Beast

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Me desperté antes que todos. El resto seguían dormidos en el sillón o en el piso. Emily había sido tan amable en traer los colchones al primer piso para que todos estuviéramos juntos. Aunque no eran suficientes, la mayoría, incluyendo me, tuvimos que dormir en el piso. No era nada nuevo para mi, por lo que mis huesos no iban a tronar cuando comenzará a moverme. Me levanté del piso y observé como el resto estaba disperso. Mis hermanos y sus esposas estaban en un colchón en el piso. Las mini bestias se encontraban en el medio de las parejas, cuidando los de que se caigan. Sam y Emily estaban en el sofá, cubiertos por una manta. El resto de los chicos estaban en sus casas. El llanto e irritabilidad de las mini bestias había sido demasiado para ellos.

Me dirigí a la cocina y comencé a preparar el desayuno para todos. Aunque primero empecé por el de mis sobrinos. Estaba segura de que en cualquier momento se iban a despertar y estarían hambrientos. Después seguiría con los chicos. Tome la leche del bolso de las chicas y la calenté un poco, asegurándome de que no fuera a quemarlos. Prepare los biberones y una vez que la leche se entibió, la coloque en los biberones. No pasaron ni dos segundos cuando los desgraciados comenzaron a llorar. Rápidamente fui a buscarlos y los coloque en los Moisés. Les tendí los biberones a cada uno, asegurandome de que ninguno se atragantara o algo.

Todo estaba en absoluto silencio, a excepción de los ronquidos de todo el mundo. Al parecer nadie se había dado cuenta de que los niños se habían puesto a gemir, lo cual me alegro. Quizás no comprendía muy bien la vida de mis hermanos, pero sabía que siempre estaban trabajando sin parar. Por lo que, aunque no quieran admitirlo, los niños eran una gran responsabilidad. Y bueno, digamos que soy la mejor hermana menor que pudieron tener. Suena un poco arrogante, pero era la verdad. Una vez que las mini bestias terminaron con la leche, les quite los biberones y les di un par de juguetes para que se entretengan durante unos momentos.

Cociné lo más rápido que pude. Prepare algo práctico y sencillo de cocinar, huevos revueltos y pan tostado. Además, hice un poco de café. Aunque calenté un poco de agua por si alguno quería prepararse un té. El primero en despertar fue Paul al escuchar el ruido del aceite cocinando el huevo.

-Huele bien -. Dijo Paul sonriente y abrazándome por la cintura, aún con los ojos cerrados y medio dormido.

-Entonces anda y desperta al resto. Vamos a comer todos juntos -. Dije mientras le pegaba en la mano al ver que él intentaba tomar una de las tostadas.

-Pero tengo hambre.

-Ellos también tienen hambre. Además, siempre te emocionas. Decís que vas a comer un poco y cuando dejó de mirarte, terminas comiéndote toda la comida -. Dije mientras apagaba la cocina y me daba la vuelta sobre mi propio eje, quedando cara a cara con Paul.

-Bueno, no podés culparme. Tengo que comer lo suficiente para mantener este cuerpo -. Dijo Paul mientras comenzaba a flexionar los músculos de sus brazos, imitando pésima mente a un fisicoculturista.

Comencé a reír en voz baja y negué con la cabeza. Él volvió a rodear mi cintura con sus brazos y pegó su frente a la mía. Ambos cerramos los ojos y disfrutamos de la conección por unos breves segundos. Este saludo no era conocido por muchos y de seguro para cualquier otra persona no significaba nada, pero para nosotros sí. Era una muestra de respeto y amor puro. Algunos incluso creían que de esta forma las parejas podían compartir sus pensamientos y temores, aunque ahora mismo lo único que podía compartir con Paul era el hambre. Nos separamos rápidamente al escuchar que alguien se removía en su lugar. Fijamos nuestra vista en los dueños y visitas de la casa, tratando de adivinar quién había sido.

-Hoy podemos ir al cine. ¿Te parece? - Dijo Paul, acomodando un mechón de pelo detrás de mi oreja y observando fijamente mis labios.

-No creo que las mini bestias sean bien recibidas. Lo más probable es que lloren durante la función y eso moleste a los demás -. Dije mientras acariciaba la mejilla de Paul y también fijaba mi vista en los labios de él.

-Bueno... Entonces podríamos preparar nuestro propio cine. Vamos a comprar un poco de comida chatarra, conseguimos una tela blanca, un par de palos y un proyecto... ¡Y pum! Cine casero -. Dijo Paul acercandose peligrosamente a mis labios.

-En ese caso, creo que si puede funcionar -. Dije sonriente y uniendo nuestros labios de una vez, cerrando los ojos.

Paul dió un rápido y estrepitoso salto, separándose de mi. Al abrir los ojos supe porqué. Mi hermano estaba parado detrás de él y al parecer le había tocado el hombro. Esa era una clara señal de que debía de mantener su distancia conmigo. Sonreí de lado y oculte mi rostro debajo de mi melena, evitando la mirada de mi hermano.

-¡A desayunar! - Grite levemente, tratando de despertar a los adultos. Camine en dirección de las mini bestias y seguí jugando con ellos hasta que el resto fue despertando poco a poco.

-¡Los bebes! - Gritaron Sasha y Viv, totalmente preocupadas. Sam y Emily se levantaron fugazmente, buscando a los niños, aún semi dormidos.

-Tranquilas, están conmigo. Ya les di el biberón -. Dije sonriente. Vasya también sonrió y se preparó el café.

-¡No vuelvas a asustarme así, Ruro! - Dijo Viv, acercandose a los niños y a mi.

-Perdón-. Dije mientras me levantaba y me preparaba un poco de té. Paul prefirió comer un par de galletitas que habían por ahí y se sentó a mi lado, en el piso, ayudando a monitorear a los pequeños.

(...)

-¿Ya tienen todo? - Dije mientras veía la camioneta de Billy aparecer en el camino. No podía creer lo rápido que habían hecho las compras, creía que se tardarían más tiempo en hacerlo.

-Somos veloces, no lo olvides -. Dijo Jared sonriente y empujándome juguetonamente. Rodé los ojos y sonreí ante su broma.

Paul creyó que sería mejor si invitabamos al resto del clan e incluso a la manada Black. Sam y Emily no se opusieron, por lo que les comenté a mis hermanos la situación de Jacob. Él vendría con Renesmee y con Emmett, para que al fin puedan conocerlo. Todos hicimos algo para ayudar en la preparación, excepto los invitados que hacían cosas sencillas como cuidar de los bebés o cocinar un poco. Las horas pasaron rápidamente y sin poder evitarlo, ya se había hecho de noche y la casa de los Uley cada vez parecía encogerse más y más. Bueno, en realidad no se achicaba, sino que cada vez llegaba más gente.

-Ya está aquí -. Susurré. Paul asintió y guío a la mayoría de los invitados al patio, dónde sucedería toda la acción. La manada Black ingreso en la casa y los presente uno por uno ante mí familia -. Y ellos son Renesmee y Emmett. Ella es una híbrida y este tonto de dos metros es un vampiro común y corriente -. Dije sonriente y abrazandolo por la cintura.

Mis hermanos reaccionaron al igual que yo al verlo. Me alegraba saber que no era la única que lo confundía con Francis. Los demás integrantes de la manada se fueron al patio, excepto por Emmett y nosotros.

-Es un gusto conocerte. Espero que sepas controlarte ante las damas -. Dijo Vasya, dándole una sería mirada. Emmett levanto las manos en señal de paz.

-Solamente vengo a disfrutar de la noche de películas y pasar un buen rato con mí amiga -. Dijo Emmett acariciando mí brazo. Mis hermanos asintieron y se relajaron un poco. Las chicas lo observaron un tanto desconfiadas, pero no dijeron nada al respecto.

-Bueno, vamos afuera. Ya está por comenzar la película. Por cierto, ¿Cuales eligieron?

-Películas clásicas. La mayoría son de romance y comedia, terror y comedia... Y más comedia -. Dijo Vitya. Emmett y yo reímos y fuimos al patio, acomodando nos al lado de Paul.

Ambos chicos se saludaron amistosamente y se recostaron en la manta, mientras que yo decidí quedarme sentada. Las pocas luces del patio se apagaron y alguien encendió el proyector, iniciando la función.

• Aullidos de amor | Paul Lahote •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora