C A P Í T U L O 5

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D I S C L A I M E R: Esta historia hace uso de personajes externos, pertenecientes en todos sus derechos de autor a J.K Rowling, no está plagiando o robando su trabajo, solo se hace préstamo y se juega con la trama, con el debido respeto.

P R E C A U C I Ó N: Se tratan temas delicados, se utiliza un vocabulario vulgar y se hacen descripciones explicitas. Leer con discreción.

Metodología de la historia:

—Hablando/Conversando.

—Hablando pársel u otro idioma.

—Pensando/Recordando.

«Llamada/Conversación por flú u otros tipos de comunicación.»

...

Harry había pasado por un proceso de recuperación que le había sacado unas cuantas canas, dos veces al día tenía que ponerse un ungüento de olor a huevo podrido en la espalda, para ayudar con la cicatrización de la quemadura, aún así la marca nunca se iría.

La quemadura abarcaba la mitad de su espalda, cubría el omóplato derecho por completo y parte del izquierdo, también su hombro derecho y parte del cuello. La cicatriz que quedaría a Harry se le hacía extraña e incómoda, pero esa pasta le estaba ayudando a reducirla un poco.

Le habían sacado la férula de su pierna izquierda luego de 2 días, cuando el Sanador Smith y algunos colegas estuvieron seguros de que el hueso estaba fuerte para soportar su peso. El corte de su pierna derecha había sido mejor, la pasta de Díctamo ya había hecho su trabajo. Y para felicidad de Harry, sin riesgos se le permitió tratar de caminar con supervisión ese día para ver que todo estaba en orden.

Antes del final del día, ya estaba caminando solo, aunque sus piernas se sintieran un poco débiles. Los dolores punzantes de cabeza ya habían desaparecido por completo, y varios hechizos de los sanadores hacía 40 minutos revelaron que la hinchazón era ausente.

Respirando tranquilamente, Harry apartó las cobijas de sí, sentándose en la orilla de la camilla para bajar de esta con ayuda de un pequeño escalón. Caminó lentamente hacia el baño, las piernas le temblaban un poco por el esfuerzo, pero ya no estaban tan débiles como hace cuatro días.

Entrando al pequeño cuarto de baño, que solo tenía un lavamanos, un retrete y una ducha básica. Harry se enfocó en el reflejo del espejo sobre el lavamanos.

Se había visto en él en ocasiones anteriores, pero como había estado acompañado no se había detenido el suficiente tiempo para reparar el cuerpo que ahora ocupaba. Sus cabellos eran lacios, contrario al indomable cabello Potter, este caía en ondas suaves de color negro que tenía pequeños reflejos castaños.

Su contextura era delgada pero no esquelética, aunque la grasita de bebé aún estaba presente en su cuerpo, un poco más en sus mejillas. Tenía una estatura respetable y del promedio de su edad, Harry esperaba crecer más alto en comparación a su cuerpo original. Tenía pómulos altos y una quijada suave, sus labios aunque se encontraban agrietados ahora, eran un poco carnosos, su labio inferior un poco más que el superior. 

Sus ojos eran almendrados, con pestañas que los enmarcaban. Lo que lo sorprendía un poco era el color de sus ojos, verdes claros que fácilmente se confundía con las motas marrones que nadaban en ellos.

La sorprendente mezcla le gustaba a Harry, un recuerdo del verde de Lily que había enamorado a James, y una combinación de los bosques que recorría en tardes calurosas con los Lovegood.

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