Shot 10

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   Las cortinas de satín dejan pasar los cálidos rayos del sol, dando a descubrir a un Laito adormilado totalmente desnudo con señales de haber sido mordido en la división de piel entre su cuello y hombro con rasguños en su espalda. Al alcanzar sus párpados, se abrieron con pereza y dolor de cabeza debido a su leve resaca, observando que el otro lado de la cama estaba destendido. Bufó con satisfacción cuando revocaron a su mente como si un destello de una cámara encandilase sus verdosos iris, plasmando el recuerdo de la noche anterior.

ლ◉Flasback◉ლ

-¡Aagh~! ¡Más, Laito, dame más! -gritaba a todo pulmón el idol bajo las briosas embestidas que le proporcionaba con rudeza seguido de gemidos agudos.
Laito gozaba verle así, con los ojos llorosos y facciones libidinosas que sólo lo provocaban a darle más y más. Aún no se detendría cuando simplemente sentía un poco de cansancio, pues debía mantener al rubio gimiendo para él. Lo veía como una necesidad interna, una obligación, la cual debía acatar para sentirse satisfecho. Además, no estaba haciendo nada malo ni con sus deseos ni en contra del consentimiento o merced de su compañero, al contrario. De todos los presentes, eliminando a sus hermanos claro está (debido a que no se atrevería a volver a cometer el incesto), tenía un abanico de opciones. Si estaba allí, haciéndole el amor cada vez más fuerte y con más súplica era por su propia mano.

-¡K-Kou....E-Estoy a punto de...!

-¡Rápido, hazlo dentro! ¡No te atrevas a salir ahora!

Obedeciendo a sus demandas, tomó los brazos del rubio llevándolos hacia detrás y arrastrándolo con él, de forma que quedasen ambos sostenidos de sus muslos y a Kou medianamente esposado de brazos con una mano de Laito y la otra sosteniendo su pecho para que no se fuera hacia delante. Una vez equilibrado, usó sus brazos para empujarle hacia él y comenzó un vaivén infernal. Se lo estaba metiendo con todas sus fuerzas y el ojo derecho del rubio cambió de color. Ambos gemían fuertemente, deleitándose con los roces y expresiones del otro. Kou sostuvo a Laito de su nuca y lo condujo a su rostro para compartir un beso húmedo. Estuvieron centrándose en el beso en vez de darle protagonismo a las penetraciones. Envolvían sus belfos en los labios del otro, sus lenguas jugueteaban chocándose mutuamente y de vez en cuando hacía contacto visual para no dejarlo todo al romanticismo, pues según él no era lo que buscaba esa noche. Sólo estaba teniendo sexo.
Al separarse, Kou acarició su mejilla, y por algún extraño motivo hizo enojar a Laito. Se dejó caer en la cama con el idol incluido y retomó las embestidas con mucha más fuerza sin dejar que se adaptase al nuevo ritmo, pero sus gemidos y súplicas no cesaron y, sosteniéndose a las sábanas como si su vida pendiese de ello, llegaron al orgasmo juntos.

ლ◉Fin del Flasback◉ლ

Sonrió de lado mientras salía de la cama y se vestía, pues sería mejor que estuviese vestido para cuando Reiji fuese a despertarlo que no verlo desnudo y que pasasen dos cosas: una, que lo regañase por no estar listo; y dos por desobedecer la orden de anoche. Salió de su alcoba con destino a la de Ayato para asegurarse que no se había quedado dormido y perdiese el único testigo que podía tener de lo sucedido.

(...)

-¿Anoche estábais follando o estábais matando a un cerdo? ¡Los gemidos de ustedes dos no me dejaron dormir anoche! ¡Sabía que Kou tenía voz afeminada, pero esto es el colmo!

-Shhh, baja la voz. Ya basta con que tú lo sepas. No necesito a más testigos.

-En serio, Laito. Te pasaste.

-¿Lo dices porque posiblemente le deje las caderas adoloridas por todo el día o porque no pudimos terminar ayer?

En ese preciso momento, la cabeza de Laito fue adornada por un chichón.

-No me arrepiento de nada.

-¡Cállate! ¡A mí también me duele un poco! Primera y última vez que lo hago con un hombre.

-Aw~ mi hermanito es un débil. No pudo ni tener un--.

-¡Que te calles!

-Vale. No te pongas histérico.

-Quien se pondrá histérico con todo esto va a ser Reiji. Si hicieron tanto ruido pudo haber llegado a su habitación y sabes bien que él es sólo sordo cuando le viene en gana.

-Despreocúpate, Ayato-kun. No va a pasar nada.

-No sé por qué me da a que sí.

Ignorando las creencias de su hermano menor bajó hasta la sala de espera donde todos sus hermanos pero Reiji tenía cara de pocos amigos, Kanato le susurraba cosas inentendibles a Teddy , Shu estaba recostado pero un poco más inquieto de lo usual y Subaru ya había dejado su marca en una de las tantas paredes de la mansión.

-¿Se puede saber por qué todos andan mirándonos con ganas de cortarnos el cuello?

-Eso lo explicarán ustedes mismos cuando me digan qué sucedió ahí dentro.

Un escalofrío recorrió la espalda de ambos cuando vieron a su hermano mayor abrir la puerta del famoso almacén, y dentro varias manchas blanquecinas. ¿Cómo carajos se les pudo olvidar limpiar allí?

-Fue Ayato quien lo propuso.

-¡Traidor!

-Yo ni siquiera entré allí. -excusó el menor.- Los demás sí lo hicieron.

-¡Hijo de Christa! ¡¿Por qué nos delatas!?

-¿No es obvio? Para terminar un poco mejor que ustedes, babosas hormonadas.

-Cállense... estoy cansado.

-Pero si tú también... -terminó en un hilo de voz mientras era atravesado por los ojos de Reiji.

-Más vale que lo expliquen sin inventar nada.

Ambos hermanos se tensaron y el sudor recorría sus frentes a pesar de no tener temperatura.

El resultado fue de un largo castigo para los dos involucrados y en cuanto a Shu y Subaru, pues les tocó limpiar toda la suciedad que habían dejado en el almacén.

Y todo por un maldito juego de copas. ¿Quién lo diría?

                         FIN

COCHLEARIUM de peccatis exigenbius Donde viven las historias. Descúbrelo ahora