Cuando la doctora Aroha Lluch dictaminó que ya estaba recuperado pudimos volver a casa, y presentar a la familia el nuevo integrante. No obstante, no había transcurrido un año cuando ya había percibido que Dra no podría ser realmente feliz encerrada entre aquellas pareces. Ella había crecido en libertad, el mar era su hogar y continuar en tierra firme tanto tiempo no era lo que realmente deseaba.
-He pensado algo. -Dije una noche mientras ella metía a nuestro hijo en su cunita.
-¿Tú pensar? No lo creo. -Me gustaba que a pesar de todo su humor agrio continuara siendo el mismo.
-Te sorprenderías querida... En fin, creo que deberíamos aprovechar una de las muchas embarcaciones de las que disponemos y asegurarnos de que nuestras mercancías llegan a su destino... de igual modo esto nos permitiría seleccionar los productos que traemos del extranjero, conocer nuevos socios, nuevas tierras... ¿Qué te parece? -Dra permaneció en silencio un prolongado tiempo, por su rostro deduje que estaba teniendo una de sus visiones.
-Nos vamos a divertir a lo grande... -Dijo cuando volvió en sí.
-¿Y eso...? No, mejor no me lo digas... quiero sorprenderme.
Me arrepentí de aquello tres meses después cuando una noche Dra se levantó de golpe y salió de nuestro camarote dando ordenes a diestro y siniestro. Toda la tripulación parecía algo sorprendida por sus mandatos, pero nadie osaba desobedecerla. Al fin y al cabo, ella era la capitana del barco.
-¿Dra qué sucede? -Pregunté.
-Así es justo como lo ví... te dije que nos divertiríamos. -Me beso y después me mandó a vigilar al bebé.
-Oye que yo también puedo ser útil... el mar está en calma y todavía quedan un par de horas hasta que se despierte...
La cubierta parecía desierta, pero yo había escuchado como mi mujer mandaba a todo el mundo esconderse bien armados. No es que estuviera asustado, suponía que si la situación fuera realmente de riesgo Dra estaría tan tranquila.
-Te prometo que no te vas a perder la diversión. -Yo refunfuñé pero termine yendo a nuestro camarote.
Estaba sentado en la cama contemplando a mi precioso niño cuando escuché alboroto en cubierta. No sabía si dejar al niño ahí o cargarlo conmigo... finalmente decidí cargarlo, pero oculté su presencia con la chaqueta. No sabia con lo que me iba a encontrar.
Cuando alcancé la cubierta no pude más que salir de mi asombro ¡Estábamos siendo abordados! Yo miré a Dra nervioso, pero ella sonrió con malicia. Desde mi posición podía ver más bien poco, pero los susurros de los hombres que se habían colado en nuestro barco eran suficiente amenaza.
-Capitan... -Escuche que uno de ellos decía en un susurro. -Creo que no hay nadie en el barco...
-Has ganado... -Aquella voz... Dra salió de su escondite sin que pudiera hacer nada para evitarlo.
-Un gusto volver a verlo Capitán Evans. -Saludó Dra.
-¡Dra! -Exclamaron alegres varios miembros de nuestra antigua tripulación.
-Veo que las cosas han ido tal y como predije... -Se vanaglorió el Capitán acercándose a Dra.
Un tripulante de nuestra embarcación, preocupado por la cercanía y libertades que parecía a punto de tomarse ese hombre salió de su escondite y interpuso entre Dra y su tío.
- ¿Capitana está segura de esto? – Preguntó dubitativo. A lo que Dra asintió.
- ¿Así que capitana eh? Miren como ha ascendido nuestro cachorrito... -Dijo el contramaestre de La Maldita.
- No pensaríais que os abandonaría para bajar de nivel cierto. -Respondió ella con chulería.
- Bueno dejémonos de tonterías. -Volvió a intervenir el capitán Evans. Y dirigió hacia mi su mirada. -Sant... es un honor que formes parte de mi familia. -La tripulación de la maldita parecía no comprender. - ¿Podría ver a mi sobrino?
- Más bien a tu nieto...-dije sin poder evitar sonreír.
- ¿Has tenido un hijo con la princesita?
- Tanta tensión entre los dos no podía desembocar en otra cosa.
Los comentarios se fueron sucediendo entre los tripulantes de La Maldita. Dra dio la orden de que nuestros marineros salieran de sus posiciones.
Aquella noche recibí más amenazas de muerte que en toda mi vida, realmente la tripulación de la maldita tenía en muy alta consideración a Dra. Mientras la fiesta continuaba en las dos cubiertas vi como Dra se dirigía a nuestro camarote a acostar al niño. Yo iba en su dirección cuando el capitán Evans apareció ante mí.
-Siento no haberte podido hacer participe de mis decisiones, pero creo que fueron las más acertadas. -Conociéndolo aquella sería la mayor disculpa que había hecho en su vida.
-Sólo puedo agradecer cada decisión que tomo. -Dije con sinceridad. -No sólo salvó a mi familia, sino que me hizo el mayor regalo del mundo.
-Sigues siendo un sensiblero... -su voz sonaba igual de firme que siempre, pero en sus ojos se veía la verdad, él estaba conmovido por mis palabras.
Cuando entré al camarote abracé a Dra por la espalda.
-Te agradará saber que todos los miembros de La Maldita me han amenazado de muerte si te hago daño... -Dije con orgullo. Ella rio intentando controlar el volumen de su risa para no despertar al bebé- ¿De qué te ríes?
-A mi me han amenazado con que debo tratarte bien... me han recordado que no eres como nosotros y que debo ser paciente y sensible...- Aquello me dejó alucinado.
-Oye... que me digan princesa no quiere decir que lo sea ¿lo sabes verdad? – Mi orgullo se había visto bastante herido ante aquel descubrimiento.
-Yo lo sé muy bien... -Dijo desabrochando lentamente mi camisa. -Quizá tengamos que demostrárselo a ellos.
-No voy a acostarme contigo teniendo a ti tío escuchando en nuestra puerta... -Ella comenzó a reír.
-No hay manera... sigues siendo una princesita.
-Te voy a dar yo princesita. -Dije apoderándome de sus labios.
FIN
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La hipocresía del destino (2º Libro saga 'VERDADES OCULTAS')
Historische RomaneBeorn Sant siempre había sido un muchacho alegre, algo granuja y con un gran encanto que le había salvado de muchas riñas y castigos, pero dejarse llevar por sus sentimientos le hará cometer el error de su vida y lo peor de todo es que arrastrará a...