Capítulo 12

4 1 0
                                    


Capítulo 12
Hermano


Querido Daniel:

Voy a intentar escribirte esto sin llorar en el proceso (porque sé que voy a llorar).
De los dos siempre tuviste la razón. Sabías que era una loca empedernida por amor y que leía porque quería llegar a sentirme amada Y no me quejo por tu cariño, no, jamás me quejaría por ti. Tu fuiste mi apoyo, aun cuando ya no tenías fuerza. Me quisiste cuando sabías que nuestro padre no demostraba su afecto por mi.
Pero aun asi , segui anhelando el amor de un padre, desgraciadamente el que me toco no me ama. Se que me estás riñendo, pero debes aceptar que realmente nunca me quiso, o bueno... nunca me quiso como a ti.

Me haces tanta falta. Eras el único que me hacias reir hasta que no podía respirar, hasta que la panza me doliera y hasta que te suplicaba que dejaras de hacerme reir. 

Pero aun un año después de tu partida no puedo todavía creérmelo, creo que aun sigo en la etapa de la negación. Y estoy segura que no quieres que este aqui, pero sabes no solo me dejaste tu. No, la abuela también me dejó. Siento su ausencia demasiado, ella era mi soporte en este mundo cuando tu te fuiste. Y se que ahora tu estas en un mejor lugar, pero es horrible estar en un mundo muy grande sin ser amada.

Pero aun así siempre he tenido personas que me aman
Siempre tuviste razón, hermanito. 



Dejo la carta encima de su lápida. Mis ojos acumulados de lágrimas consiguen sonreír, dejando una calma que hace que mi corazón descanse de tal martirio. 
Hace seis meses que no venía y todo está muy cambiado. Al lado de su tumba hay una nueva y muy bonita. 

Recordarlo siempre deja un regusto amargo en mi boca, desearía recordarlo con cariño, pero solo al hacerlo lo recuerdo con tristeza. Tal vez sea porque no hace mucho que pasó y he estado un poco distraída en cosas que no puedo ignorar. Pero cuando olvido todo y recuerdo, mis ojos pican y solo deseo estar en cama todo el día. 
Pero no puedo tirarme de esa manera, porque soy Nalia. Nalia quien es buena amiga, no llora, ni se cansa. Quien saca buenas calificaciones y quien apoya a todos. Quien sonríe sin importar el que.

Le doy una última mirada a la lápida y miro hacia el cielo para que el picor que tengo en mis ojos desaparezca. 
Al caminar de regreso veo a muchas personas sin esperanza en tumbas de seres queridos y solo con verlo me retuerce el corazón. Decido ignorarlo, pero es casi imposible apartar los ojos de una chica que está en el piso doblada en dos. Desearía ayudarla, pero algo en mi interior me detiene, porque yo solía sentirme así y cuando intentaron ayudarme solo lo empeoraron. Vuelvo a mirar hacia el cielo y paso lentamente mi mano debajo de mi ojo. 

Salgo de allí apurada y sin mirar hacia atrás.

[...]

Al llegar al parque donde Rixon robó mi libro, mi ánimo sube un poco al ver a una familia corriendo y jugando a las atrapadas.
A veces suelo imaginarme que eso pasa, ver a Daniel corriendo por ahí intentando atraparme, mientras mi padre me levanta entre sus brazos tomándome por sorpresa y mamá abrazando a Daniel sin preocupación alguna. Pero por más que ame eso, se que jamás pasará y prefiero olvidarlo.

Suspiro y recuesto mi cabeza en mi puño. Siento como todo pasa tan igual, todos los días pasa lo mismo pero algo dentro de mí espera que pase algo nuevo...

—¿Qué te pasa, Ardillita? —al abrir mis ojos me encuentro a un preocupado Rixon delante de mí.

Por instinto y costumbre respondo con una sonrisa fingiendo buscar algo en mi bolso intentando ocultar mis ojos para limpiarlos

—Nada —le sonrío muy ampliamente

Rixon suspira y se sienta a mi lado

—Ay, Nalia. No sabes cuantas veces he escuchado eso

Miro hacia el frente porque estoy segura que el ya esta mirandome y no quiero mirarlo.

—Que estoy bien, Rixon —Volteé a mirarlo y él había rodado los ojos

—Si claro, y yo soy feo —dijo con tono bromista y cariño. 

Mi corazon revoloteo y algo en mi estómago se emocionó. Pero hice lo único que sabía hacer: Usar una broma para ocultar mis sentimientos.

—Por fin dices algo que es verdad 

Rixon, sin embargo no se dio cuenta de que ocultaba lo que sentía, solo pensaba que era una cruel y graciosa broma. Ay, Rixon... si tan solo supieras.

No volvamos a hablar después de un rato y sinceramente la paz que había en ese momento me dio calma. Pensaba, al llegar a mi hogar, tirarme en mi cama y dejar que las aguas indeseadas —llamadas lágrimas— salieran haciendo que me sintiera el triple de peor. Pero ahora que él está aquí conmigo, me siento en calma.

—Todo va a estar bien ¿sí? —me sorprendió bastante escuchar su voz después de un rato.

Asentí sin muchos ánimos, pero cuando iba a regresar mi vista a donde estaba, él tomó mi mano y la jaló con amabilidad para que ambos nos fundiéramos en un profundo abrazo. 
Sentí como mis ojos y nariz se calentaban. Ya iba a llorar y eso no me gustaba nada así que escondí mi cabeza entre el hombro de Rixon. Sentí pequeñas caricias en mi espalda y sin prevenirlo un sonido desesperanzador salió de mi garganta. 

—Esta bien, esta bien, Nalia —susurró con cariño y ternura 

Y a ese punto todo estaba perdido. Era un animal herido que sangraba y sangraba. Ya era imposible que cosieran y enmendaran las partes rotas. 

Sin Daniel ya no sabía quién era. No sabía qué hacer.

Mi respiración se descontroló y ya estaba llorando casi a gritos. Rixon me apretó contra su pecho y sabía que después de esto iba a avergonzarme de mi misma, pero era incontrolable.
Pero Rixon jamás dejó de abrazarme. Y al irme calmando el me fue soltando. 

Cuando estaba completamente calmada, Rixon me separó de su pecho y me que secó cada una de mis lágrimas con ternura. Y al haber acabado depositó un beso en mi cabeza como Daniel solía hacerlo.

Una pequeña lágrima resbaló y él con cariño la secó.

—Aquí voy a estar —comenzó—. Aun con viento, marea o dolor; seguiré apoyándote y amándote hasta que mi vida se evapore y hasta que mi corazón deje de latir. Aquí voy a estar...

Me separé de él con un poco de rudeza y con los ojos abiertos.

Acababa... acababa de decirme lo que Daniel solía decirme.

—¿C-conociste a Daniel? —pregunté en un susurró 

Rixon sonrió y en un susurro dijo: Si, conocí a tu hermano, Nalia.






Solo un día masDonde viven las historias. Descúbrelo ahora