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̶ ¿Soda? – Le extendió un clásico vaso rojo, lleno de un líquido efervescente sabor lima.

̶ Muchas gracias, linda. Que amable de tu parte – Acepto el vaso y volvió a guiñarle un ojo, recostándose en el frio y cómodo cuero blanco del mueble. Se llevó el canto a los labios, bebió un poco y saboreo con cuidado. Tragó y se quedó viendo a la gente menearse frente suyo junto a sus parejas. Aparto algunos pensamientos sacudiendo la cabeza suavemente y se volvió a ella, que lo admiraba en silencio. Le dedico otra sonrisa coqueta, miro al cielo unos segundos - ¿Tú nombre es bonito como tu rostro, eh?

Ella se sorprendió un momento por el flirteo y se rio entre dientes, sonrosada.

̶ Yo soy Úrsula.

̶ Hola de nuevo, entonces – Le extendió la mano cordialmente, ella se la acepto a medias. Cuando se separó, tomo el vaso entre sus dedos como si se tratase de una copa de vino. Miro hacia el techo, a las luces giratorias – Como dije, tu fiesta es increíble – Rodo los ojos – Y tú muy guapa, Ursulá Volvió a giñarle otro ojo, ella volvió a reírse. Le encantaba la forma en la que decía su nombre, claro que de manera equivocada pero elegante al mismo tiempo. Quizá solo estaba deslumbrada por la excitación del lugar y por lo atractivo que le resultaba el muchacho.

̶ Tú tampoco estas mal, eh – Se sentó a su lado, muy junta. Él lo dejo estar y le paso el brazo por los hombros.

̶ Gracias. Viniendo de ti, alguien que mira personas lindas todos los días, he de imaginarme que fijarse en mí ha sido ... Especial ¿Ah que si? – Quito el brazo y se dio una palmada en la rodilla, animoso. Ella se ruborizo un poco, pero quedo oculto bajo la luz azul que caía sobre ambos.

̶ Supongo que si – Se levantó, se estiro y le ofreció una mano - ¿Bailas conmigo, eh? – Le sonrió coqueta, él le devolvió una sonrisa ladina.

̶ Me encantaría, que gran honor el mío – La acepto y termino por enderezarse. Ella lo tomo del brazo y tiro de su cuerpo para que quedara pegado al suyo, y él no se negó.

(...)

Así pues, se pasaron las tres horas del antro jugueteando de un lado para otro. Hex y Carol terminaron rompiendo dos (¿O puede que más?) bolas de disco giratorias y agotándose el rollo de fotos de la cabina predispuesta para ello. Y casi los echan, de no ser porque terminaron escondiéndose en los baños más de una vez, riéndose como esgarnapos.

Whitty siguió buscando al rubio, aunque a veces se quedó a escuchar música o conversar con alguien por un corto periodo de tiempo. Detestaba bailar, era muy malo en eso y no quería hacer el ridículo. El hecho de intentar atrapar al asiático, como un depredador a su presa, lo excitaba de cierto modo. Claro que, tres horas de ardua búsqueda sin resultado también estaba empezando a aburrirle. Sería mejor que Senpai se apareciese ya o no le va a hablar por el resto de la noche cuando vuelvan juntos a casa.

MacAnime se puso a flirtear con toda amiga que le presentara la avioletada muchacha, sin despegar los ojos de ella misma. Claramente, nunca se pasó la valla. Más allá de algunos cumplidos aleatorios y sonrisas fugaces, no mostro mayor interés en ninguna. Tampoco es que fuera necesario, su persona misma ya se encargaba de resultarles atrayente. Úrsula resulto ser una chica muy animada y divertida con él (Y ligeramente apegada también), de modo que no tardo en descubrir sus intenciones. Y cuando lo hizo, no se ofendió o asqueo, simplemente se encogió de hombros y lo dejo estar. Como dejaba estar las mil y una cartas de amor que solía recibir en el colegio. Aun con la cabeza entre las nubes, no dejaba de pensar en el chico bomba que lo había dejado en la pista de baile nada más llegar al lugar. Todavía se sentía culpable por incomodarlo, y durante toda su estancia se pasó formulando disculpas para recompensárselo. Cada una más exagerada y pomposa que la anterior. Se encontraba mirando el vacío salón del local, pues la gente empezaba a volver temprano a sus casas. Era domingo, y mañana todos tendrían que volver al trabajo, a la escuela, al pantano mental. La música ya no era estridente en absoluto, bastaba con el eco del lugar para que pudiesen escucharla perfectamente sus pocos visitantes restantes. Ya no eran canciones populares y movidas, sino más bien baladas suaves que acompañaban la noche. El Dj se tomó un descanso, dejando corriendo la pista de melodías melancólicas y románticas .Ya podía divisar a algunas parejas pegadas muy cerca bailando bajo las estrellas de plástico que decoraban el techo. Sintió su ánimo enflaquecer, y se sintió solo. Ella se le acerco.

Strange Lover (LongShot) (Whittpai)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora