"Capitulo 10"

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Cuando desperté, estaba en las habitaciones de la enfermería del internado, tenía un tuvo para respirar en mi nariz, el cabello suelto y una bata de hospital blanca con pequeños círculos dorados, cuando entro una doctora a ver si estaba bien, me checo mi corazón, mi respiración, se sentó en el sillón café junto a la mesa de centro que estaba alado de la cama.

- ¡Hola nena! – dijo escogiendo una hoja de su libreta.

- Hola – dije con voz baja.

- ¿Cómo te sientes? ¿Ya estas mejor? – pregunto

- Si, todavía estoy un poco cansada, pero creo que estoy mejor.

- Okey, linda me podrías decir que paso – dijo con su mirada fija en mi esperando una respuesta mientras golpeaba la pluma contra su pierna.

- No me acuerdo de todo, pero la habitación de – hice una pausa – un amigo, se estaba incendiando, pensé que estaba dentro, y entre por él, pero cuando entre no estaba nadie, y después solo me sentí débil y me desmayé.

- Okey – dijo mientras escribía en su libreta lo que le había dicho – de acuerdo linda, te dejo descansar, tienes que dormir más para recuperarte. – dijo y se fue.

Me dormí otro rato, y después sentí que alguien estaba sentado en el sillón de alado, me volteé y vi que era mi abuelo, estaba leyendo un libro que seguro había traído de su biblioteca, cuando tenía 8 años, el me regalo un libro de cuentos infantiles, lo leí completo, era el mago de oz, me pase casi toda la tarde leyéndolo, cuando era hora de cenar, quería seguir leyendo, pero mi madre no me dejaría, entonces le dije a mi abuelo si me podía seguir leyendo mientras comía, a mí me encanta que él me lea cuentos, hace la voz a todos los personajes, las trata de imitar lo mejor posible, y hace gestos con la cara, él decía que lo hacía para que en mi cabeza me imaginara, todo como yo quisiera que fuera, tengo mucha imaginación y no me costaba tanto imaginarme todas las escenas de los libros que leo. Gracias a el descubrí que amaba leer.

- Hola Mia, que bueno que ya despertaste – dijo con una sonrisa motivadora.

- Hola – dije acostándome sobre mi mano. - ¿Qué haces aquí?

- Cuando colgaste rápido, me preocupé y minutos después me marcaron y me dijeron que estabas mal – vine corriendo para ver como estabas.

- ¿Y mi mama viene contigo?

- No, cuando marcaron ella estaba trabajando al igual que tu papa, y tu hermana estaba en sus clases de piano - dijo y se quito los lentes. 

- ¿Sabes si Gabriel me vino a ver mientras estaba dormida? – pregunte con ansias.

- No, no ha venido, pero no creo que tarde en venir – dijo con una sonrisa en la cara. – si quieres duérmete un rato, yo voy por algo de comer y un café. – dijo al tiempo que se levantó.

- Claro.

Mi abuelo se fue, yo estaba tratando de dormir, cuando unas enfermeras salieron muy rápido a la cafetería, iban gritando que una alumna se había desmayado en los baños de la cafetería, trataba de dormir pero una voz al final del pasillo me parecía conocida, era Kevin, según yo, pero estaba con otra voz, era Gabriel me había venido a ver, cuando entro,  me trate de hacer la dormida para ver que hacía, pero no funciono al segundo sonreí al verlo.

- Sabía que eras tú. - dije mirándolo.

- ¿Acaso esperabas a alguien más? – dijo con risitas,

- Mia, te dije que iba a estar cuando más me necesitaras, - me tomo de la mano – y ahora más que nunca me necesitas, Mia cuando te vi en la camilla inconsciente no sabía qué hacer, no soportaba verte así, estaba desesperado porque yo – hizo una pausa y me miró fijamente a los ojos – Mia, estoy enamorado de ti, en muy poco tiempo me has demostrado que hay personas que valen la pena, nunca me había gustado alguien como tú me gustas a mí

"Un amor imperfecto"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora