Capitulo 4

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Los chicos dejaron un momento la tecnología y mejor se fueron a jugar con los pequeños niños en el patio trasero.
-Ya me aburrí de tanto celular, vayamos a jugar un rato-
Alejandro no estaba dispuesto a dejar su celular, eso era obvio -Vayan ustedes, yo puedo estar un rato aquí- Dice el.
-Se que cuando dices un rato, es todo el maldito día- Dijo Ruben.
-Bien, ¿y qué esperan? Nunca he jugado a nada, mi padre nos abandono, .recuerdan que se los dije?- Contesta a gritos.
Eran tantos los gritos que llegaron de nuevo Yoko y Mika.
-Oigan, ¿qué escándalo?- Dijo Yoko abrazando a su hermana.
-Ahora lo arreglamos, ¿que sucede?-Dice Edward.
-Las luces se apagaron solas, le temo a la obscuridad. Mika igual...-Dijo El Niño corriendo tomada de la mano de su hermana hacia su cuarto.
-¡Chicos! ¿A donde...?- Ruben corre tras ellos.
Ruben, al no saber donde están, va a su habitación... En efecto, la habitación esta total,e ten obscura...
-¡Yoko! ¿Donde esta el interruptor?- Pregunta el.
Nadie contesta...
-¡Yoko! Contéstame...-
Ruben comienza a caminar a ciegas dentro de la habitación, el seguí sin creer que estuviera a ciegas... ¡No había ninguna ventana en el cuarto! Sigue caminando hasta toparse con un escritorio. Era el viejo escritorio donde Mika hacia sus tareas... Comenzó a tocar toda la superficie del escritorio hasta que sintió algo suave... Algo delgado y corto... Era... ¡Cabello! Un cabello largos lacio, no podía notar el color pero lo sentía. Su hermana era la única con los mismos rasgos. Cabello largo. Su hermano no podría ser. El cabello abarcaba parte de la superficie de madera.
-¿Mika? ¿Eres tu?- Preguntó Ruben.
Nadie contestaba...
-¡Mikaela!- Gritó desesperado finalmente.- ¡enciende las luces!-
La habitación seguía en silencio. Finalmente se escucharon golpes en algún lugar, lo cual dio terror a Ruben. Mientras el buscaba una forma de encontrar la puerta que accidentalmente se cerro, la silla del escritorio comenzó a desprender un chirrido. La silla se movía. Ruben comenzó a tocar el cabello, para darse cuenta que su hermana estaba ahí. Allí seguía. La niña comenzó a levantarse y mediante eso comenzó a hacerse para atrás... Un poco mas... Un poco mas... Toco la pared.
Las luces se encienden.
-¿quién... Esta ahí?- Pregunta el chico aterrado, tapándose los ojos con la mano. Estaba aturdido. Le dio la espalda a la chica.
-Fui yo, lo siento.- Responde su hermano, Yoko.
Ruben gira su cuerpo hacia la pared.
No hay absolutamente nada.
-¿Y Mika, donde esta?- Pregunta desesperado.
-Aquí estoy, ¿porque?- Dice ella.
-¿Hace cuanto te metiste ahí?-
-¿a que te refieres? Siempre estuve aquí. Desde que salimos corriendo de tu cuarto, hasta que nos armamos de valor para encerrarnos en el baño- Dijo tomándole la mano a Ruben.
-¿Entonces quién era...?- Dice girando la cabeza hacia la pared.
Ruben pensó que era una tontería... Pero comenzó a descifrar la única forma para saber si Mika le tomaba el pelo.
Tomo el cabello de Mika.
Si, el cabello de ella era Largo... Cuidado... Pero había un problema. El que el toco primeramente era Lacio, el de su hermana era chino, completamente.
-Significa que...- Pensó.
-¿Que paso Hermanito?- Pregunta la niña con cara de frustración.
El chico dudaba mucho el poder decirle a su hermana las cosas que sucedían en su casa. Las fotos en la computadora... Y ahora esto. No podía decírselos. Se morirán del miedo.
-Nada, un simple chiste que quería hacerles- Dice con risa nerviosa- ¡Que gracioso soy! ¿no? ja-ja-ja-
-¿estas bien?-Pregunta Yoko.
-Si, estem... Debo irme- Ruben, sale del cuarto y va pensando en lo que acaba de suceder. Estaba tan distraído que ni cuenta se dio que sus amigos estaban pasando al lado de ellos.
Chocan.
-¡Hey amigo! ¿Que sucede? ¿Viste un fantasma o porque tan pensativo?- Dijo entre risas Edward.
-¿¡Fantasma!? No, yo no vi ninguno. Los fantasmas no existen.- Contestó nervioso Ruben.
-Calma, ¿qué sucedió? Acabo de lograr que Ale dejara el celular.-
-Si, ahora explícame... Es decir, explícanos que sucedió. No deje el celular por nada-Renegó Ale.
Ruben les cuenta lo sucedido a ambos, ninguno podía creerlo.
-Es demasiado raro, primero las fotos de la computadora sin saber quien era esa foto o QUE era, luego la chica... Esa tal Rubí... Y ahora la chica en el escritorio.- Dijo Ale.
Ruben no había pensado en Rubí, el no la consideraba sospechosa. Pero debía investigar de todas formas. Todo era demasiado sobrenatural. Esa chica de cabello lacio... Desapareció cuando las luces se encendieron, a algo debió temerle.
-Cada vez esta casa me sorprende mas y mas- Dice finalmente Ruben.
-Dejemos esto hasta aquí ahora, vayamos a dormir. Mañana le contaremos a tus padres sobre esto.- Tenía que soltar Edward.
Nadie dijo nada, pero todos descendieron las camas, se acostaron y durmieron.
Excepto uno: Ruben.

Hasta la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora