ELAINA

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Las colinas más allá de las fronteras modernas siempre han sido tan hermosas; verde y más allá del horizonte es lo que siempre se aprecia. Los montes llenos de pastizales y algunos pequeños pueblos medievales que habitan en ellos. Los tranquilos y pacíficos habitantes que solamente se dedican al ganado y la cosecha para poder sobrevivir día a día; los campos de cultivos al punto exacto para empezar a recolectar lo cosechado.

En lo más bajo de las colinas yace una pequeña hacienda con una pequeña vivienda bastante acogedora para una noble familia. Un patio bastante grande para albergar un gran número de personas que no superarían los cien habitantes. La fachada rústica, de color madera y ladrillo rojo. También alrededor de la vivienda hay grandes pinos que la decoran y con caminos de piedra para guiar a los visitantes. En la ventana superior de la mansión yace una joven muy hermosa; tes blanca con cabello rubio que con el brillo del sol dan un color oro bastante brillante, cuerpo delgado y esbelto. Sus ojos color marrón miel, labios delgados y facciones finas de una doncella al igual que el resto de la figura de la joven mujer que no aparentaba más de veinticuatro años. En sus ojos aún se reflejaba la inocencia de una niña y la calidez de una vida de fantasía. Vestía un delgado vestido, un poco escotado de color azul cielo, y un peinado de trenzas que formaban un tipo de corona corta para que su larga cabellera rubia cayera hacia atrás y dejara ver tal hermoso rostro. La mirada de la mujer fija al horizonte, observando la puesta del sol que se ocultaba poco a poco entre las hermosas colinas de esas tierras. El cielo color azul se tornó naranja al igual que las nubes que acompañaban ese bello crepúsculo. La joven observó también a la gente de aquel pueblo pequeño preparándose para la hora de la cena, los hombres iban rápidamente a guardar a sus animales de carga y sus ganados para el anochecer. El dulce sonido del campo acompañaba el paisaje, el aire puro y limpio provocaba una brisa que acariciaba el rostro de la joven. La melancolía y la nostalgia se reflejaba en esa mirada. La joven cerro los ojos por un breve momento dejando salir un suspiro de pena y reflejando una expresión de angustia. Al abrir los ojos, miro el cielo más azul e intenso por la llegada del anochecer y las nubes ahora más blancas y brillantes para despedirse antes de desaparecer con la oscuridad venidera. El cabello de la joven comenzó a moverse con la brisa de la noche y escucho el galope de los caballos con bastante prisa. A lo lejos pudo ver a un par de caballeros que se aproximaban a su vivienda, sus armaduras de color gris y dorado brillaban con la poca luz que aún quedaba. La joven los observó hasta que se acercaron a la entrada de la mansión para que les permitiesen el paso. Seria y sin expresión alguna, la joven volvió a posar su mirada al último momento del atardecer antes de ser consumida por el anochecer. Coloco su mano derecha en su pecho donde había un pequeño medallón de color blanco, lo sujeto suavemente mientras seguía con su mirar al horizonte.

-¡abran las puertas! gritaron los súbditos que custodiaban las entradas principales de la mansión. Las grandes puertas de madera oscura se abrieron hacia adentro de la hacienda, varias personas comenzaron a despegar el camino para la llegada de los caballeros.

-¡apártense del camino! gritaban los guardias. Rápidamente ambos caballeros entraron con mucha prisa. Los corceles, cansados y sucios, daban la apariencia de un viaje bastante largo. Los súbditos se acercaron para ayudar a desmontar a los caballeros quienes tenían sus armaduras grises empolvadas y con aroma a sol. Los caballeros desmontaron y al mismo tiempo descargaron varias bolsas con artículos que dieron a dos mujeres que parecían ser las que dirigían a los súbditos.

-¡sir Joel!- de la nada se acercaba una voz. -Me alegro muchísimo de verlo de vuelta. ¿parece que su viaje demoró más de lo esperado? un hombre regordete con barba a media barbilla y cabello rizado con una pequeña cola de caballo se acerco a recibir a uno de los caballeros.

CANCIÓN DE VIENTO: Éxodo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora