El lobo escondido en piel de oveja

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- ¿Cuánto tiempo ha pasado? - preguntó Ana en medio de las sombras, se encontraba acostada en las piernas de Carolina, quien abrazaba con fuerza a su hermana.

-No lo sé- contestó Carolina- todo sigue igual.

-No han venido- susurró Hillary con cansancio- ¿Qué habrá pasado? ¿Habrán... estarán...? - la palabra se le atoraba en la garganta impidiéndole terminar de decir la pregunta.

Carolina sintió la necesidad de tranquilizar a su hermana, pero se sentía tan culpable. Recordó la mirada de sus compañeros mientras se alejaba de ellos, aquellos ojos llenos de rencor, desesperación y decepción, los habían abandonado... ¿Con qué cara trataría de tranquilizar a su hermana si ella los había abandonado?

-No teníamos opción- dijo Kira, quien se encontraba recargada en el hombro de Alex- Este juego es de vivir o morir, no puedes dudarlo.

Carolina no podía verla con claridad, pero observaba el rostro de Kira en su mente. ¿Quién era ella en realidad?

Unas tenues luces en el piso se empezaron a prender alrededor de la circular habitación donde se encontraban, en el centro de ellas se levantaban unas tétricas sillas colocadas de forma circular, una junto a otra, todas viendo hacia la pared.

Los seis se levantaron, consternados, antes de que una metálica puerta se abriera frente a ellos, por ahí entraron Marcela, Eduardo y Marivi. Habían logrado pasar la puerta correcta.

-No- chilló Marivi- pensé que saldríamos de esta pesadilla- dejo rodar un par de lágrimas por su mejilla

Marcela por otro lado corrió y abrazó a Hillary quien la recibió con los brazos abiertos.

-Traidores- gruñó Marivi- No sé cómo puedes emocionarte tanto por ver a quienes nos abandonaron- les espetó.

-Yo... yo no sabía que eso iba a pasar- chilló Hillary.

-No tuvimos otra opción- contestó Ana- yo... yo no quería, pero...

-Traidores- repitió Marivi limpiándose las lágrimas con el dorso de su mano.

Una siniestra carcajada rebotó por todas las paredes de la circular habitación.

-Bienvenidos participantes. Es un placer seguir en este concurso con ustedes- dijo de forma divertida.

Los amarillos ojos del muñeco fueron lo primero en aparecer, dejando ver aquella siniestra mirada fija en todos y cada uno de ellos. Poco a poco el muñeco empezó a mostrarse bajo la luz de la brillante luna.

-Siéntanse afortunados de llegar aquí, tomen asiento, el suelo se derretirá- se carcajeó.

- ¿De qué habla? - preguntó Marcela confundida.

-Corran a las sillas- gritó Carolina corriendo.

Todos alcanzaron a tomar una silla. Se escuchó el suelo crepitar, antes de que éste empezara a caer al vacío en pedazos, dejando solo las sillas en alto.

Unos collarines de metal se adhirieron en los cuellos de todos, impidiendo que pudieran voltear o moverse de su lugar, unos botones se encendieron en los brazos de las sillas, del cero al ocho.

- ¿Qué? ¿Qué está pasando? - gritó Marivi una y otra vez- No puede estar pasando esto. Déjame ir. No puedes hacerme esto.

-No puedo respirar- empezó Marcela a hiperventilar- Ayúdenme, por favor. Por favor.

NIGHTMARE FAIRYTALEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora