Capitulo 3

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Tres días han pasado y esa mañana ya se encontraban en la cueva. Javier estaba cerca de Víctor y pudo notar que el actuar de este era lento y tonto. Observó detenidamente su rostro a través del vidrio del casco y se notaba cansado.

—¿Estas bien? Te veo con sueño.

—No he podido dormir plenamente en las últimas 3 noches. Desde el primer día Deborah decidió conservar en la habitación la cajita golpeada. Y a pesar que ella la tiene en su mesita de noche, yo soy de sueño ligero entonces me molesta que haya un mínimo de luz verdosa.

¡Claro! Entonces todo este tiempo, la caja la había tenido Deborah guardada en su habitación. Javier recordaba haberla dejado sobre la mesa pero como ya no la encontró, supuso que alguien la había tirado.

—¿Y cuándo piensas decirle que te molesta?

—Intenté decirle al siguiente día pero la verdad no me atrevo. Ella se mira muy feliz observándola. Yo soy el que debe de encontrar la forma de dormir a pesar de ello.

Javier no compartía ese pensamiento. Consideraba que podía haber una forma para que tanto Deborah pudiera conservar su nueva lámpara, como Víctor pudiera dormir a plenitud. Y aprovechando que hasta ese día le habían mandado el repuesto de la caja, era la excusa perfecta para dirigirse a ella y sugerir el cambio.

Javier se dirigió a la zona donde Deborah se encontraba laborando. Se escuchaba que estaba resfriada. Se acercó a ella y la observó muy agotada. La piel levemente pálida, con los ojos hinchados. ¿Pero qué había ocurrido? Isabel, Claudio y Lorenzo se acercaron para tomar una decisión. ¿Posiblemente alguna reacción alérgica? O tal vez la picadura de algún mosquito. Tendrían que evaluar detenidamente y era algo que no podían hacer en ese momento. Lo mejor es que Deborah regresará a reposar a la casa y para evitar que esta tuviera un incidente, Víctor la acompañaría.

Y así fue, Víctor y Deborah se retiraron del bosque y se dirigieron a descansar. Mientras que los demás laboraron hasta la hora habitual de salida. La gran sorpresa al salir del bosque fue ver que estaba lloviendo. Trataron de apresurar el paso para estar el menor tiempo posible mojándose.

Una sorpresa aún mayor, se llevaron al entrar a casa y ver a Deborah acostada en el sofá con su aspecto notablemente peor.

—Pero ¿Por qué ha empeorado? —Preguntó Javier confundido.

—Yo me comuniqué con la central, pero me respondieron que estaban limitados de tiempo. Me explicaron cómo preparar un té que supuestamente la iba a mejorar.

—Esto es inaceptable, ella no tiene un resfriado común, no sabemos con exactitud a que estuvo expuesta acá en la isla, lo mejor será que la lleven a un hospital rápido. —Refunfuño Claudio mientras se dirigía a la habitación de comunicación.

Javier lo acompañó y al llegar ahí, pidieron una conexión por videollamada. Al ser aceptada explicaron que realmente la situación era urgente. Necesitaban que la vinieran a recoger.

A los 20 minutos un helicóptero aterrizó en la isla. 4 hombres con batas blancas entraron a la casa y la sacaron acostada en una camilla. Todos veían la escena con tristeza. Víctor quería irse con ella pero se le fue negado. Ellos debían seguir laborando normalmente. Todo dependería del propio cuerpo de Deborah. Si este actuaba rápido, en poco tiempo iba a regresar.

Antes de partir, Emilia preguntó exactamente porque pidieron que se hiciera un té ante esa situación.

—Tenemos la creencia que por el tipo de clima propio de la isla y el hecho que pasan la mitad del día en una cueva, algunas personas están propensas a enfermarse. Cuando el joven nos llamó la primera vez, refiriéndose a Víctor, creímos que los síntomas estaban empezando y estos con el té se pueden tratar, pero ella ya lleva más de un día enferma. Posiblemente desde que vinieron, su cuerpo se rehusó a adaptarse.

LA CURADonde viven las historias. Descúbrelo ahora