ꜱɪ ꜱᴇ ᴠᴀɴ ʟᴀꜱ ᴇꜱᴛʀᴇʟʟᴀꜱ | 🅙🅟🅥 |

Capítulo 2: ¿Sigues despierta?

(Melanie)

   — Según los relatos de Marto; Isa se lo a dicho antes — pronuncia el único masculino en el sitio, ubicándose en uno de los asientos del estudio.

   — Quizás lo dijo porque Cristina estaba con él — manifiesto dejando caer mi cabeza en el respaldo de la silla.

   — Se equivoca, Rost — menciona ajustando sus gafas.

Lance una mirada inquisitiva al bajista del conjunto colombiano. No había transcurrido un tiempo suficiente para digerir el hecho de que Juan Pablo sufrió de un accidente, mismo que causo que este perdiera los recuerdos cultivados a mi lado. De alguna manera, el dolor emocional que su distancia generó continuaba presentándose en mis adentros; aunque el masculino de orbes esmeralda recuperase su memoria, el que Simón realizara tal comentario por el accesorio de plata revolvía mi curiosidad.

Sin previo aviso, un sonido proveniente del pórtico principal se interpuso en mis pensamientos:

   — ¡Quiubo! — manifiesta Isaza al entrar con paquetes de hamburguesas, siendo acompañado por una melena dorada a su costado, misma que poco a poco, se transformaba en una castaña.

   — ¿Cristina? ¿Que haces vagando por aquí? — cuestiono a la nombrada.

   — Lo mismo debería de preguntarte a ti — expresa abalanzándose en mí —. Veo que el alcohol no surgió efecto hoy— finaliza apartándose.

   — Debiste ver como llego anoche; al poner un pie en la cama, durmió — postula Cortés al oído de mi amiga; el chico sostenía una bolsa cuyo contenido se resumía en papas fritas.

Dirigí mis fanales a los de Villamil con el objetivo de demostrar mi desaprobación ante su declaración. Escalante libero una carcajada escandalosa en respuesta de lo expuesto por mi pareja:

   — Es mejor que comamos — postulo evitando la conversación, mientras el joven baterista entra con diversas bebidas.

*****

   —  Nos vemos mañana — enuncio una vez el auto se detiene frente a la vivienda en la que e residido los últimos meses; elevando las comisuras de mis labios hacia Juan Pablo, mismo que respondió con una sonrisa cálida.

Las horas en el estudio transcurrieron de forma casi instantánea. Los chicos que integran al conjunto de Morat dejaron algunos versos inconclusos, ademas de componer adornos para su próxima gira.

Villamil se ofreció en traerme al hogar de mis padres, debido a que la luna se hacía cada vez más notable en la ciudad; su auto recorría un trayecto en especifico para llegar a tal destino, de modo en que el aire chocando en el exterior del transporte resultaba ser un sonido que acompañaba aquel diminuto viaje:

   — ¡Hasta luego, Meli! — postula desactivando mediante un botón los seguros de las diferentes puertas.

Le sonreí amigable, abriendo con fuerza la puerta que me permitiría poner mi calzado sobre la acera que decoraba el recinto; Juan era consciente de que prefería bajar del auto por mi cuenta.

   — Te amo — comenta aún a mi costado.

Un leve escalofrío recorrió mi cuerpo, era claro que desde la fiesta de Cristina mis sentimientos se presentaban un tanto distorsionados; baje del coche sin proporcionar respuesta al chico de ojos verdes, sosteniendo el filo del pórtico por el cual había descendido: