Capítulo 3: ¿Por qué negar este amor?

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*¡Hola!, este es un pequeño recordatorio respecto a la dinámica de las canciones. La melodía a presentarse en la parte superior se recomienda reproducirla al encontrar el siguiente símbolo "(°)", no es obligatorio, solo es para ambientar la escena."

(Villamil)

Al leer su nombre escrito en la pantalla, limpie mis fanales como si estos no creyeran que mis oídos se encontraran a segundos de tener el privilegio de escuchar la voz armoniosa de Melanie. Atendí su llamado de forma inmediato:

   — *¡JUAN PABLO VILLAMIL!* — exclama una femenina distinta a la esperada en tono escandaloso. Obligándome a separar al instante mi móvil para evitar cualquier daño en mi oído — *Tanto tiempo sin saber de ti. *

   — ¿Hola? — inquirí de forma sutil al locutor del otro lado de la línea.

   — *Eliana, ¿qué ocurre?* — indaga una voz peculiar —*. ¿Qué haces con mi teléfono?*

   — ¿Elina?

   — *Me has descubierto * — protesta la mencionada para una persona distinta a su ahora narrador, siendo acompañada por una diminuta distorsión del audio provocada por el cruce de dos palmas en un intento de arrebatar el dispositivo que me permitía escuchar una conversación a kilómetros de distancia.

   — *¿Juan?* — cuestiona la dueña del número registrado, dejando al descubierto pequeñas risas compasivas de la última locutora.

   — Creo que sigues despierta — opino entrelazando mi palma con mi cabello.

   — *Tal parece * — afirma. De modo en que me permito imaginar cómo hunde sus omóplatos ante su diminuta declaración — *. Estaba en una pequeña noche de películas con Eliana y mi hermano. Necesitaban a una persona extra para ser su mal tercio. *

   — ¿Estabas? — cuestiono.

   — *Sí. La videocasetera dejó de funcionar. *

   — ¿Estaban viendo películas con una videocasetera? — pregunto añadiendo cierto toque de curiosidad en mi habla.

   — *Mis padres disfrutan de tener objetos con aspecto retro * — asegura. Logro percibir un rechinar de puertas — *. Pero ahora iré a dormir. Deberías hacer lo mismo. *

Charlamos aproximadamente una hora, entre constantes declaraciones de Melanie sobre la importancia de dormir y del cómo esto podría ayudar en mi desempeño musical; lo cual, logra convencerme para tener una jornada de descanso apropiada:

   — *Oye * — interpone en su despedida — *. Hace mucho le prometí a Eliana que la llevaría a conocer a todos los chicos de Morat. *

   — No hagas promesas que no podrás cumplir — enuncio hundiendo mis omóplatos; como si la femenina con la que hablo pudiera observarme, deslizándolos entre las almohadas en mi espalda.

   — *Esperaba tu ayuda. Evidentemente. *

   — Bien... podrías llevarla al ensayo de mañana contigo — propongo.

   — *¿Mañana? Estaba pensando en salir a buscar un empleo. *

Al escuchar dicha composición de palabras, las comisuras de mis labios se alzaron gesticulando una sonrisa al imaginar la posibilidad de que nuestra mudanza se encuentre próxima:

ꜱɪ ꜱᴇ ᴠᴀɴ ʟᴀꜱ ᴇꜱᴛʀᴇʟʟᴀꜱ | 🅙🅟🅥 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora