yo era la guerrera más orgullosa de los 5 furiosos, todos me temían y no estaba dispuesta a que eso cambiara. Sin embargo, llegó Po, aunque intenté de muchas formas que se fuera y lo odiaba por quitarme la oportunidad de ser la guerrera dragón, su optimismo, su amabilidad, su cariño hacia mí y el como a pesar de cuanto lo odiaba, él jamás dejó de considerarme su mejor amiga, después me enteré de que él me amaba y siendo sincera, también yo sentía algo por él, pero, por mi orgullo me negaba a aceptarlo y lo evitaba a base de ataques de mal humor, desprecio a Po y alejarme de él. Si yo fuera Po ya me hubiera rendido y ¿sabes qué pasó? Siguió intentando hasta que logró conquistar mi corazón y decidí tragarme mi orgullo, desde que hice eso mi vida mejoró y se hizo más alegre y hermosa, me casé, tuve hijos y ahora soy muy feliz con mi familia, la cual deseé desde que era niña. El punto es, a veces es mejor renunciar al orgullo para dejar de cavar y mejor intentar salir del agujero en el que estás, con ayuda de tus amigos y seres queridos–

Kung Fu Panda: Leyendas de la CreaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora