Natalia Alianovna Romanova llega a Seattle creyendo que puede abandonar todo en su antiguo hogar. Las paredes tristes, los cristales rotos, las grietas en el techo y las puertas maltratadas. Y aunque la decisión de continuar con su vida fue lo más v...
Entendía que el sentimiento de culpabilidad estuviera arrastrando a Mark a tomar decisiones de manera precipitada, sin embargo, ellos habían acordado ir despacio y Natasha estaba apenas acostumbrándose a la convivencia. Dada la situación que estaban viviendo ambos como una pareja formal, consideraba que lo más acertado hubiera sido haberlo consultado antes con ella. Fue un error haber entrado de esa manera al departamento y dar tal notición como si nada...
Eso la había tomado tan por sorpresa que aún no procesaba toda la información, no con claridad al menos.
-¿Estas molesta por qué me estoy haciendo cargo de mi hija?- Espeto el cirujano plástico. Natasha se pasó una mano por el rostro frustrada-
-Estoy enfadada porque tu fuiste el que insistió tanto en que viniera a vivir contigo, pero tomas decisiones como si estuvieras solo- Le explico con toda la tranquilidad posible, porque comenzaría a gritar y no quería dar una escena cerca de Riley. No cuando apenas comenzaban a conocerse-
-¡Es mi hija!- Sin embargo, Sloan no parecía mantener la calma y eso comenzaba a enfurecer a la pelirroja. No le molestaba el hecho de que el hombre quisiera hacerse cargo de sus responsabilidades, es más, le parecía la decisión más acertada y madura que podría tomar, solo que lo había tomado aquel movimiento a costas de Natasha, sin preguntar ni absolutamente nada cuando se suponía que estaban tomándose las cosas en serio-
-¡Lo se! ¡Y yo no te iba a prohibir que la trajeras aquí! ¡Pero fuiste un verdadero idiota al no hablarlo conmigo!- Brameo. Mark supo que tenía que cerrar la boca cuando divisó sus mejillas rojas, lo que indicaba que estaba muy enojada, y cuando Nat estaba enojada nadie salía ileso- Parece que tomas las decisiones tu solo y eso no me gusta nada, me insististe en que viniera aquí y lo hice. ¿Querías algo serio? Pues aquí esta lo que querías, si yo vivo aquí las decisiones las tomamos ambos, no estas tú solo, Mark. ¡Ahora aclara tus malditas ideas!- Luego de haberlo señalado con su dedo índice acusador, se dio media vuelta y comenzo a caminar hacia la puerta, tomo su mochila y se fue sin despedirse dando un gran portazo-
-Genial- Soltó un bufido mientras se dejaba caer en el sofa y pasaba sus manos por el rostro-
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-¿Dónde estás quedándote?- Se atrevió a preguntarle Mark a la pelirroja, luego de haber estado unos días apartado de ella como si temiera de lo que pudiera decirle-
-¿Por qué debería decírtelo?- Contesto, sonriéndole de manera muy falsa-
-Nat...- Divago-
-Y una mierda- Soltó, se dio media vuelta y lo dejó con la palabra en la boca-
