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-¿Haena? ¿Estás lista?- Seonghwa entró en la habitación de Haena. Encendió las luces, buscando a la chica.

Un gemido vino del rincón de su cama. Una bulto de mantas rosas se movió un poco y luego se detuvo. La cabeza de Haena apareció unos segundos después, entrecerrando los ojos ante la luz.

-hey ¿No te sientes bien?- Preguntó Seonghwa, caminando hacia su cama. Le acarició la cabeza y juró haberla oído ronronear.

-No- susurró. Se deslizó hacia el borde.

-¿Enferma?-

Haena negó con la cabeza. Hizo una mueca ante el dolor punzante en la parte inferior del abdomen. A veces odiaba ser una niña.

-Me estoy muriendo- susurró Haena.

Los ojos de Seonghwa se agrandaron, el pánico comienza a formarse.

-Estoy sangrando por, bueno ...allá abajo - susurró Haena la última parte.

Seonghwa se congeló un poco, parpadeando -¿Por qué?- susurró -¿Por qué tienes que decirlo de esa manera? -Haena se rió un poco.

-Iré a buscar a San- Seonghwa le dio una última palmada en la cabeza.

Haena sonrió, cubriéndose de nuevo con sus mantas, acurrucándose en su tibia cama.

Unos minutos más tarde sintió una palmada en su hombro. Descubrió su rostro y encontró a San sonriéndole.

-¿Primer día?- susurró, acariciando su mejilla. Haena asintió. San sabía que el primer día para ella es el más doloroso.

-Supongo que no vendrás a cenar con nosotros- preguntó Seonghwa desde la puerta.

-Probablemente no. Me quedaré con ella- San se volvió hacia el mayor.

-Les traeremos algo, aunque también hay sobras de ayer en el refrigerador- dijo Seonghwa - ¿Necesitan que les traigamos algo de la tienda?-

Haena pensó un poco -Creo que estoy bien por ahora-

Seonghwa asintió -Está bien, hágamelo saber si se le ocurre algo. Espero que te sientas mejor-

-¡Espera!- Seonghwa se detuvo en la puerta y se volvió para mirar a la chica.

-¿Puedes traerne un snickers?- preguntó, luego susurró -de almendra ¿Por favor?-

Seonghwa sonrió -Por supuesto-Se volvió hacia San, sonrió y luego salió.

-Está bien, voy a conseguir la almohadilla térmica. ¿Está bien, Beanie? -Preguntó San, dándole un ligero beso en la frente.

-Quiero abrazos- Haena sacó las manos e hizo un movimiento de agarre con ambas.

San se rió entre dientes -Por supuesto. Siempre te doy mimos, especialmente en días como hoy -

Haena asintió con la cabeza, con las mejillas hinchadas -Date prisa entonces-

-Sí, señora- sonrió San, luego salió corriendo de la habitación y entró en la cocina ahora vacía. Agarró la almohadilla térmica que guardaban con los primeros auxilios en la cocina. Lo colocó en el microondas y comenzó a calentarlo. Luego se volvió hacia la estufa y comenzó a prepararle un poco de té de manzanilla.

Cuando sonó el microondas, lo abrió, agarró la almohadilla térmica por las correas y se dirigió hacia Haena.

-Ten - San se sento en el borde de la cama y vio que Haena se había quedado dormida. Le dio la vuelta y le bajó las mantas. Luego, colocó suavemente la almohadilla térmica en la parte inferior de su abdomen, cubriéndole la espalda.

-Gracias, Sannie- suspiró Haena.

San sonrió -De nada. Tengo que ir a traerte tu té. ¿O quieres tomar algo más tarde?-

-Lo que sea que me des abrazos más rápido- sonrió

-Déjame asegurarme de que la estufa esté apagada y dejaré que la bolsita de té se empape mientras nos acurrucamos- El chico saltó de la cama e hizo lo que le dijo.

Pronto regresó a la habitación y se acosto en la cama . Haena sonrió mientras se acostaba con la espalda contra la pared. San la atrajo hacia él, poniendo un brazo alrededor de su cintura, sosteniendo la almohadilla térmica en su lugar.

Haena gimió cuando el dolor se dio a conocer nuevamente- Cuando muera, voy a tener una larga charla con Eva-

San se rió- Sí, haz eso-

Haena colocó su mano sobre la de él, trazando patrones con el pulgar sobre su mano. Ella sonrió. San de alguna manera siempre la hacía sentir mejor cuando estaba en su período. Era terrible cuando él no estaba cerca. Los demás han tratado de ayudarla y, por supuesto, ella estaba agradecida, pero por alguna razón solo tendían a estresarla. San era el único que sabía qué hacer. todavía se ponía quisquilloso, pero a baja escala.

-Seonghwa-hyung dijo que le produjiste una incomodidad- dijo San en su cabello.

Haena se rió, recordando lo que le dijo al anciano antes -Ups-

-¿Qué dijiste?-

-No es importante- respondió Haena. Ella se volvió hacia él, con la cabeza apoyada en su pecho. La almohadilla térmica se reajustó y San pudo sentirla en su costado.

-Lo que digas- sonrió - Ahora duerme un poco. Entonces puedes tomarte el té y comeremos algo-

-Y podemos ver la Itaewon Class- bostezó Haena.

-Sí, por favor- respondió San con entusiasmo. Ambos se rieron de su emoción.

-Espero que Hwa-oppa me consiga una barra grande-Haena sonrió adormilada en el pecho de San, con la mejilla suave.

𝙰𝚃𝙴𝙴𝚉: 𝙷𝚊𝚎𝚗𝚊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora