El amor engaña, el amor se arrepiente.

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-¡Liliana! ¡Ábreme! - dijo Aaron gritando mientras aporreaba la puerta. 

Yo me vestí tranquilamente en mi pijama. Mientras que el decía siempre lo mismo... Liliana ábreme. 

Hasta qué le dije: 

-Cómo sigas aporreando mi puerta te voy a hechar de mi casa en vez de dejarte dormir en la habitación de invitados. - dije con mi voz tranquila de siempre. 

-Ábreme y te explico todo. Porfavor. Si lo haces me iré. 

-Explícaselo a Marta. Lo vi todo Aaron estaba delante del restaurante cuando la besaste y la cogiste de la mano. ¡Gilipollas! Si no quieres quedarte en la habitación de invitados vete.  

Y entonces me tumbe en la cama. Yo se que el estaba sentado apollando la espalda en La puerta, solía hacer eso con su hermano pequeño Leo. Estuvo callado y yo estuve llorando en la cama en silencio, hasta que el dijo: 

-El amor engaña y el amor se arrepiente. Te quiero, y siempre te querré. - me dijo. 

Yo incrédula le pregunte: 

-¿Estas hablando por teléfono con Marta?  

-¡No joder! ¡Estoy hablando contigo! - dijo gritando. 

-Vete, y cuando despierte quiero que no estés en la casa.  

Llore, llore y llore. Ya os he contado como pase la noche. Estuve escuchando a Aaron paseando furioso por la casa y hablando por teléfono con alguien, quien supuse que era Marta, y decía solamente, no no me cree, joder, tu me obligaste. Hasta qué me dormí. 

No se cómo lo conseguí pero dormí. Pensé, y lo que descurbri es que quería a Aaron. Estaba enamorada de el Aaron de antes. No el de ahora. El de ahora es tan imposible que cogería la almohada que tengo detrás de mi cabeza lo tumbaría en el suelo y se la aplastara en su nariz. Pero claro, es ilegal. Oí la puerta cerrarse y los pasos de Aaron en el jardín, me asome a la ventana, se iba con sus cosas, abrí la ventana para que me viera, que le estaba viendo. Se dio la vuelta y me miro a los ojos directamente. Me quede helada, los tenía rojizos. Sus preciosos ojos grises estaban irritados. Había llorado. Cerré los ojos, me di la vuelta y grite con la voz encogida:  

-Vete. 

Mire una vez a la ventana y veía como el tipo al que quería se iba con los hombros encogidos. Miro una vez más a la ventana el, y nuestras miradas se encontraron. Apartamos la vista. Su coche arrancaba el motor y se iba. Cerré la ventana y me puse a llorar desconsoladamente.  

Así estuve cinco días de mi semana libre.

Una hora después... 

-Mueve tu precioso culo Lili, deja el helado y no más películas, tienes que animarte. - Dijo Sofía, Sofía era mi mejor amiga. Somos amigas desde que... Em...nacimos en la misma sala. Mi madre y su madre fueron mejores amigas. Sofía era dos horasfa más mayor que yo. Siempre nos ayudamos,mírala, aquí esta consolando me otra vez. Había venido con su pelo negro en una coleta tipo caballo y que resaltaba su pálida piel y sus grandes ojos marrones oscuros, yo diría más negros, pero ella prefiere marrones. Sus deseos son órdenes para mi. Llevaba unos jeans negros y una camiseta blanca con botones, toda una empresaria parecía. Además sus espléndidos tacones color carne. Tenía el maquillaje hecho; labios rojos, ojos alineados con negro y sus pestañas largas. Estaba guapísima.  

No hay mal que por bien no vengaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora