P R Ó L O G O

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D I S C L A I M E R: Esta historia hace uso de personajes externos, pertenecientes en todos sus derechos de autor a J.K Rowling, no está plagiando o robando su trabajo, solo se hace préstamo y se juega con la trama, con el debido respeto.

P R E C A U C I Ó N: Se tratan temas delicados, se utiliza un vocabulario vulgar y se hacen descripciones explicitas. Leer con discreción. 

Metodología de la historia: 

—Hablando/Conversando.

Hablando pársel u otro idioma.

Pensando/Recordando.

«Llamada/Conversación por flú u otros tipos de comunicación.»

. . .

Tres años después de la Batalla de Hogwarts.

Se había sentido adormecido, aunque su cuerpo había caminado con gran determinación, recordaba. Su mente trabajaba a mil, y a todo lo que podía dar. Había presenciado la muerte de Severus, y visto sus recuerdos hacía poco, todo se sentía tan extraño, había sido raro saber que no lo odiaba por él, sino por su padre. Tan desconcertante saber que su papá había sido un acosador. Le sabía amargo, incluso ahora, puesto que él, más que nadie, odiaba la intimidación, palabras desde el punto de vista de una víctima. Por otra parte, aún se sentía destrozado con la muerte de Fred, tres años después. En ese entonces, luego de perder a tantas personas amadas por él, no entendía como su corazón había seguido quebrándose con cada cuerpo frío, e inerte que veían sus ojos. Sin embargo, la muerte de Fred le había roto el corazón de otra manera, pues George y Fred Weasley, se habían tatuado en su piel de una forma más allá de la hermandad, los quería como amantes, aunque eso no lo sabrían nunca. Había planeado declararse luego de la guerra, pero Fate había parecido no estar de acuerdo.

Cuando se había decidido a entregarse por cuenta propia, se fundamentó el miedo y la decisión en que, si Dumbledore en los recuerdos de Snape habría tenido razón, y él albergaba una parte del alma de Voldemort, era necesario que, para poder matarlo definitivamente, debía coger el camino hacia el Bosque Prohibido y esperar a que el Señor Oscuro lo asesinara. Si todo salía como Dumbledore predijo, el alma de Riddle, no, Voldemort debería morir. Y así, ya no tuviera otra alternativa para volver, y no iba a mentir, aquella vez se asustó de que él fuera un camino más para que el mago oscuro reencarnara, o lo que sea que hiciera con los horcrux.

Y entonces, allí se había encontrado él, aceptando a la muerte en caso de que todo saliera mal. No podía huir de esto, si quería que todo acabara era obligación que él, en su ser como Gryffindor imprudente que era, se lanzara al peligro sin pensar en las consecuencias. Solo había deseado que la suerte Potter no se cruzara, y dejara que todo saliera como debía ser. Estaba cansado, demasiado. No quería ver más muertes, no quería que George muriera, eso lo habría matado como un cruel Avada Kedavra, aunque tampoco habían estado en sus planes que Neville, ni Hermione, ni Ron, ni Luna, ni nadie más muriera por esa estúpida guerra, incluso Draco se había incluido a la lista, había mentido por él delante de Bellatrix, eso le era admirable, sabiendo lo loca que estaba su tía. Y si para poder lograr que ellos tuvieron una oportunidad de seguir viviendo, de seguir con sus vidas, debía morir él, entonces se entregaría en bandeja de plata para que Voldemort lo matara.

Sus planes habían sido construidos en base a la aceptación de la teoría supuesta de que, si él era un horrocrux, y el mismo dueño, ósea, el megalómano lo destruía. Entonces, solo quedaría Nagini, y consciente de eso, le había pedido a Neville que acabara con ella, sabía que él podía. Neville se había convertido con la guerra en alguien valiente, y capaz, lo consideraba digno de esto. Con Voldemort debilitado, cualquiera podría matarlo, quizás Minerva McGonagall, o Filius Flitwick, no importaba quién fuera. Moriría para darles la oportunidad, solo debían aprovecharla.

BUSCANDO EN EL PASADO [Por determinar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora