◤capítulo diecisiete◢

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Estaban los dos adultos frente a Dylan y Youngmi, Hyunjin sostenía la mano de su esposa quien le sonreía a su hija feliz de que todo estuviese yendo a la perfección.

Parecían realmente una familia, dejaron todo atrás, dejaron pasar las penalidades y lucharon juntos por la felicidad que siempre, siempre se habían merecido, todo hermoso, ¿no creen?

Dylan había sido llamado por ___ quien le había pedido que se presentara en la casa, la maravillosa idea de invitarlo a comer y pasar el rato era el motivo, o bueno, mejor dicho, uno de los motivos por los que se solicitaba su presencia allí.

― ¿Seguro sabes o te das una idea del porque estás aquí? ―hablo Hyunjin de manera suave, pero aun así Dylan sentía el corazón en la garganta.

―A-algo. ―se golpeó internamente al tartamudear.

―Dylan, no te preocupes, Hyunjin no te reclamara ni nada, solo quiere hablar contigo acerca del noviazgo que tienes con nuestra hija. ―pero esas palabras no ayudaron, hicieron que el chico se pusiera más nervioso.

Y es que es obvio estarlo, nunca te imaginas en que momento los padres de tu pareja te pueden llamar para establecer una seria conversación. Todo era sorpresivo para Dylan porque hace apenas tres semanas, las cosas en la familia Hwang estaban demasiado tensas y ahora todo parecía volver a la normalidad.

Estaba feliz, se sentía tranquilo al saber que Youngmi ya no tenía más penalidades por las cuales llorar, pero realmente le parecía casi irreal todo.

―Solo quiero cerciorarme de que mi hija está en buenas manos. ―miro fijamente al chico.

―No tiene por qué preocuparse por ello, cuidare muy bien a Youngmi, se lo prometo, tiene mi palabra. ―sonaba confiado, no quería parecer una gelatina frente a ellos, aunque sí admitía que si seguía nervioso.

―Papá confía en él, enserio, él no me hará daño. ―le sonrió, el adulto la miro, extrañaba recibir las peculiares sonrisas de su hija.

Solo quería olvidarse de todo.

―Bien chicos, es mejor dar por terminada esta mini charla porque seguro que Hyunjin se pone a ser su interrogatorio. ―palmeo la mano del chico quien sonrió.

― ¿Tengo permiso de llevar a Youngmi al parque de atracciones? ―ambos adultos asintieron.

La joven corrió hasta su habitación para cambiarse, quince minutos después ya estaba de vuelta y se despidió de sus padres, antes de las siete prometió regresarla a su hogar y ahora ambos adultos estaban solos, había silencio, sin incomodidad, sin tensión, solo un silencio que los dos disfrutaban porque las palabras no hacían falta.

¿Cuándo había sido la última vez que tuvieron tiempo para ellos? Ni siquiera lo recordaban, todo se vio sumido en peleas, lágrimas, palabras hirientes, palabras que jamás se quisieron decir, palabras que salían debido al enojo no por el corazón. El amor que tenían era mucho más fuerte, resultado de ello eran sus hijos y el bebé que venía en camino.

¿Se necesitaba más prueba? ¿ya de verdad por fin podrían descansar y ser felices por el resto de sus vidas? Porque si no era así, sentían que se iban a volver locos, solo querían paz. Solo eso, paz y nada más.

―Creo que debemos mudarnos, esta casa quedara pequeña, más porque viene otro bebé en camino. ―dijo Hyunjin acomodando la cabeza de su esposa en su pecho y coloco ambas manos en el vientre apenas desarrollado de la chica.

―No creo que sea tan necesario el gasto, podemos hacer algunas remodelaciones y listo. ―le respondió.

―Quiero lo mejor para mi familia y no me importa gastar, el dinero sobra, no te preocupes por ello cariño. ―dejo un beso en su frente, dio caricias en su cabello haciendo que ___ comenzara a cerrar sus ojos.

Pero el corto silencio no duro demasiado.

― ¿En serio crees que Bang Chan hubiera sido mejor esposo para ti y mejor padre para nuestros hijos? ―los ojos de ___ se abrieron de repente haciendo que se separara de él.

―Creí que lo habías olvidado. ―respondió lamentándose por aquellas palabras.

―Me dolieron esas palabras así que no puedo olvidarlas. ―sacudió sus manos y atrajo de nuevo a la chica para con él―. Olvida todo mejor, estemos juntos hasta el final.

[···]

Las carcajadas de ambos enamorados las disfrutaban mutuamente, Youngmi estaba palmeando juguetonamente el hombro de Dylan quien le pedía entre risas que se calmara porque su risa era contagiosa.

―Iré a comprar unos helados, quédate aquí, ahora vuelvo. ―dejo un beso en los labios de la joven y salió corriendo para hacer fila.

Youngmi saco su celular para entretenerse, noto que la fila estaba larga así que Dylan tardaría.

Sintió a alguien sentarse a lado suyo, pero no presto atención por estarse mensajeando con la segunda generación, como solían llamarlos sus respectivos padres. No fue hasta que escucho un quejido de dolor menor por parte de la persona sentada a su lado.

Noto que se trataba de una anciana que vestía ropa antigua, pasada de moda, su cabello era blanquecino y tenía arrugas notorias, llevaba una canasta cargando entre sus manos, pero vacía.

― ¿Se siente bien? ―pregunto preocupada.

―Muy bien querida niña, solo estoy cansada. ―respondió la anciana.

― ¿Quiere que le compre una botella de agua? ―volvió a preguntar.

―No, no, no te preocupes niña, gracias. ―le sonrió la anciana y Youngmi asintió.

― ¿Vendió todo? ―le pregunto señalando con la mirada la canasta.

―Así es, pude vender todas las manzanas que preparé para hoy. ―le respondió volviéndole a sonreír.

―Me alegra mucho, señora. ―escucho a Dylan llamándole y devolvió su mirada a la anciana―. Debo irme, espero pase linda noche.

Youngmi se levantó corriendo hasta Dylan y juntos se fueron para tomar el camino de la salida.

La anciana siguió mirándola hasta que la perdió de vista entre tanta gente y dijo para sí misma:

―Igual a su madre.

ᴏᴛʀᴏ ᴅᴇꜱᴀꜱᴛʀᴇ: ᴠᴀᴍᴏꜱ ᴅᴇ ɴᴜᴇᴠᴏ | ꜱᴛʀᴀʏ ᴋɪᴅꜱ ²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora