Ch 9. Niña

14 1 2
                                    

Abrí un ojo, algo confundido y aletargado, y distinguí una silueta débilmente alumbrada, tumbada frente a mí, mirándome.

-Buenos días, dormilón -me susurró una conocida voz; tardé en darme cuenta de a quién pertenecía.

-V... ¿Vincent? -Susurré, mirándole con una débil sonrisa en los labios.

-Tsubasa -pasó su suave mano por mi rostro, y se acercó a mí lentamente y con la boca entreabierta, sin dejar de mirarme a los ojos.

-Vinc... Yo... -Traté débilmente de detenerle, pero antes de poder hacerlo se encontraba a milímetros de mis labios, notando yo su aliento sobre ellos, incapaces ambos de pensar con claridad.

-Lo siento, Tsubasa... Pero yo... -murmuró, al encontrarse tan cerca de mi boca.

-N... No hay nada por lo que disculparse, Vincent -le susurré, fuera de mí todo raciocinio o pensamiento coherente-... N-No eres el único que quiere esto -confesé desde mi subconsciente, ni quería ni podía pararme a pensar sobre qué estaba ocurriendo en ese momento.

-Ts... Tsubasa -cerró los ojos, y yo hice lo propio justo antes de sentir sus labios.

Correspondí con timidez a su boca, dejándome llevar por él, resistiéndome a pensar sobre todo lo que estaba pasándonos. Tras unos instantes, comenzó a pegarse más a mí, notando su calor sobre mi cuerpo, hasta que se colocó sobre mí, besándome con igual dulzura pero algo más de intensidad. Me cogió de la mano, y con lentitud comenzó a mover sus caderas.

-Ah... Vincent... Q-Qué estamos haciendo -traté de razonar con él para que se detuviese, ya que yo era incapaz de hacerlo. Por algún extraño motivo, estar así con él me gustaba.

-Nngh... No lo sé... Pero no quiero parar, Ts... Tsubasa... -Respondió, volviéndome a besar, con nuestras lenguas enzarzadas en una lenta danza.

-Ni yo quiero que pares... Vincent, yo... Yo... -susurré, inmerso en el mejor de los sueños.

Sueño que se vio interrumpido por unos repentinos toques a la puerta del cuarto.

Al oír la puerta, ambos abrimos los ojos y nos miramos, desconcertados y avergonzados a más no poder. Algún astro se había alineado para hacernos perder el control y actuar tan extraño. Sin mediar palabra, él se levantó y encendió la luz, y me tiró un cuaderno de clase, a la vez que yo me sentaba sobre la cama, cogiéndolo y fingiendo estudiar. Se colocó a mi lado haciendo lo propio, y la autora de los toques a la puerta entró sin más. La niña. La jodida niña. ¿Comenté ya que los críos no son plato de mi devoción?

-¡Hola! -Entró, como Pedro por su casa, sin mayor motivo que molestar. Me contuve para no arrancarle la piel a tiras.

-¡Luna! ¿Pasa algo? -Disimuló Vincent, rojo como un tomate, al igual que yo.

-Me aburro -suspiró. ¿Me aburro? ¿Solo eso? Dios, ¿es que quería que la matase? Respiré hondo, tratando de tranquilizarme, y de pronto caí en la cuenta de qué estabamos tratando de ocultar.

Acababa de besarme... No, esto había sido distinto a lo de esta mañana con ese tal Loretto. Yo había querido besar a Vincent, ¿por qué? Apenas le conocía, ¡y yo no era gay! Agh, cada vez sonaba menos convincente. Era todo demasiado confuso, y para cuando salí de mi mundo interior él y yo estábamos de nuevo solos en su habitación, y me miraba con culpabilidad y cara de circunstancias.

-Lo... Lo siento, lo siento muchísimo, la idiota de mi hermana, yo... Lo siento, Vincent, esto no debió... Yo...

-No... Da igual, Vincent -le corté, queriendo que no se sintiese culpable.

-¡Claro que no da igual! Quiero decir, estaba... Estábamos... -Tartamudeaba, nervioso-... Besándonos, Tsubasa, y... Dios, siento haberlo hecho, no sé qué me ocurrió, yo solo... -Bajó la cabeza, afligido.

-Vincent, tranquilo -le corté con suavidad, subiéndole la cabeza con mi mano izquierda-. No tienes por qué disculparte, yo también quise que pasara, y... No sé por qué ha ocurrido esto, Vincent, pero no es culpa tuya.

-¡! Tsubasa... ¿Quisiste que lo hiciera? ¿Eres...? -Preguntó, sorprendido.

-... No lo sé, Vincent -respondí tras dudar un instante-. Hasta ahora creía no ser gay, pero, después de esto... No sé qué pensar, Vincent, estoy... Muy confundido con todo esto -me sinceré con él, apoyando mi cabeza en su hombro-... ¿Tú lo eres?

-Yo -comenzó él-... Sí, soy homosexual, lo sé desde hace tiempo, pero... Entiendo cómo te sientes, y... Mira, Tsubasa, no te conozco mucho, pero... Siento que eres alguien especial, y no quiero forzarte a nada. Vamos... Vamos a actuar como si esto no hubiese ocurrido de momento, ¿vale? Vamos a dejarlo correr, aclara tus ideas y... El tiempo dirá. ¿Te parece bien? -Preguntó, tras realizar esa especie de confesión a mí.

-Gracias... Por entenderlo, yo... Estoy hecho un lío, necesito... Pensar sobre mí, sobre nosotros -¿nosotros? Los nervios hablaban por mí-, y sobre... Sobre todo esto, Vincent. Pero esto no cambia nada entre tú y yo, ¿vale? -"Al menos no a peor", me sentí tentado de decir, pero no quise hacer la situación aún más extraña.

-G... Gracias... Así será -sonrió, cálido-. ¿Y bien? ¿Qué tal hoy en clase? -Cambio el tema, tras aclarar las cosas entre él y yo, cosa que agradecí; y comenzamos a hablar como si nada hubiese ocurrido. Me sentía muy cómodo a su lado, eso no me solía ocurrir.

Estuvimos hablando largo rato, y tras comprobar que estaba mejor de las migrañas, me fui de su casa, ya que comenzaba a oscurecer. Hablamos de todo, de todo menos de Loretto. Había ocultado el tema, me sentía bastante extraño, y en parte culpable, por alguna razón. Cierto, ¿ellos se conocerían? Era un Instituto bastante grande, no me habría extrañado que no fuese así.

Cené poco al llegar a casa, no tenía mucha hambre, raro en mí; y me fui a la cama. Necesitaba estar solo y reflexionar un poco en todo. Intenté hacerlo, pero caí rendido justo después de poner la alarma; demasiadas cosas para un solo día, acerté a pensar.

Después de clase [Yaoi/Gay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora