Capitulo 11

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El sonido de la alarma y las luces de emergencia titilando tenían en completa confusión a Isaías, Emilia, Lorenzo e Isabel. Ya se encontraban afuera de las cápsulas pero nunca imaginaron que el edificio central se encontraba en la misma desastrosa situación. Salieron al pasillo y corrieron, abriendo cualquier puerta al azar hasta encontrar la salida. Asombrados, observaron cómo los niveles más altos estaban igualmente en llamas y no había rastro de ningún trabajador. Todos habían huido.

Ellos no podían cantar victoria, debían reunirse con Javier. Así que corrieron hasta la ubicación donde, minutos antes, habían acordado reunirse.

Javier estaba completamente vulnerable, 3 de sus costillas estaban rotas y había perdido una considerable cantidad de sangre. Con las pocas fuerzas que le quedaban, Javier trataba de gritar por el inmenso dolor que estaba sintiendo.

Alexander dio un vistazo al edificio, era imposible poder apagar el fuego pero calculaba que le quedaba el tiempo suficiente para entrar a traer algunos utensilios importantes que se encontraban en el primer nivel. El experimento de la isla pudo fracasar, pero él no iba a permitir quedarse con los brazos cruzados, si era necesario secuestrar a Javier y usar en el todos los experimentos, lo haría.

De las palmeras cercanas salieron Isaías y los demás para contemplar la escena. Alexander al verse descubierto, sacó el arma de su abrigo y sin pensarlo dos veces le disparó en el hombro al primero que vio, siendo este, Lorenzo. Todos los demás cayeron horrorizados a la arena, pidieron que se tranquilizara. No querían más muertes, todo eso debía parar ya.

Alexander estaba sobrepasando los límites de su cordura, a esas alturas ya no le importaba si tenía que matar a todos los que estaban frente a él. Su mano temblorosa seguía apretando el gatillo. De repente una voz ronca se hizo presente. "Alexander ¿Qué estás haciendo?" se escuchó que preguntaron. Tal parece que la voz era tan importante, pues la expresión de Alexander cambió y voltio a ver, para darse cuenta que era Cristóbal, el fundador de CEIFA.

—Estaba en la sala de mi cabaña cuando escuche el ruido de la explosión, con mucha dificultad salí de ahí solo para darme cuenta que el edificio central está en llamas y no hay ningún trabajador en los alrededores. Deambulo por la playa para querer encontrar ayuda y te veo a ti, apuntándoles con un arma a los estudiantes mientras que otro está tendido en la arena casi muerto.

—La isla también está en llamas. Todo está perdido y es por culpa de ellos.

—No es cierto, Alexander nos engañó a todos, mató a mis amigos con sus experimentos... —Interrumpió Isaías.

—¡Cállate! —Replicó Alexander.

—¡Deja que el joven hable! —Ordenó Cristóbal.

—Todo fue una mentira, sus intenciones nunca fueron buscar el hongo, él quería el mineral Purpuria y con eso hizo experimentos a escondidas de usted para ver la letalidad del dichoso mineral...

—Los antiguos trabajadores murieron de esa misma manera, Felipe lo vivió en carne propia. —agregó Javier.

—¿Los antiguos trabajadores? Me dijiste que todos habían renunciado y que por eso abrimos nuestras puertas para personas preparadas en la materia... tuvimos que buscar gente nueva porque los primeros estaban muertos. —Sollozó Cristóbal.

Alexander se quedó en completo silencio, ya no miraba importante seguir ocultando la verdad.

—Alexander... ¿porque lo hiciste? Tantas reuniones que tuvimos donde tu visión siempre era ayudar a las personas y decidiste experimentar con ellas algo que ni siquiera yo sabía que existía. Te creí mejor que esto...

LA CURADonde viven las historias. Descúbrelo ahora