A veces la vida nos hace una jugada que uno mismo ocasiona, y la oscuridad nos envuelve a tal manera que una pequeña y falsa ilusión puede materializarse por el deseo de tener esa tan anhelada felicidad.
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—Realmente puedes tener todo lo que amas en este mundo, solo tienes que desearlo y aceptarlo, lo único que tienes que hacer es renuncia a todo— ¿Quién eres?
—Shaoran, Shaoran creo que ya va a nacer ahhhh— escucho a lo lejos la voz de Sakura
—No me des una respuesta ahora, pronto nos volveremos a ver—quién eres?
—Shaoran despierta ahhhhh— de repente sentí su cálida mano zangoloteándome, en un instante reconocí su fragancia a cerezos, aquel aroma que me tenía más que enamorado y el cual amaba tanto
Escuchaba que Sakura me hablaba pero me estaba costando trabajo abrir los ojos. Después de un gran esfuerzo logre abrirlos, pero que había sido aquello, aun un poco ido recobre mi postura y caí en cuenta en que mi hijo estaba a punto de nacer me levente en un santiamén haciendo que me olvidara completamente de aquel sueño que había tenido.
Vi con cara de dolor a mi amada Sakura a lo que parecía que cada instante el dolor se intensificaba más. Trataba que sintiera que estaba ahí para ella, transmitirle mi apoyo y que no me apartaría de su lado en ningún momento. Pero aun así en esa situación sentía que me estaba olvidado de algo importante, que una parte de mi sentía algún tipo de nostalgia hacia algo o alguien, pero que era, no lo sabía, despeje mi mente de eso y me centre a llegar lo más pronto posible pero con la mayor seguridad al hospital.
Se me hizo una eternidad el camino hacia el hospital, realmente aun no podía creer que iba a ser papa, era un sentimiento nuevo lo que estaba experimentando, me encontraba muy nervioso, después de que se llevaran a Sakura a labor de parto les informe a todos, y en poco tiempo llegaron todos a esperar la llegada de mi querido y esperado hijo. Ya tenía horas que se habían llevado a Sakura y aun no nos daban razón, cada minuto que pasaba era una locura, de repente se me venían ideas locas a la mente como que se había complicado todo y algo malo estaba sucediendo y por eso no decían nada, pero Fujitaka Kinomoto me decía que era normal que todo iba a salir bien. Trataba de recobrar la calma, pero la emoción, felicidad y nerviosismo se apoderaban de mi cada segundo que pasaba, cuando de repente se acerca el doctor
—Familiares de la señora Kinomoto Sakura?
—Si diga, yo soy su esposo? — dije acercándome inmediato hacia el doctor
—Ya está por nacer su hijo, ya puede pasar al quirófano para ver su nacimiento, por favor sígame— dijo sin más y me dispuse a seguirlo
Seguí al doctor en donde se encontraba Sakura me dio instrucciones para ingresar, estaba nervioso pero la felicidad que me invadía era mayor, tanto que me daba la impresión de que no era real lo que estaba viviendo si no que se trataba de un hermoso sueño.
