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— Ya debo irme, Gusnabo, ¡Regresó tarde no me esperes bebe! —se despidió Horacio mientras salia del departamentos con una gran sonrisa en el rostro, como siempre, se iba a su lugar de trabajo, comisaría.

Apenas escucho la puerta cerrase solto un largo suspiro de cansancio.

"Un dia más..."

Se sentó en su cama estirando sus brazos con cansancio, se levanto y camino con aburrimiento hacia la cocina del departamento, cerró un poco sus ojos al recibir la fuerte luz del día que alumbraba la gran cocina.

Su vista se fijó en un pequeño frasco anaranjado lleno de pastillas blancas.

"Una al día, nunca las olvides, Gustabo"

Una vez más, la voz de su psiquiatra le ordenó tomar sus pastillas.

Saco una del pequeño frasco y la introdujo en su boca pasandola sin problema alguno, despues de 8 años de experiencia tomando la misma pastillas todas las mañanas, el agua ya no era necesaria.

Salió de la limpia cocina y a duras penas camino hacia la sala tirandose en el sofá como ya era costumbre.

Miro el techo del departamento remplantiandose el porque seguia siendo así...un mantenido que vivía de lo que su hermano podía ofrecerle, incapaz de buscar un empleo por miedo a que salga a la luz su pasado, llevaba 8 años hundido en sus pensamientos, recuerdos y tristesas...

Su celular vibró y aun sin ganas de ver el motivo se obligó a hacerlo.

~Rusky~

"Gus, soy Horacio! Olvidé mi celular en el departamento, ¿Puedes traermelo?"

Bufo molesto por tener que salir de su hogar.

"Voy."

"Grascias bb❤"

Se levanto del sofa y fue a cambiarse, odia tener que ir a comisaria, por dos motivos

La primer, tener que ver a Horacio con el cabeza hormiga era demaciado empalagoso  para el.

La segunda, se ponia demaciado tenso cuando estaba allí dentro, sentia que en cualquier momento lo reconocerían y todo se iría a la mierda en cuestión de segundos.

Aún cuando se sentia más seguro despues de haberse pintado el cabello de rubio, eso no quitaba el hecho de tener que estar atento a todo.

Estando ya vestido correctamente, tomo el celular de Horacio, sus llaves y salió del departamento, bajo por el acensor y camino hacia el estacionamiento para tomar el autor que su hermano le habia comprando y pocas veces usaba.

Lo prendió y condujo hasta comisaria, se saltó algunos semáforos como era costumbre cuando el estaba tras el volante, al llegar estaciono afuera del lugar y se bajo del vehículo.

Subió los pequeños escalones mientras buscaba con la mirada a su hermano en el interior de comisaría, se adentro en el lugar siendo saludado por algunos agentes que lo conocían por ser el hermano menor del Inspector en Jefe.

— Buenos dias Gustabo, ¿Buscas a Horacio? —el rubio le devolvio el saludo con la mano y asintió lentamente con la cabeza— Permíteme un minuto caballero —le pidió al señor el cual estaba colocando una denuncia, cogió su radio y hablo— Inspector Horacio, lo buscan en recepción —informó el de barba.

Por la otra linea se escucahron algunos sonidos raros y algunas risitas.

"10...10-4...¡Voy!"

El comisario miro confundido la radio por los sonidos "raros" que habían salido de esta, alzó los hombro y siguió con la denuncia del señor.

El de ojos cielo se sentó a esperar, no lo hizo mucho ya que el de cresta apareció minutos después acercandose con su sonrisa de siempre, pero con la ropa...¿Desordenada?

— ¿Que coño estabas haciendo Horacio? —pregunto en tono bajo mirando de reojo al comisario.

— Nada, nada —río nervioso, el más bajito sólo giro los ojos y le estiró el celular— ¡Gracias perla!

— Aja, no te lo vuelvas a olvidar, no me gusta salir del departamento —se quejo dandose la vuelta para salir del lugar— Nos vemos en casa, adios comisario —se despidió del ambos agentes sin darles tiempo de responder ya que rápidamente se alejó en dirección a su auto.

Una patrulla se estaciono a su lado mientras el abria la puerta de su vehículo.

— ¿Es tuyo o lo tomaste "prestado", muñeca? —pregunto en burla el hombre saliendo del patrulla.

Lo miro con mala cara para luego agitarle las llaves como respuesta.

— Creí que nunca salías de tus cuatro paredes Gustabin.

— Creí que un viejo como tu ya deberia estar muerto, pero mira, es una decepción para ambos —contesto cortante, para luego prender su auto e irse.

Conocia al Superintentende desde que llegó a la ciudad junto a Horacio y desde un inicio lo odio con todo su ser.

Era una persona narcisista, gruñona, odiado por todos y amado por nadie, o bueno, sólo lo aman sus perros de la comisaría.

Llegó a su departamento lanzándose en su cama dispuesto a dormir todo el día como siempre, cerró sus ojos comenzando a oír la melodiosa voz de su madre tararear en su oido.

Mientras su sueño se volvía más profundo la voz de su madre se tornaba más gruesa y desentonada.

La voz se detuvo por unos segundos para luego convertirse en un grito desgarrador que lo hizo saltar de su cama despertandose con el corazón latiendo rápidamente.

Intento controlar su respiración y miro la hora en su celular.

5:38 pm...

Habia dormido toda la mañana y la tarde, pero aún así se sentia cansado y apagado.

Se volvió a tumbar en su cama pero esta vez sin ganas de dormir.

Sentia los recuerdos regresar...

Como odiaba recordar...

🔪🔪🔪🔪🔪🔪

¿Les gusto? ¿Si, no?

Bueno es solo un primer capítulo, por ahora les tengo que avisar que las actualizaciones seran algo lentas, pero por lo menos habrá una semanal.

Espero les guste.

L@s amo💙

【Créeмe [Iɴтeɴαвo]】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora