"Capitulo 8"

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Cuando tomé la mano de Gabriel, sentí que todo el mundo se detuvo, sentí una hermosa sensación de paz, con el me sentía a gusto, me sentía especial, y lo más importante me sentía amada por alguien, y cuando me beso sentí todo eso junto, cuando sus labios rosaron los míos, sentí una conexión increíble. Cuando nos fuimos al internado, nos fuimos tomados de la mano, de repente nos tirábamos miraditas, y seguíamos hablando de las cosas que faltaban en su lista.

- ¿Oye, entonces tu no quieres hacer nada, con el amor de tu vida?, O bueno conmigo – dijo en modo coqueto.

- ¿Enserio, ya lo olvidaste?

-Nunca me dijiste.

-Si te lo dije! - Pero te lo vuelvo a repetir- dije riendo,

-El hizo asintió

-Me gustaría, que se quedara – lo mire- bueno que te quedaras conmigo sin importar que, y que siempre me apoyes en todo, solo eso.

El me miro, se detuvo y me jalo hacia él.

-Te prometo que siempre voy a estar contigo sin importar que, - dijo y me beso.

Cuando llegamos al internado, nos escabullimos por los pasillos, primero me fue a dejar a mi habitación y luego él se regresó a la suya. Esa noche fue mágica, fue increíble y romántica, nos besamos por primera vez, lo tuve cerca de mí, es un chico increíble, pero no me dejaba de dar vueltas que ninguno de los dos va a poder contar lo que paso esta noche, pero no importa yo sé que, en el fondo, él me va a seguir recordando. Esa noche me acosté y no podía dormir, seguía muy emocionada, no me dejaba de dar vueltas en la cabeza sus labios, su sonrisa, y su voz al cantar.

A la mañana siguiente me despertó Luz, estaba en la puerta tocando, y le abrí.

-Me tienes que contar todo! - dijo pasando a mi cuarto.

- Cantamos, bailamos y – hice una pausa para ponerle más suspenso.

- ¿Qué paso Mia?!

-Nos besamos! - dije emocionada.

Las dos nos emocionamos, cuando me di cuenta que alguien nos estaba oyendo desde la puerta, eran los demás chicos, les conté todos los detalles, y lo que pensaba hacer después,

-Te vamos a ayudar si necesitas algo- dijo Kevin.

Después me dejaron sola en mi cuarto, mientras escuchaba música me quede pensando en el número 3 de su lista "Cocinar su comida favorita" se me iba a complicar más, nunca dejan pasar a los alumnos a la cocina, su comida favorita era el pay de mango, aunque era un postre que se hacía muy rápido, no sabía cómo nos íbamos a ir a la cocina a hacerlo. Después pensé en una persona que me podría ayudar, mi abuelito, él siempre me ayudaba a convencer a mi mamá cuando quería algo y ella no me o quería comprar, y si convence al director del internado, podría ser una opción, mi abuelito y el director eran amigos en la preparatoria. Cuando pedí permiso para ocupar el teléfono, me encontré a Gabriel, iba saliendo de su habitación.

-Hola Mia- dijo sonriendo.

-Hola.

-Qué bueno que te veo, ya te extrañaba mucho. – dijo y se me acerco para darme un abrazo.

-Yo también, pero para mañana en la noche te tengo la tercera sorpresa – dije emocionada.

-Enserio? - pregunto emocionado

-Si! – ya quiero que sea mañana.

Cuando él se fue yo me fui a donde estaban los teléfonos y le marqué a mi abuelo.

-Hola Tito- así le digo desde pequeña.

-Hola Mia!

Nos quedamos platicando un momento de cómo estaba en el internado y de cómo le iba con mi abuelita. Para poder pedirle el favor tenía que decirle la peor parte de la historia.

-Tito, tengo que decirte algo- dije por fin

-Claro dime, que paso

-Conocí a un chico, Gabriel, y me enamoré de él, pero, él tiene amnesia y yo – hice una pausa, no podía decir la palabra.

-¿Que pasa contigo? – pregunto preocupado.

-No me pude contener las ganas de llorar, no quería decirle que me iba a, ni siquiera podía repetir la palabra.

-Mia, ¿estás bien?

-Tito, me falta muy poco de vida- al fin dije llorando.

-El no dijo nada, al poco tiempo se escuchó que estaba llorando, ¿Qué necesitas? – dijo con la voz un poco quebrada.

-Queremos hacer un postre en el internado, solo para nosotros, pero no dejan entrar a alumnos a la cocina, y quería ver si puedes hablar con el director y decirle que si nos puede dar permiso de entrar a la cocina del internado y hacerlo.

- ¿Te gusta mucho ese muchacho verdad? ¿Hace cuánto lo conoces?

-Lo conocí hace una semana, y me gusta y mucho- dije

-Mia, no puedes enamorarte de alguien cuando recién lo conoces, esas son cosas muy infantiles.

-Tito, yo lo sé, es casi imposible, pero nunca había sentido algo así, él tiene algo que amo, y es muy lindo y caballeroso conmigo, y enserio si lo conocieras te darías cuenta de que es un amor, y sabes algo, le gusta escribir poemas- dije con risitas.

-Eso es lindo, ¿te ha escrito algo? – pregunto.

-No, pero me dijo que pronto lo hará, digamos que me lo tengo que ganar – dije con risitas.

-Okey, pero tampoco te humilles tratando de hacer que te escriba ese poema – dijo riendo

-Eso te lo prometo Tito. ¿Entonces si puedes hablar con el director? – pregunte ansiosa.

-Está bien lo hare, mañana podrán pasar a la cocina – dijo

- ¡Gracias Tito, te amo!

Él y yo seguimos hablando otro rato más, cuando sonó la alarma de incendios, se empezaron a escuchar gritos por el fondo de los pasillos, ¡"Está saliendo humo de la habitación 16!!", espera, ¿habitación 16?, de repente me vino a la cabeza quien está ahí, Gabriel, era su cuarto el que se estaba incendiando.

- ¡Tito me tengo que ir, hablamos luego! – dije colgándole, y me fui corriendo a la habitación de Gabriel.

Estaba muy lejos de su habitación corrí lo más que pude, pero no podía me dolía mucho el pecho, pero me importaba más el, subí rápido las escaleras, cuando llegue estaba una bola de personas fuera de su habitación.

-Déjenme pasar! – grite tratando de meterme entre las personas para poder entrar a su habitación.

Cuando entre no lograba ver nada, traté de buscar a Gabriel, en su cama, en el piso, en el baño, pero no lo encontré por ninguna parte, y justo cuando me iba a salir, sentí como mi cuerpo se puso débil, y no pude recargarme en mis piernas, y me caí al piso, cuando caí todo se puso negro, no lo encontré, no sé si le paso algo. 

"Un amor imperfecto"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora