Corre conejo corre

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Cuenta una historia que, en un lugar a lo largo del tiempo, dos cazadores perseguían a dos conejos, uno blanco y el otro café, junto con su manada de perros cazadores. Ambos se metieron a una pequeña madriguera para esconderse. Terrible error. Los perros bloquearon las entradas y empezaron a escarbar hacia ellos, ambos conejos estaban atrapados, no había salida, su fin estaba ahí.

Ambos temblaban, cada vez sentían más de cerca el caliente aliento de los perros, estaban aterrados, no había escapatoria, los perros estaban por llegar a ellos.

-Ya no hay salida, pero lo podemos intentar, de todos modos, moriremos- dijo el conejo blanco- podemos tratar de escapar por un costado de los perros.

-No- se quejó el otro conejo- nos atraparán, al menos tardarán un poco más en llegar a nosotros, no hay salida. Vamos a morir.

-De todos modos, vamos a morir- dijo el conejo blanco antes de armarse de valor, corrió hacia las fauces de uno de los canes, sintió el colmillo rozar su pata, pero logró salir por un lado del perro.

Estaban los perros tan enfurecidos que persiguieron al conejo blanco entre la llanura, dejando al conejo café, temeroso y solo, dentro de su madriguera.

Una vieja historia. Recordó Carolina antes de desviar la mirada hacia el suelo y observar sus pies, moverse uno delante del otro. ¿A dónde iban? ¿Por qué seguían adelante? ¿Acaso sería un conejo blanco, queriendo sobrevivir o un conejo café, simplemente esperando su final? En ese momento ya no se sentía tan segura de qué era lo que quería.

-Quédate conmigo- recordó Carolina las palabras de Carlos en aquel extraño sueño.

¿Por qué había soñado eso?

Una sensación de calidez había invadido todo su cuerpo, pero no era solo el recuerdo, la luz de unas antorchas encendidas al final del camino producían mucho calor, tres hileras de antorchas, tres a la izquierda, tres en medio y tres a la derecha. Enfrente, una enorme puerta de piedra se alzaba imponente junto con otras dos a los lados, cada una con un número tallado en ellas, 4, 1 y 7.

Solo la primera antorcha del lado derecho estaba apagada, ahí se encontraba una antigua llave con el número 7 tallado, descansando sobre la antorcha.

- ¿Dónde estamos? - preguntó Eduardo.

-Bienvenidos- gritó el muñeco detrás de ellos. Han encontrado las tres puertas de la perdición- se empezó a reír escandalosamente -En la primera, el infierno encontraran, en la segunda, una muerte rápida los esperará y en la tercera un laberinto atravesarán- volvió a reír escandalosamente aquella extraña marioneta, sus amarillentos ojos se posaron sobre todos, parecía que podía verlos a todos al mismo tiempo, los acuchillaba con su mirada, ansiaba verlos morir, lo podían ver en aquella mirada del muñeco sin vida.

El muñeco empezó a desvanecerse, no sin antes recitar sombríamente.

-Escuchen con atención:

Como un rostro iluminado

tú lo puedes ver,

del uno al nueve de arriba hacia abajo

solo uno puede ser.

La llave se encuentra entre su mirar

ten cuidado si no es,

NIGHTMARE FAIRYTALEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora