12. Confesión

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Unos días habían pasado.

Ahora era 31 de diciembre y con ello, el festejo de fin de año.

Desde el 29 de diciembre había dejado de tener comunicación con Arthur.

No fue lo que esperaba.

Suponía que Arthur recordaba como es que terminaron en el accidente.

Y no lo culpaba por aquella actitud.

Durante cada día, pedía en todo el tiempo poder hablarle. Poder explicarle las cosas. Comentar su versión. Decirle todo lo que había callado. Exponer sus sentimientos.

Cada evento del día como el amanecer, el atardecer y el anochecer él la rechazó. Arthur la  evitaba e incluso la dejaba tocando por horas en su apartamento hasta que decidía irse.

Estaba arrepentida.

El dolor ardía como el infierno.

Ella había hecho las cosas mal cuando simplemente debía haber dicho unas simples palabras como "te amo" para demostrarle a Arthur que sus sentimientos eran tan correspondidos como la razón de los latidos de su corazón en este presente.

Sí.

Había pasado un año.

Fue algo que ella no podía controlar para volver a estar consciente.

Se había perdido de tantas cosas y Arthur no lo sabía. Pero estaba segura de que no quería nada más que ver con ella.

Era el fin de su relación después de todo.

Roselyn ya estaba organizando los papeleos para irse de ese país y hacer lo que Arthur le pidió: Ser libre.

Le dolía el corazón en todo momento, pero... ¿Qué podía hacer?, Arthur no quería saber nada de ella y había seguido su vida tal como se lo dijo aquella noche.

Se paseaba mucho con Wendy, la chica que una vez le dijo que iba a conseguir a su novio y lo estaba logrando.

Claramente Roselyn moría de celos, pero, ¿Qué podía hacer?

Aún quedaba un dicho de: "si lo amas, déjalo ir".

Era verdad.

Amaba a Arthur, y si él quería seguir su vida con ella, lo permitiría para que incluso se vaya con Wendy.

Había perdido la guerra y la resignación era lo único que quedaba. Debía irse de allí antes de continuar en ese infierno.

— Pero Wendy no es buena...— Pronunció al verla y recordar aquella noche en la fiesta.

Flash Black.

Cuando iba caminando por unos pasillos la escuchó hablar sobre una droga para dormir a Arthur y llevarlo a otro lugar para hacer quién sabe qué.

El punto es que ella tenía un plan con aquella bebida que le entregaría al castaño.

Era por eso que cuando llegó al lugar de Arthur dónde también estaba presente, le quitó la bebida en el primer instante y tomó todo hasta el fondo.

La bebida no sabía muy bien pero trató de ver lo que sucedería después.

Para disimular lo que había pasado, tomó varios vasos de agua para aparentar estar borracha.

Aunque no pensó que aquel líquido fuera tan potente como para dejarla en un estado tétrico.

No recordaba mucho de lo que sucedió después de tomarse aquella bebida.

RoselynDonde viven las historias. Descúbrelo ahora