TOHKA

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El amanecer había llegado al pequeño pueblo de Eskared. Un pequeño pueblo con el mismo estilo de vida de una ciudad moderna, pero en menor escala. Los pájaros comenzaron a cantar al sentir los primeros rayos de luz del sol, volaban por todos lados. Se podía escuchar las primeras actividades matutinas de los pobladores que se levantaban a primera hora para comenzar su día. Los buenos días y el ruido de puertas cerrándose, pasos y el ruido de los autos invadían las pequeñas calles de este pueblo, pero no se comparaban con el tremendo ruido de otros reinos modernos como el Capitolio o Nueva Capital. Era un ruido tolerable ya que en esté pueblo no había más de veinte mil habitantes. Una población bastante pequeña a comparación con otras ciudades del mismo estilo de vida.

La zona más tranquila de esté pequeño pueblo era un lugar donde había muy pocas viviendas que estaban construidas en fila y que no superaban más de diez viviendas en esté pequeño lote que no rebasaba los límites del poblado. También las aves se posaban en ellas para recibir el sol, la tranquilidad y la paz era acompañada por su canto. También las pequeñas casas comenzaron a iluminarse por el amanecer. El aire cálido y un poco frío por la hora envolvía esta pequeña zona para acompañar las actividades.

Los rayos de sol entraron por una pequeña ventana que daba vista a un bello campo libre de cualquier construcción echo por el hombre. El campo tan verde y brillante por la humedad del frío de la noche, terminaba a las orillas de un gran lago de un azul cristalino por el reflejo del amanecer. El cuarto donde estaba esta ventana era pequeño., un gran armario de color blanco y con dos puertas que se habrían solamente de la parte de arriba dejando un gran cajón en la parte de abajo para guardar otras cosas, estaba en la parte derecha. Un pequeño escritorio colocado en frente de la misma ventana, otros muebles personales decoraban la habitación y a la izquierda un tocador con un gran espejo y a un lado una puerta donde había un pequeño baño personal. el color del pequeño cuarto era de color rosa con hojas color café que decoraban las paredes. Un gran tapete de color café afelpado colocado enfrente de donde parecía que deba a la puerta principal de la habitación. Una cama de gran tamaño estaba en medio y con sabanas color café con almohadas de plumas.

Una pequeña niña ya hacía dormida en esta cama. La pequeña estaba volteada hacia la izquierda, perdidamente en su sueño, sintió como los rayos del sol tocaban su rostro ya que la ventana estaba enfrente de su cama. La pequeña se incomodo y comenzó a moverse tapándose el rostro con sus sábanas. Un pequeño despertador comenzó a sonar a su izquierda donde estaba unos pequeños muebles en cada lado de la cama. Una  mano emergió de las cobijas tratando de encontrar el pequeño despertador. Tocando toda la superficie del mueble. Por fin dio con el objeto y oprimió la parte de en medio del despertador haciendo que dejara de sonar.

-Tohka, cariño ya es hora que te levantes. una voz madura femenina sonó de la nada. La pequeña retiro las sábanas de su rostro y comenzó abrir suavemente sus ojos. lentamente observó la ventana apreciando la luz del sol y una pequeña sonrisa nació en su rostro. Despabilada y bostezando, la niña se encorvó y comenzó  a tallarse los ojos para alejar el sueño sobrante., después estiró los brazos dejando salir un gran bostezo acompañado con unas pequeñas lágrimas de sueño.

-Tohka, hija se te hará tarde. nuevamente la voz emergió pero ahora afuera de su cuarto.

-¡ya voy mamá!- con un poco de sueño en la voz.

La niña se levanto, dio un gran estiramiento con ambos brazos extendidos y comenzó a tender su cama. La niña vestía un blusón de cama color blanco con bordados de flores tejidos a mano, bastante cómodo para dormir y con un pequeño pantalón bastante holgado. Su cabello largo color castaño oscuro le llegaba hasta la cadera y bastante lacio. Delgada y de estatura pequeña aparentaba la edad de una pequeña adolescente.

CANCIÓN DE VIENTO: Éxodo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora