—¡Connie, trae eso aquí! —gritó Naoto mientras veía correr a uno de los gemelos con las luces de navidad. Takemichi rió por lo bajo, ya habían pasado cuatro años desde que, el destino jugó a su favor y puso a Naoto Tachibana en su camino. El alfa atrapó al niño de casi cuatro años, para después quitarle las luces de navidad —. Por qué no eres más quieto —se quejó. El niño sólo se rió y se fue corriendo.
Quien diría que, su vida acabaría así. El Omega tenía a un atractivo alfa a su lado y, a dos niños maravillosos, aunque claro, Connie si que era muy enérgico y travieso. Takemichi estaba feliz de su vida. El Omega veía cómo su alfa terminaba de decorar el árbol de navidad, mientras Candy le pasaba las esferas a su padre. Aunque tenían gemelos, ambos eran distintos. Candy había resultado ser un Omega y, Connie un alfa. Takemichi terminó de limpiar con la aspiradora, para después dirigirse a la cocina.
El Omega debía preparar todo para la cena de navidad. Candy cómo siempre no se despegaba de sus padres, no importa cuál de los dos fuera, cuando Naoto no estaba en casa, Candy se le pegaba a Takemichi y lo seguía a todas partes y, si Takemichi no estaba cerca, lo mismo hacía con Naoto. Pero si ambos no estaban, se le pegaba a su hermano. Naoto por fin terminó de decorar la casa, para después, tomar a Candy en brazos.
—Todo está listo —añadió con una sonrisa. El Omega de igual forma le sonrió mientras picaba las frutas para realizar una clase de ponche casero —. Iré a preparar a los niños —añadió. Naoto también estaba feliz con su familia. El alfa de verdad se hubiera sentido cómo un completo tonto si no le hubiera hecho caso al Omega.
—¡Manjiro el pavo se quema! —gritó Draken mientras veía cómo humo salía del horno. Mikey de inmediato se acercó con un extinguidor en mano. Desde que el alfa sabía que, el Omega anhelaba que cocinaran para él, trató de hacer su esfuerzo por aprender a cocinar pero, parecía que, no servía para ello. Por suerte, no hubo incendio cómo tal y, el alfa apagó el horno.
—¿Crees que, parece pavo? —cuestionó, mientras veía los restos carbonizados. Draken Suspiró con pesadez, parecía que, otra vez comprarían sandwiches de pavo en el supermercado. Mikey entendió la indirecta —. Al parecer, comeremos comida chatarra de nuevo —añadió al dirigirse al bote de basura más cercano.
Yukito cómo siempre veía a sus padres, mientras dibujaba en la mesa del comedor. El Omega ahora tenía siete años de edad. Poco a poco el de ojos azules comprendía su situación. Resulta que, él no tenía a un Omega en su familia, solamente habían dos alfas. Aunque debería de sentirse triste, no lo estaba, sus padres tenían un peculiar estilo de vida, no eran cómo las familias de sus compañeros, sus padres tenían un estilo distinto de vivir.
Por lo general él veía cómo los padres de sus compañeros les demostraban afecto, cocinaban para ellos, los bañaban y, los llevaban a pasear tomados de la mano. Sus padres hacían algo diferente. Para iniciar, ninguno cocinaban. No le mostraban afecto en público y tampoco lo llamaban de maneras cariñosas, y ninguno se atrevió a ayudarlo con el baño antes. Pero aún así, sabía que lo amaban. Sus padres podrían parecer muy rudos pero, siempre cuidaban de él.
En vez de tener todo eso, el Omega tenía a dos padres rudos que, tenían tatuajes, eran casi permisivos con casi todo y que, en vez de contarle cuentos de hadas, le contaban un sin fin de anécdotas macabras que habían vivido. Cómo el día en que Draken le contó que, casi mataba a alguien, o cuando Mikey le dijo que, le había roto la quijada a un tipo de una patada. Aunque un niño normal debería de estar asustado, él estaba fascinado por saber más de la vida de sus padres.
Manjiro se quitó el delantal, había fracasado de nuevo. Draken se cruzó de brazos para después, decirle a Yukito que fuera por su abrigo, de nuevo saldrían a comer cómo siempre. Draken sonrió para después acercarse al alfa y rodearlo por la cintura. Draken quería consolar a su novio por lo que había sucedido.
—No te preocupes —añadió, mientras besaba su cuello —. No me importa que no sepas cocinar —susurró para después besar los labios del más bajo.
Cómo Yukito no estaba presente, Mikey dejó al alfa besarlo. Ambos tenían mucho cuidado, no querían que el Omega los despreciara cuando se diera cuenta de la verdad. No es que, no quieran a Yukito, solamente que, ambos evitaban tener el mínimo contacto con él; no querían hacerle sentir incómodo.
Mikey no dijo nada, en cierta parte sentía impotencia, se supone que, quería darle todo a su hijo pero, no podía. Todo mundo sabe que, cocinar es la más grande prueba de amor que le puedes dar a tu creía pero, Mikey no podía. Cómo Manjiro era alfa nunca se molestó en cocinar, creía que, encontraría a un Omega para que lo hiciera por él, nunca se imaginó con otro alfa.
Después de eso, los tres salieron del departamento para ir en busca de algo comestible.
Mientras tanto, en una enorme mansión. Un alfa de cabello negro veía cómo su Omega se acercaba a él con una bandeja. Desde hace dos años, ambos optaron por casarse y vivir juntos. Chifuyu sonrió para después, poner el pavo en la enorme mesa del comedor. Aunque Chifuyu no estaba seguro de lo que sentía por su jefe, accedió a abrirle su corazón, aunque claro, no fue fácil pero, Baji trató con todo su esfuerzo para ganar la confianza y el amor de su Omega.
Ambos estaban casados pero eso sí, sabían diferenciar su vida laboral de su vida personal. Cómo hoy era noche buena, Baji le dió el día libre a todos sus empleados, claro, aunque eso fue solamente por petición de Chifuyu. Ambos habían empezado a amarse, aunque claro, el alfa no cambió tan fácilmente. Chifuyu inició a cortar el pavo.
El Omega jamás imaginó que, ese alfa tan desagradable y grosero terminaría siendo su esposo algún día. Baji tampoco se imaginaba estar atado a alguien, pero el destino cómo siempre con sus jugadas sucias para quien menos se lo espera. El Omega sonrió al servirle un plato al alfa, Baji también sonrió, para después tomar su mano y besarla. Chifuyu abrió un lado de Baji que, él mismo alfa no conocía.
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Destino.
FanfictionTakemichi es un secretario que está enamorado de cierto alfa, pero para su mala suerte el alfa no siente lo mismo por él. Por azares del destino es que un día su amor platónico se ofrece a acompañarlo a su casa. ❃Omegaverse. ❃Varias parejas.