Seth

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-¿En qué momento decidieron que se irían? - Pregunté mientras me apoyaba contra el cuerpo de Paul. Él sonrió y beso mi mejilla mientras me abrazaba por la cintura.

-Lo veníamos pensando hace mucho y no sabíamos exactamente cuando hacerlo. Creímos que lo mejor era hacerlo como regalo de cumple años o tal vez como regalo de graduación pero... Míralo, se ve tan feliz -. Dijo Paul, señalando con la mirada a un Seth más risueño y energético de lo normal. Sonreí de lado y asentí.

-Entonces espero que les vaya bien. Solamente no se pierdan en el camino -. Dije con una gran sonrisa. Los chicos rieron y Seth se acercó a mí.

-No te preocupes, yo los voy a guiar. No soy ningún líder, pero soy el que mejor se orienta -. Dijo Seth mientras inflaba su pecho con orgullo, como si esa cualidad fuera solamente suya. Todos reímos en la habitación, pero no dijimos nada. Él era como el hermanito menor de la manada, no había forma alguna de que podamos romperle el corazón o sus ilusiones.

-Asegurate de que al menos este tonto vuelva en una pieza -. Susurré mientras señalaba a Paul con la mirada. Seth asintió.

-Prometido. Es más, puedo evitar que cualquier chica se le acerque -. Dijo Seth guiñándome un ojo. Ambos sonreímos y estrechamos las manos para sellar nuestro pacto.

Paul tuvo que deshacer nuestro abrazo, ya que tenía que ir con los chicos a organizar algunas cosas para el viaje. Al parecer Paul, Seth, Embry y Quil se irían de paseo por algunos estados. Según ellos, este sería el mejor regalo para Seth. El chiquitín no conocía ningún lugar que no fueran la reserva y la ciudad. Mejor dicho, la mayoría de ellos no conocía nada fuera de Forks. Se irían por una semana, más o menos. Sin embargo, no tenía ningún problema con el tiempo. Seth era un gran chico, se merecía disfrutar de este gran viaje. Lo mejor de todo es que podría conectar con su lobo interior.

Al contrario de lo que muchos creen, transformarse en lobo no debe ser únicamente para combatir contra enemigos. También puede utilizarse para este tipo de cosas. Ya sé que Seth camino y corrió en su forma lobuna, pero siempre fue dentro de un territorio conocido. Las sensaciones son completamente distintas cuando vas merodeando por lugares desconocidos. Es como si estuvieras en otro mundo, a pesar de que las cosas son las mismas. Árboles, lagos, ríos, playas. Sin embargo, había algo característico de cada lugar que era imposible copiar. Es por eso que este viaje le serviría para conectar con su lobo interior. Así sabría reconocer esas diferencias, también podría expandir su mapa mental y ni hablar de su duración en los viajes. No es el mismo caminar un par de horas a que estar caminando o corriendo durante días, guiandote únicamente con el viento y el sol.

-Espero que les vaya bien. Los quiero a todos. Cuídense, lo digo en serio -. Dije mientras abrazaba a cada uno de los chicos. Todos asintieron y me devolvieron el abrazo con la misma intensidad. No se iban a la guerra, pero se sentía como si así lo fuera.

-No te preocupes por nosotros, Oruro. Vamos a volver enteros y sin rasguños -. Dijo Quil sonriendo.

-Eso no sería divertido -. Dije sonriente y los chicos rieron. El último al que abrace fue a Paul. Este abrazo fue el más difícil por romper.

-Nos vemos dentro de poco, amor -. Susurró en mi oído y beso mi mejilla. Me sonroje levemente y asentí.

Leah, Sue y yo nos quedamos en la entrada de la casa, observando como los chicos corrían en dirección al bosque. Después de unos minutos se pudo escuchar los aullidos de los chicos a lo lejos. Las tres suspiramos y decidimos entrar a la casa. No podíamos quedarnos en el lugar durante la semana, esperando a que volvieran.

-Ahora que Seth se fue, podes quedarte a dormir -. Dijo Leah mientras me guiaba a su cuarto -. Todo va a estar más tranquilo ahora que Seth se fue.

-Se siente tan raro no escuchar su voz. Aunque siento como si él estuviera hablando ahora mismo -. Dije mientras me sentaba en el piso y cerraba los ojos -. Como aquella vez que se la paso hablando durante horas sobre un pájaro raro que se encontró en la playa.

-¡Ay, dios mío! Ese día sentí que se me iban a caer las orejas. Lo peor es que mi mamá lo ayudo a descubrir cuál tipo de pájaro era -. Dijo Leah con fastidio, pero sonriendo de lado. Ella no odiaba a su hermano para nada, pero tampoco era tan divertida como él.

-Chicas, no me lo van a creer. Vi un pájaro súper bonito, estaba saltando en la playa. Me caí en la arena cuando lo intente atrapar y se me escapó -. Dije mientras imitaba la voz de Seth. Leah soltó una fuerte carcajada y nego con la cabeza.

-Dejo la casa llena de arena y lo peor es que no quería limpiar.

-Ya lo extraño -. Susurramos al mismo tiempo con un poco de nostalgia.

(...)

-Chicas, arriba. Ya es hora de levantarse. Charlie nos invitó a un día de picnic -. Dijo Sue mientras entraba en la habitación. Abrió las cortinas y también las ventanas. Mis ojos parecieron haber explotado como dos huevos y creo que los de Leah también, ya que la escuché quejarse.

-¡Mamá! - Fue lo único que Leah pudo decir, debido a que Sue ya se había retirado del lugar. Me cubrí la cara con mis propias manos, pero aún así la sensación de ardor en mis ojos no disminuía. Leah se levantó de la cama y fue a cerrar las cortinas, atenuando un poco la intensidad de la luz -. Siempre hace lo mismo -. Susurró por lo bajo. Solté una leve risita al escucharla.

-Vamos al picnic con Charlie. Tengo hambre -. Dije mientras comenzaba a estirarme en el lugar, haciendo sonar mis huesos. Me puse en cuatro patas y me sacudí, tal como si fuera un perro. Esa simple sacudida podía aliviarte hasta las vidas pasadas. Sin duda alguna era un placer que los humanos no entenderían.

-No tengo ganas -. Dijo Leah mientras se acomodaba debajo de las mantas. Rodé los ojos y me levanté del piso. Me acomode la ropa y observé el exterior de la casa. A pesar de que la mayoría de veces el lugar se encontraba nublado, hoy habíamos sido bendecidos con un día sumamente soleado -. Vamos, Leah, está perfecto para comer algo en el bosque -. Dije mientras comenzaba a tirar de la manta, tratando de destaparla.

-No.

-¡Charlie hizo sánguches de pavo! - Grito Sue desde el living. Leah rápidamente se levantó de la cama y corrió hacia el living, chocandose con las paredes.

-Menos mal que no querías ir -. Grite mientras me terminaba de organizar y me dirigía en dirección a la entrada de la casa.

• Aullidos de amor | Paul Lahote •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora