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Narra Nicki

—¿Me puedes explicar la razón por la que estamos en un campo de tiro o aún es muy pronto? -pregunté con cierto tono de condescendencia-

—Bueno Nicki, es tu momento de lucirte... Enseñame lo que sabes -hizo un gesto indicandome que avanzara-

Las intenciones de Rayder seguían siendo confusas en mi cabeza. Aún no sabía lo que quería exactamente conmigo pero pronto lo averiguaria.

Dió unos pasos hacia mi y me entregó un arma, una calibre 50. Tenía demasiada confianza en mi, ¿Por qué? Si quisiera le pegaría un tiro en la cabeza y me iría como si nada. Pero el sabía que no lo haría, ya que yo tenía preguntas y el respuestas.

—Quiero que lo intentes con los tres objetivos que tienes en frente, quizás si lo haces bien te ponga algo más complicado. -dijo con superioridad-

Está subestimando mi autocontrol.

Me preparé. Cargué el arma, le quité el seguro y me autoconvencí de que lo mejor no era matarlo ya que ganas no me faltaban.

Apunté y cerré los ojos, seguidamente apreté el gatillo dejandome llevar contra los tres objetivos.

—Abre los ojos -ordenó serio-

Tiros a la cabeza limpios. Disparos perfectos.

—Los rumores eran ciertos. Eres muy buena. Quiero verte con algo mejor. -dijo y fue a por algo a la camioneta-

Del vehículo sacó una bolsa negra grande de deporte, de ella sacó un rifle de asalto, de los caros. Se veía demasiado pesado y por un momento me creí incapaz de sostenerlo sin caerme al suelo del peso pero en un momento me lo puso sobre las manos y todas mis dudas se esfumaron cuando ya lo estaba cargando y colocandomelo.

Este tío tenía más contactos de los que yo creía, este arma no se consigue en cualquier lado.

—¿Sobre qué piensas? -preguntó curioso, parecía que se le había ido lo serio bastante rápido-

—Esto no se saca de cualquier lado -hablé refiriendome al arma que sostenía entre mis brazos, aún apuntando a mis objetivos sin distraerme-

—Sé moverme... o mejor dicho, sé distribuirlas y donde conseguirlas -contestó sincero y directo-

—¿Por qué estás confiando en mi? -me coloqué el rifle en la espalda-

—Aún no lo hago

—Ya lo creo que lo estás haciendo, sino porque me entregarías un arma o porque me estarías contando una imformación completamente innecesaria para mi persona. Soy curiosa pero no me gusta meterme en asuntos ajenos y mucho menos saber sobre negocios ilegales de este calibre.

—Eres muy inteligente, bastante más que yo, sabes manipular a una persona, lo llevas en la sangre, créeme. Pero yo solo estoy acatando ordenes. Y por si te lo preguntas, no tengo un jefe, somos una organización que pronto conocerás pero tenemos responsabilidades y asuntos por atender. Entre ellos tú.

—Bastante directo. Entonces solo queréis que me una a vuestra organización.

—Chica lista -afirmó y seguramente asintió un par de veces con la cabeza-

—¿Te crees que lo haré así de fácil? Aunque esté en la miseria y no tenga mucho que ofrecer, aún tengo un precio. No te preocupes, no es demasiado alto.

—¿Qué pides? Te lo puedo dar, todo lo que tu quieras, lo podemos conseguir -parecía más desesperado que otra cosa-

—Primeramente respuestas. A todas mis preguntas -hice un gran énfasis en la palabra "todas"-

—No estoy autorizado a darlas, me gustaría contestarte pero no puedo todavía

—¿Entonces, tu técnica para convencerme era que pareciera que tenías el control absoluto, me has manipulado mentalmente para que me portara bien y así conseguir tu propio beneficio completo?

—Yo lo diría más sencillo pero sí

—Bueno me has convencido, vámonos.


ᴀʀᴇs - 𝗦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora