002

393 70 3
                                    

Pasó una semana.

La madre de Yeosang se encontraba en su alcoba mientras el pequeño jugaba con el peluche de un perrito que tanto le gustaba.

— Hijo, debes ser más amable con Yunho. Él pregunta por ti todos los días, y sabes que sólo quiere ser tu amigo.

— Nunca he tenido uno ¿Los amigos se dan galletas?— Al castaño le gustaban las galletas de chocolate, esperaba que Yunho pudiera darle algunas.

— Si, pueden compartir galletas y jugar todos los días si quisieran. Sólo, trata de mantenerte calmado cuando estés con él ¿Bueno?

— Oki doki.

La mujer intentó acariciar la mejilla del infante en un gesto cariñoso, pero Yeosang puso una expresión de pánico y se escondió bajo la manta que tenía a su lado.

— Lo siento, cariño. A veces lo olvido.

Yunho entró a la habitación con una flor en sus manos, y la mujer olvidó por un momento la tristeza que se le presentó, invitó al de cabellos celestes más cerca de su hijo.

— Los dejaré solos.

Yunho asintió y se sentó junto a Yeosang pero sin llegar a hacer contacto.

— Tu pelo es divertido, me gusta, es bonito.

El mayor sonrió.

— Gracias, Yeosanggie.

Aquella tarde, los pequeños pudieron hablar más de lo que habían intentado en los últimos días.

Yunho se fue a su casa con un peluche de perrito.

Yeosang tenía una flor en su mesita de noche, junto a un dibujo.

PASITOS DE PINGÜINO ━ YUNSANGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora