the choice

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El ruido de las aves rondando por las montañas y los primeros rayos de sol por la mañana fueron suficientes para hacerlo despertar. No estaba acostumbrado a aquello, y por unos minutos se quedó contemplando la nada, preguntándose qué hacía ahí y por qué no estaba en sus aposentos. Hux debería haberlo despertado ya, exigiéndole reportes o soluciones a problemas que probablemente él había creado.

La chica se removió a su lado y eso fue lo que lo devolvió a la realidad. Sonrió, recordando la noche anterior. No había viajado tanto sólo para pasar la noche con ella, ¿o si? Últimamente tomaba demasiados riesgos debido a Rey, y sabía que debía significar algo más. Aún le dolía recordar el día en que rechazó su propuesta; le había ofrecido la Galaxia, ella dijo que no... Pero era difícil mantenerse alejado de ella.

-Buenos días -murmuró la chica, estirando el cuello para besarle la mejilla. Sonrió dormilona.

Ben le devolvió la sonrisa.

-Hola -saludó, abrazándola.

En un punto de la noche anterior, habían salido del lago para secarse y continuar con sus actividades un rato más antes de dar el día por terminado. Estuvieron recostados viendo las estrellas hasta que el fresco aire nocturno comenzó a volverse algo molesto, así que el joven le dio su playera seca a Rey (la cuál le quedaba gigante) y entraron a una de las naves para dormir.

-¿Dormiste bien?

Él asintió.

-No había dormido así en años -admitió, pero trató de no hacerlo ver como algo tan importante-. ¿Tú?

-Si, quedé exhausta anoche -respondió con una sonrisa.

Ben se removió hasta posicionar su torso sobre ella, tocándole la punta de la nariz con un dedo y una expresión juguetona.

-Bueno, eso es culpa de alguien que se rehusaba a detenerse.

-No todos los días se tiene la oportunidad de disfrutar un lugar como este, Ben -la chica rió con suavidad-. O disfrutar la compañía.

-Hmm, ¿disfrutaste la compañía? -preguntó con una ceja levantada.

-Fue maravillosa, si soy totalmente sincera.

Ambos se miraron el uno al otro, sonriendo como unos bobos completamente enamorados. Claro, eso era algo que ninguno de los dos diría en voz alta jamás; mucho menos si el otro no daba el primer paso. Por su parte, el hombre estaba seguro de que ofrecerle la Galaxia (y recorrerla de un lugar a otro sólo para verla) era suficiente prueba de su amor; por otro lado, Rey se convencía a sí misma de que llevarlo a casa con ella y su madre era la mejor manera de hacerle saber sus sentimientos.

-¿Cuáles son tus planes para hoy?

Rey se quedó pensativa unos segundos.

-No lo sé... Pero ya que estamos aquí tal vez podamos visitar el palacio y sus alrededores -comentó emocionada-. Bueno, eso sí es que tú no tienes planes... No pasa nada si debes irte ya, tal vez deberíamos...

Él tomó su mano y le dio un apretón.

-Es una gran idea -le aseguró, sonriendo-. Podríamos comer algo en el camino, sólo tenemos que recuperar nuestra ropa y las capas.

-Claro -respondió ella con una gran sonrisa en su rostro, claramente emocionada por su segundo día en Naboo.

Aventó la manta que tenían encima (que era la capa del chico) y se puso de pie rápidamente, dispuesta a salir por sus cosas y arreglarse un poco antes de partir. Se giró hacia Ben para avisarle que no tardaría, pero la vista ante sus ojos la distrajo.

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