El amor nunca fue mutuo.

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Prometio que no lo haría más. Le dio una segunda oportunidad, ya veo que no puedo confiar en el.  

Hice bien en venir aquí, seguirle, después de que llegara un misterioso mensaje de Marta:  

No puedo aguantar más. Ahora o nunca. No, no puedo esperar más. Hoy a las 18:00 en el Cherry. 

Si no estas, es el fin. 

Xoxo. 

Marta.

Cuando vi el mensaje me preguntaba que pasaba ¿a qué se refería? Claro, no entré en el mensaje para verlo, sólo lo vi mientras yo estaba limpiando su mesa y el estaba duchándose. No podía confiar plenamente después de lo que pasó hace un año exactamente. Se besó con mi amiga Nerea. Delante de mis narices. Le perdone a Aaron porque sabía que el estaba borracho y Nerea deseaba besarle desde que tiene uso de razón. La verdad es que quiere liarse con todos los que tienen novia, por eso tiene el apodo de puta. Es su personalidad, y dudo que no lo sea ahora mismo.  

Y ahora estoy aquí, delante del Cherry mirando a mi novio con otra. Se habían dado un beso fugaz cuando el se acerco a la mesa. Quiero vomitar. No puedo permitirmelo. Ahora vamos a joder a este carbón. De mi no se ríe nadie. Después de que le coja la mano a Marta y otro beso tierno, mi piernas se mueven solas. Voy a nuestra casa. Llevamos 4 meses viviendo juntos. La casa está a mi nombre, así que voy a aprovecharlo. Decidida cojo todas sus cosas; ropa, recuerdos, colonias, películas porno, si amigos, porno. Todo lo suyo lo pongo en unas cajas de cartón. Cojo un boli y un folio y le escribo; 

¿No habéis llegado hasta el hotel?  

Recoge el resto de las cosas y largate. Los muebles que sean tuyos te los llevas el Martes si quieres. Ya te he puesto todas tus cosas que tenías en la habitación en la caja. 

Quiero tus llaves mañana por la mañana en el buzón, y a ti fuera de mi casa. Te devolveré lo que has pagado de la hipoteca conmigo. Lo tendrás en tu cuenta a finales de semana. Que sepas que he sido buena y te dejado dormir en la habitación de invitados para que tuvieras donde dormir esta noche. 

Mis saludos a Marta, que seáis felices. 

Sin cariño, Liliana.  

P.D: ¡Gilipollas!  

Satisfecha cojo las cajas y las pongo en la mesa del comedor. Dejo el folio que le he escrito con todo mi amor y se lo dejo encima. 

Voy a mi habitación y hecho el pestillo. Antes de entrar a mi habitación he cogido antes una botella de agua y algunas manzanas. Entro en la ducha y pongo el agua caliente, todo lo que puede soportar mi piel. Me quedo sentada en la ducha. Intento quitarme todos los recuerdos, todo, como si pudieran irse con el agua. No creo que eso sea posible. Cuando salgo, me seco, y me pongo crema en todo el cuerpo. Me dicen que no es necesario, que tengo la piel y el cuerpo espléndido. No es cierto. Me miro en el espejo del baño y lloro. Lo único que veo es una chica pálida, muy pálida, no muy delgada, entre delgada y medio gorda. Tengo curvas simplemente. Me molesta eso. Veo a una chica de pelo Rubio oscuro, Moreno sin la luz del sol o alguna luz. Labios rosas oscuros, dientes blancos y rectos gracias a los brakets que llevo tres años cuando tenía diez años. Pestañas muy largas sin rímel. Ojos de colores entre grises, azules y verdes. Aunque destellos de azules se notan muchísimo menos. Las orejas las tengo pequeñas. No las tengo saltonas. La gente me dice que soy guapa, y yo me odio. Yo siempre quise tener el pelo pelirrojo dorado y ojos marrones miel. 

Un ruido me saca de mis pensamientos.  

Un aporreo contra la puerta del dormitorio: 

-¡Liliana! Ábreme porfavor, no es lo que tu piensas...

"Bueno pues este es el primer capítulo de la historia de Liliana. Como veis, Aaron es un Casanova ;)  

Abrazos sicológicos, Lilly."

No hay mal que por bien no vengaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora