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(𝕎𝕙𝕚𝕥𝕥𝕞𝕠𝕣𝕖)

Nuestras tardes pasaron lentas y perezosas. Normalmente nos la pasábamos hablando de nuestros gustos personales, aunque yo solía preguntarle sobre su pasado. Todavía no va a pasar por encima de mí sin que yo le eche un ojo a su historia. Le pregunte sobre el cole y me contestó que le va bastante bien, siempre saca buenas notas y que piensa terminar la escuela en el cuadro de honores. Le pregunte que qué haría luego y me dijo que planeaba ir a la universidad a estudiar medicina o enfermería.

̶ No tienes dinero, y no tengo dinero para prestarte – Le dije, la reunión tenía lugar en mi cama. Los dos echados en el colchón mirando el anodino techo blanco, con la ventana abierta para que entrara el sol y el aire fresco. Sus brazos desnudos rozaban los míos, era muy cómodo.

̶ Postulare para una beca – Me dijo sin más, como si fuese tan fácil. Puede que lo sea para él, alguna vez me mostro exámenes sorpresa que le daban en su instituto y siempre eran cienes. Me gustaba verlos, borrarles las respuestas y resolverlos yo, me entretenía bastante. Soy muy bueno en matemáticas, pero no muy bueno para no explotar de los nervios cuando intento pisar una universidad (Además, tampoco es que hubiera una carrera que me llamase tanto la atención ... Y está el hecho de que ser cantante me tomo primero antes de siquiera poder pensar en un futuro normal).

̶ No hay unis en esta parte de la ciudad – Me eche de lado, mirando su imponente perfil. Su perfecta nariz respingada y sus labios torneados en una sonrisa.

̶ Pues buscare una en otra parte – Imito mi acción, se quedó mirándome fijamente. Me acaricio la mejilla – La parte normal de la ciudad es muy bonita, me encanta ¿No podrías buscar trabajo ahí? Está un poco más lejos pero ...

Dejó la frase en el aire, yo hice una mueca. No he intentado salir de esta parte de la urbe, todavía me asusta que la gente me reconozca y se espante. Estoy seguro que para ellos sigo siendo un completo degenerado.

̶ Pues la verdad si estaría bien, pero no puedo.

̶ ¿Por qué no? ¡Haz el intento!

̶ No es tan fácil.

Se acercó a mí y pegó los labios a los míos. Desde nuestro primer beso, no hemos parado de hacerlo sin descanso. Me besa en la mañana, cuando vuelvo de buscar empleo, antes de dormir, cuando salimos a pasear o de plano cuando se le antoja; me busca por la casa, se para frente mío, me toma de las mejillas y me besa. Sin motivo, sin razón; porque quiere el corazón. Ninguno de nuestros besos recientes ha sido tan especial o sensual como el par que nos dimos la noche en la que me pidió ser su novio, pero no dejan de tener significado para mí.

Y no dejan de gustarme en absoluto. Sus labios son suaves, tibios y dulces sin resultar empalagosos. Contrastan con los míos de una forma única, indescriptible. En absoluto no se sienten igual a cuando me da besos en la mejilla.

O quizá solo sea yo exagerando.

Tampoco es que seamos tan mimosos el uno con el otro.

̶ Confió en ti ¡Confía en ti mismo! Estoy seguro de que obtendrás uno – Sus manos todavía están en mis mejillas, su mirada dulce y santurrona me derrite, me examina con una piedad tan sentida que me siento querido, amado. Se preocupa por mí.

̶ Lo intentare – Le contesto, siento mis parpados más pesados. Recuesto la cabeza en el colchón, él también. El sueño nos arrulla serenamente, poso la mano encima de la suya, son cariño. Terminamos durmiéndonos con el sol y su luz lamiendo nuestros pies descalzos.

Strange Lover (LongShot) (Whittpai)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora