6. Expresiones

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Desde pequeña Roselyn siempre se había considerado una humana diferente. Una que no era como las demás en cuanto se refería a decisiones y acciones.

Ella no lloraba.

Ella no se expresaba.

Ella no actuaba.

Siempre había visto a todos como personas inferiores, unas que no controlaban sus sentimientos y al contrario, éstos los controlaban haciéndolos ver patéticos.

Si algo le dolía, lo superaba. O simplemente lo dejaba ahí hasta que su corazón decidiera que ya era suficiente. Más, nunca se detenía.

Siempre caminaba sin importar qué.

Así había sido educada desde pequeña.

A ser una guerrera, a salir adelante, a ir contra la corriente.

Muchos la denominaron "egoísta".

Y no por el hecho de que Roselyn ocultara sus emociones, si no porque sus acciones siempre iban a su consideración propia.

Ella no se metía en la vida de los demás, ella no pensaba por otros, y en su mundo no era más que para sí misma.

Así era y así quería que fuera.

Pero conociendo a Arthur fue diferente.

Fue una nueva perspectiva, un nuevo mundo paralelo al suyo.

Una persona diferente de manera distinta a ella.

Era como si fuese su complemento, la persona que iluminó su vida para darse cuenta en la soledad en la que vivía.

Porque si algo no sabía Roselyn, era saber expresarse. Saber mostrarse.

Por eso, conocerlo a él fue como conocerse a sí misma.

Pero el destino es desgarrador cuando no lo conoces. Cuando no estás preparada, cuando perdiste el tiempo en inseguridades.

Sus acciones, las realizaba. Pero no de la manera correcta.

Por dentro, se dió cuenta que todo esto no debería ser. Y que el único culpable de que su mundo se desmoronara era por él.

Arthur se convirtió en su debilidad y eso no lo iba a permitir.

Ella sufría y Arthur vivía feliz.

No era justo para los dos.

Era por eso que tenía su plan en sus manos dispuesta a completarlos.

A diferencia de la Roselyn del pasado, ella sería valiente, sería fuerte, sería una persona directa para alcanzar a Arthur.

Pero... ¿A qué precio de su plan?

El dolor.

Una vez que se haya hecho, Arthur sufriría como ella. Aprendería ahora de su ex mundo.

Él entendería entonces sus razones. Su forma de vida, su forma de ser.

Sin embargo, con un sólo día de convivir con él se había dado cuenta que de nuevo tenía los pensamientos equivocados.

Ella debería dejarlo ser feliz. Vivir en su mundo así como ella vivía en el suyo.

Hacer su plan sería causarle problemas al único chico del que ella estaba enamorada.

Debió abandonarlo.

Debió.

— Roselyn.— Sólo escuchar su nombre en sus labios fue suficiente para no desistir de su plan.

— Hola Arthur. Vi que te fue excelente en historia.— Comentó con una sonrisa.

Lamentaría hacerle esto. Pero una vez más, Roselyn lastimaría a una persona.

Aunque sea injusto, no había otra escapatoria. La vida era injusta.

— Sí... Quería agradecerte por eso.— Comentó sonrojado y con timidez.— Si no fuera por ti, no la hubiera aprobado.

— No te preocupes, sabes que estoy enamorada de tí y haré cualquier cosa.— Respondió en una sonrisa provocando gran sonroje en las mejillas de su ahora amigo, los compañeros del aula no ignoraron esa escena y rodearon a la pareja.

— Bueno, quería invitarte a la fiesta de fin de año.— Informó pasándole una invitación creativa a sus manos.

— ¡¿Te gustaría que fuera?!— Cuestionó emocionada mientras la aceptaba sin importar los murmullos de los demás. También se sonrojó, pero a diferencia de Arthur, su rubor era apenas perceptible.

Sin embargo, su corazón comenzó con una rapidez en sus latidos. Podía escucharlos con claridad y sentía que pronto su corazón saldría por su boca para ir hacia el corazón de él.

— Bueno, solamente es una consideración como invitada.— Mencionó desviando la mirada. Sabía que Roselyn era una chica que le causaba curiosidad, pero ahora era mucho más impactante de lo que llegó a pensar sobre ella.— Nos vemos.

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— ¡Observa!— Mencionó entusiasmada mientras volvía a admirar la invitación.

— ¡¿Qué no me dijiste hace unos minutos que ibas a dejar tu estúpido plan?!— Respondió Celine con molestia ante el cambio repentino.

— ¡Ya te dije que lo iba a dejar!, Pero "iba" es un verbo que está en  pasado que puede volver a realizarse. Es decir, es un término no concluido.— Informó con astucia ante el cansancio de su amiga.— Debemos organizar mejor el plan contra Arthur. No importa lo que sufra, tengo que hacerlo.

— Sí... Como tú pronto te vas a ir, vas a evitar ver su sufrimiento para no sentirte tan culpable con el peso de su dolor.— Mencionó disconforme ante la persistencia de su amiga.

— El dolor es parte de la vida.— Comentó sin una emoción.— Además, él será fuerte. Y si no, puede ir con una psicóloga.

— ¿Estás escuchando lo que dices?, Estás siendo nuevamente egoísta Roselyn. ¿Por qué no mejor te enfocas en alguien más?— Cuestionó irritada.

No le gustaba el plan y el camino que estaba tomando su amiga. Había vuelto a ser la misma persona de antes. Pero ahora mucho peor.

— Porque ya estoy aquí.— Respondió.— Si mi voluntad no fuera tan fuerte, no habría venido en primer lugar. Somos amigas Celine, se supone que deberías apoyarme.

— Y te apoyo, por eso estoy aquí.— Comentó.— Sé lo importante que es tu plan para Arthur. Aunque no me parezca. Sólo digo mi opinión, de todas maneras no te dejaré sola.

— Lo aprecio mucho Celine.— La abrazó.— Sé que algún día te voy a regresar todo lo que haces por mi.

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— ¡Arthur!— Habló Wendy entrando corriendo al salón con una expresión de preocupación.

— Ey, ¿Qué sucede?— Cuestionó con una sonrisa pero ésta se quitó al ver su estado.— ¿Pasa al...

— Alejate de Roselyn. O te vas a arrepentir.

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RoselynDonde viven las historias. Descúbrelo ahora