Habían pasado un par de semanas desde que los Mukami se habían mudado a vivir con Hikari y los Sakamaki.
En ese tiempo, los chicos habían pasado de simplemente tolerarse, a llevarse relativamente bien. Ya no se miraban con odio, solo con rivalidad a veces por llamar la atención de su madre.Hikari se hacia el tiempo para convivir con los chicos. Iba a ayudar a Subaru y Yuma al invernadero que había mandado construir para ellos. Los ayudaba, a Subaru con sus rosas y a Yuma con las verduras que sembraba.
Hacía postres con Kanato y Azusa, desde cupcakes hasta enormes pasteles que decoraban los tres juntos.
También hacía de modelo para los vestidos que le hacían Kanato y Kou, ellos diseñaban juntos y Azusa los ayudaba tomándole medidas, sosteniendo alfileres o lo que les hiciera falta a los otros dos.
Tocaba el piano con Raito y también cantaba algunas de las canciones que Raito tocaba en el piano, además de platicar con él sobre el tiempo antes de que ella conociera a Karl Heinz y también Raito le contaba sobre lo que había pasado con Cordelia y como se había sentido él al respecto. A pesar de que al principio Raito se había sentido avergonzado por contarle a Hikari todo lo que había pasado pero, la verdad era que necesitaba desahogarse con alguien y Hikari al notar que su hijo se sentía turbado le dijo que podía confiar en ella y contarle lo que sea, que ella era su madre y los escucharía sin juzgarlo. Y así lo hizo, escuchó a Raito atentamente hasta que él terminó de contarle todo. Raito esperaba que tal vez su madre se sintiera decepcionada de él pero Hikari lo abrazo, le dio un beso en la frente y le dijo que nada de eso había sido culpa suya, que había sido Cordelia la que lo había utilizado, que sin importar lo que haya hecho en el pasado, ella lo seguiría amando por que ella era su madre y nunca dejaría de serlo. Raito se permitió hacer algo que no se había permitido antes y lloró; lloró en el hombro de su madre mientras ella lo abrazaba con fuerza y le decía que ya todo había pasado, que ya todo estaba bien, que ya por fin estaba con ella.Con Ayato, salía a caminar todas las mañanas. A veces al lago de un parque cercano, otras iban a comer takoyakis y Ayato siempre le alardeaba a las personas que se encontraban, lo fabulosa que era la mamá de Ore-sama. Aunque, un par de veces Hikari le había llamado la atención a Ayato porque este se había puesto a discutir con niños acerca de quien tenía la mejor mamá, aunque en ambas ocasiones, Hikari le había hablado de manera suave y con cariño a Ayato a pesar de ser firme.
Hikari iba siempre a tomar el té con Reiji a su laboratorio, mientras Reiji trabajaba en sus experimentos, ella hacia el té y cuando estaba listo, Reiji se tomaba un descanso de sus experimentos para tomar el té con su madre mientras le contaba en lo que estaba trabajando. Hikari escuchaba atentamente a su hijo mientras este le hablaba sobre sus experimentos. También Hikari le hacía preguntas sobre ellos y como iban. A Reiji lo hacía muy feliz el hecho de que su madre se interesaba por las cosas que él hacia y que él le contaba, que le dedicara atención y tiempo solo para él, aunque también tenía que reconocer que últimamente le agradaba el tiempo en que su madre convivía con los 10 juntos, ya sea a la hora de la comida o cuando todos (incluidos su tío Ryouta y los abuelos) comían por la tarde los postres que hacían Kanato, Azusa y su madre.
También, Hikari ayudaba a Kou a practicar antes de dar uno de sus conciertos.
Ruki leía con Hikari en la sala y compartía con ella opiniones sobre los libros que leían mientras Shu dormía con la cabeza apoyada sobre las piernas de su madre. Lo tranquilizaba escuchar su voz, aun si ella hablaba sobre libros con Ruki.
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Nuestra madre. (Diabolik Lovers)
Fiksi Penggemar¿Qué pasaría si los hermanos Sakamaki descubrieran que les han mentido durante toda su vida? Las mujeres que creían que eran sus madres, en realidad no eran nada suyo y descubrirán la verdad muy pronto. ¿Cuál será su reacción al saber quién es su ve...