Capitulo 8

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Los pasos de un grupo de personas por todo el pasillo hicieron que Javier se despertara. Prestó la suficiente atención para darse cuenta que se estaban reuniendo en la habitación de Greta. Escuchaba que entraban y salían pero lo que hablaban era un misterio. Hasta que uno de ellos salió al pasillo y estando casi frente a su puerta, hizo una llamada telefónica.

—Señor Grajales, Greta amaneció muerta.

Javier se quedó atónito al escucharlo, otra compañera más que se iba y lo más probable era que tanto él como Julián tendrían el mismo destino. Su mente se nublo de solo pensar que en las siguientes horas su corazón podría dejar de latir. Estaba tan lejos de casa que sus padres nunca iban a encontrar su cuerpo. Tantos años de estudios y ni siquiera pudo obtener su primer sueldo como profesional. Que impotencia saber que Alexander había pisoteado los sueños de Felipe y sus amigos y ahora lo estaba volviendo a hacer con ellos.

Mientras tanto, en el último nivel del edificio, Alexander estaba visitando a Cecilia en el invernadero. Ella lo recibió con buenas noticias. El primer cargamento de hongos que mandaron desde la isla ya habían soltado esporas y estas ya estaban germinando. La reproducción de los hongos fuera de su hábitat natural había sido un completo éxito. Sin embargo, Cecilia había notado un pequeño problema. Trato de usar la misma tierra de la cueva y poder plantar otras especies vegetales pero estas morían en cuestión de horas. Tal parece que la tierra era infertil ante cualquier organismo vivo que no sea el hongo. O a lo mejor por las mismas características del hongo, este era inmune a la tierra tóxica.

—Me ha alegrado el día Cecilia. Y esta noticia me queda perfectamente para la reunión que tendré en unos minutos con otras empresas internacionales. Tenga por seguro que mencionare su nombre como la responsable de haber logrado esta gran hazaña. —Dijo Alexander.

—Gracias por tomarme en cuenta para la actividad. Quisiera pedirle un favor, no sé si sea posible.

—¿Qué es lo que necesita?

—Viera que hoy es el cumpleaños de mi nieto. Y todos los años estoy acostumbrada a estar con él este día. No sé si pueda llamarlo por la computadora en la noche y mínimo poder vernos a través de la pantalla.

—Sí es en la noche posiblemente sí. En este momento estamos muy ocupados pero de todas maneras yo le aviso.

Cecilia agradeció la consideración y espero a que Alexander saliera del lugar para seguir observando el hongo bajo el microscopio.

Rodrigo iba caminando por el pasillo empujando una pequeña carretilla metálica, las manos le sudaban, pensaba que en cualquier segundo el único guardia que cuidaba las habitaciones lo iba a descubrir.

Se había desvelado hasta las 4 am para poder idear el plan perfecto de escape y debía de actuar rápido porque lo harían en ese momento. Aprovecharía que su hermano estaba en la reunión donde explícitamente pidió que nadie lo molestara. Sin más, pasó a la par del guardia y se dirigió hacia la habitación de Javier. Al entrar le pidió que se escondiera debajo de la cama, él se encargaría de la primera parte.

—¡El paciente ha escapado por el cielo falso del baño! —Mintió Rodrigo mientras salía agitado de la habitación.

El guardia no podía creer lo que escuchaba y fue a corroborar los hechos. Cuando llegó al baño se dio cuenta que el techo estaba intacto y que este era de concreto. Enojado por la broma tan pesada, el guardia estaba dispuesto a encarar a Rodrigo pero lo último que vio fue como el arma de electrochoque se enterraba en su cuello para segundos después le brindara una descarga que lo dejara inconsciente.

Javier salió de su escondite y junto con su profesor se dirigieron a la habitación de Julián, el cual estaba con un insomnio total, pues no había podido dormir en lo absoluto. Lo ayudaron a ponerse los zapatos y Rodrigo dio inicio a explicar el elaborado plan.

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