Ch 5. Número

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Narra Tsubasa.

Tumbado en la cama, había acabado pronto toda la tarea aquel día, e incluso había preparado ya lo del día siguiente. Perdía el tiempo con el móvil, mientras comía uno de los bombones que había encontrado por casa. De pronto, recordé que tenía el número del chico de esta mañana. Vincent Delacroix, ¿no? Saqué mi agenda y guardé el número en la memoria del teléfono.

Pensé en mandarle un mensaje, y comencé a escribirle un saludo. Cuando ya había escrito todo, lo borré y lo rehice, dos o tres veces. Era un simple saludo, pero estaba más que nervioso. El chico parecía agradable, no quería fastidiarlo todo como solía hacer. Aunque solo tenía que mirarle a los ojos para que me perdonase, seguro. ¿Por qué esa fascinación? Aunque de alguna manera él ejercía la misma en mí. Ocultaba algo, pero no algo malo, eso seguro. Algo que solo mostraba a ciertas personas. Y quería saber qué era. Con esta idea, envié el texto al chico.

Aún era relativamente pronto, acababa de cenar, así que comencé a leer la novela que tenía empezada en mi mesita de noche, pero pronto me aburrí. Si no hacía algo iba a acabar durmiéndome, y dormir antes de la una iba contra todos mis principios.

Pronto recordé el carboncillo de Delacroix, y por primera vez en mi vida decidí ponerme a dibujar formalmente. No me gustaban demasiado las artes, pero una vez al año, no hace daño, me dije. Saqué el estuche y ya con el carboncillo en la mano, me senté en la cama con la espalda apoyada en la pared para colocar un folio blanco en mi archivador contra mis piernas encogidas.

Comencé a trazar finas líneas, tratando de esbozar un árbol, para comenzar con algo simple. Estaba terminándolo -mejor de lo que creía- cuando mi teléfono vibró, provocando que me asustase y soltase el carboncillo instantáneamente. Cogí el móvil, llamada entrante.

Vincent Delacroix

Dudé un segundo si contestar o no. Empecé a ponerme nervioso, no sabía de qué hablaríamos. Nos habíamos visto dos horas, ¿por qué me llamaba de repente? Decidí contestar de una vez; iba a acabar desistiendo y yo no quería parecer un borde.

En ese momento, colgó.

Me extrañó. ¿Por qué me había llamado entonces? Decidí mensajearle para preguntarle, aunque seguramente se habría equivocado. Cuando estaba escribiéndole, se conectó y me envió una disculpa.

"¡Lo siento! Quería llamarte, pero no puedo hablar por teléfono ahora, ¿qué tal?"

Enarqué una ceja. ¿Esto era normal? Probablemente no, pero me había alegrado mucho que me llamase y que no fuese un error. Demasiado, de nuevo.

Contesté, dando pie a más conversación, queriendo hablar y conocer algo más a ese chico a quien tanto parecía agradarle.

Pronto, comenzamos a charlar. Me contó el motivo de que colgase: su hermana había ido a dormir, y no podía hablar, la despertaría. Así supe que tenía hermana, y le hablé yo sobre mi hermano mayor, resultando que él también tenía uno. Con el tiempo, saqué algo de información sobre él: Llevaba en el Instituto ya dos años, y era bastante conocido por la gente. Se rió cuando pregunté si tenía novia, y me confirmó que no. Ni que fuese raro, él era objetivamente muy guapo, podría tenerla si quisiera. Al hablarle de ello, desvió el tema. ¿Le gustaría alguien? ¿Sería correspondido? Esperaba que sí, pero no quise insistir.

De pronto, el teléfono se bloqueó. Estaba actualizando, cierto. La puntual actualización de las cuatro de la mañana.

Espera, ¿¡eran las cuatro!? ¿Llevábamos tres horas hablando?

Estaba intentando mandarle un último mensaje, pero el aparato no respondía. No quería dormirme sin despedirme, pero se me iba desenfocando la vista y, muy a mi pesar, caí en los brazos de Morfeo, aún con el teléfono en la mano.

Después de clase [Yaoi/Gay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora