Capitulo 3

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Lunes

Odio los lunes, los odiare y los seguiré odiando. 

Hoy es mi primer día de instituto. Aun no entiendo cuándo mis padres compraron los útiles escolares, todo lo tienen preparado. 

—Adiós Nalia, que te vaya bien —dijo mi padre sin mirarme

—Adiós —le respondí

Bajé del auto y comencé a caminar. Odio ser la nueva, es horrible, todo el mundo te mira mal y no sabes que hacer. Entré y me dirigí a la oficina del director para poder recibir mi horario.

—Buenos días señorita Nalia —dijo la que supongo es la secretaria—. El director la espera

—Gracias —contesté y me adentré en la oficina del director

No hablé mucho con el director, lo salude y me entrego el horario. Miré mi horario y me tocaba matemáticas. No soy mala en esta materia pero tampoco me gusta. Comencé a dirigirme al salón, y cuanto mas me acercaba, mas eran los nervios. Entré y no había nadie ¡Si!

Los minutos fueron pasando y las personas fueron llegando. Todos paraban lo que hacían, volteaban a mirarme y luego seguían en lo que estaban haciendo. Todo el salón era un desastre. Pensé que nunca habría calma, hasta que vi mi salvación: El profesor.

El profesor entró y enseguida el salón entro en calma.

—Buenos días alumnos, espero que les haya ido bien en sus vacaciones —miró a todos y se detuvo en mi, pensé que me diría que me presentara, pero por suerte no lo hizo—. Saquen su libro y ábranlo en la pagina trece.

Las horas fueron pasando, al igual que las clases y la hora de la salida se acercaba. Todo era paz y calma, hasta que entré a la ultima clase: Ingles.

No odio la materia, es mas me va bien, el problema que encontraba, era el frio. El frio que hace en este salón es horrible. Rebusque en mi maleta para ver si algún milagro me salvaba. Y para mi suerte o desgracia estaba el abrigo de Rixon.

¿Debería usarlo? El no se daría cuenta o ¿si?

Lo tomé y lo pase por mi cabeza, olvidaba lo cómodo que era. Me sentía mejor, definitivamente mejor. Creo que fue la mejor idea. 

La clase por fin termino y todos estaban yendo a sus casilleros para guardar sus cosas. Salí del salón y me dirigí a mi casillero, pero ahora que lo pienso hay demasiada paz, ¿Rixon no dijo que nos veríamos le lunes? Bueno, mejor para mi, así no lo veo.

Salí con cuidado esperando no encontrarme a Rixon. Aun no entiendo porque me lo encuentro de la nada, como en el parque. 

Asomo mi cabeza, con la esperanza de no encontrarlo.

—Que bien que no está —susurro con un cierto alivio

—Te queda mi abrigo —alguien susurra a mi oreja y se muy bien quien es. Trago grueso

—¿Tu que haces aquí? —pregunto nerviosa

—No es obvio, estudio aquí —respondió con una ceja enarcada—. Por cierto, no traje tu libro, tal vez te lo devuelva mañana —y sin mas me dejo ahí 

Me quede unos minutos inmóvil, supongo que palidecí porque sentía que me iba a caer.

—¿Estas bien? ¿Necesitas algo? —preguntó un chico rubio con ojos color miel, era realmente lindo.

—Y-yo eh, si, estoy bien —respondí nerviosa 

—Bien —sonrió, mostrando una dentadura perfecta—, porciento soy Adrián —me tendió su mano

Solo un día masDonde viven las historias. Descúbrelo ahora