(Villamil)
— Te dije que tuvieras cuidado — exclama el conductor del medio de transporte en el cual nos trasladábamos al aeropuerto de la ciudad.
— Solo le acomodé el cabello — réplica Leño ajustando sus orbes cuya tonalidad se asemejaba a la del chocolate hacia mi persona, permitiéndome analizar el camino que podía trazarse en sus mejillas al unir las múltiples pecas que adornaban la parte superior de sus mofletes.
— De todas formas... ¿Quieres una dona? — interroga Muñoz demostrando a la locutora anterior un diminuto contenedor de cartón el cual mantenía en buen estado el alimento ofrecido.
Melanie retira sus iris castaños de su narrador, analizando el contenido del recipiente, para después acceder mediante un movimiento ascendente de cabeza, deshaciendo el agarre mantenido por ambos y tomando con ayuda de su mano izquierda la golosina descrita con líneas de anticipación, degustando de ella tras ingerir un trozo de la misma.
— Pensé que no vendrías — admito aún recostado sobre su hombro izquierdo, la femenina enfoca nuevamente su mirar marrón en mi.
— Criss me convenció — interpreta tras introducir un bocado de la comida cuya composición principal son huevos, harina, mantequilla y levadura —, me llevará al trabajo después.
Artículo un gesto vigoroso el cual se refleja al momento de elevar las comisuras de mis labios:
— Que bien — interpreto observando el alimento postrado en su palma izquierda, repasando sus últimas palabras —, espera... ¡¿Criss manejará mi auto?!
— Tranquilo Villita, soy muy buena manejando — interrumpe Escalante imitando la acción de tener un volante en sus manos —, cuando tenía catorce, era la envidia de todos los niños, porque sabía manejar estándar.
El terror ascendía entre las puntas de mis pies en dirección a mis hombros, ocasionando un leve escalofrío. El hecho de que durante todo el tiempo en el cual conozco a Cristina nunca la pudiera apreciar manejando un coche y saber que ahora ella era la encargada de conducir el mio, me preocupaba.
— Claro que es buena manejando — añade mi novia al notar los ligeros espasmos de preocupación —, de las dos, ella siempre fue mejor — admite devorando el ultimo trozo de dona en su mano.
— ¿Tú manejas? — inquiero en dirección a Rost, debido a que no logro evocar escenarios de la joven frente a un volante durante el periodo en el que hemos salido.
— La ultima vez que manejó teníamos diecinueve años; Melo fue por mi al trabajo y al ser de noche no podías ver nada en la calle — protesta la portadora de melena rubia.
— Criss, no lo cuentes — interrumpe la mencionada en el dialogo anterior.
— Hasta que detiene el auto en medio de la carretera después de sentir como pasó la llanta izquierda del frente sobre algo — comenta Cristina ignorando la petición de su compañera, añadiendo ligeros destellos de diversión en sus oraciones —, estaba muy asustada, recuerdo que me dijo: creo que atropellé a alguien — interpreta liberando una carcajada que logra retumbar en la cabina del coche.
La femenina de caireles castaños hunde su rostro entre su melena ausente, debido a que esta se encontraba atada, esto con el fin de ocultar un leve sonrojo que emanaba alrededor de sus mofletes lo cual resultó un fracaso.
— Entonces bajamos del auto y con una linterna vimos que debajo de la llanta había un montón de ropa vieja — añade Muñoz nuevamente dejando al descubierto el regocijo generado al conmemorar tales acontecimientos — Melo pensó que lo que había arrollado fue una persona, pero era un montón de ropa.
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ꜱɪ ꜱᴇ ᴠᴀɴ ʟᴀꜱ ᴇꜱᴛʀᴇʟʟᴀꜱ | 🅙🅟🅥 |
FanfictionSegunda parte de "Viviendo en las estrellas". Las palabras suelen ser un arma de dos filos, y si estas no se usan con el debido respeto podrían generar consecuencias catastróficas. Melanie Leño Rost se enfrentará en un escenario donde no destacará...